La fiebre por cultivar aguacate, fruto originario de Mesoamérica, al costo que sea solo encuentra explicación en su demanda. Estados Unidos compra miles de toneladas y el guacamole es la botana predilecta para ver el Super Bowl. Michoacán, cuna de este cultivo, es un territorio asediado por la violencia, donde los campesinos y pequeños productores se enfrentan a un monocultivo intenso, sequías frecuentes y la sobreexplotación de los recursos naturales. Hoy las ganancias del “oro verde” se antojan millonarias.