Percibald García: un cuentacuentos al rescate de los niños de Tlatelolco

Percibald García: un cuentacuentos al rescate de los niños de Tlatelolco

Percibald Gacía recorre todos los días las plazas y pasillos de Tlatelolco arrastrando una bocina para leerle cuentos a los niños, que cansados de la cuarentena, lo esperan con ansias asomados por las ventanas de sus departamentos.

Tiempo de lectura: 3 minutos

Para que cada tarde se convirtiera en fiesta infantil en lo alto de los edificios de Tlatelolco, tuvo que desatarse una pandemia que redujera de golpe el campo de juego de niñas y niños a los rincones de sus departamentos. 

La pandemia del Sars-Cov-2 que desde diciembre ha paralizado con su sombra el alboroto desbordante de millones de infantes alrededor del mundo, en marzo empezaba a entumir de a poco la diversión ansiosa de los más pequeños en México.

Entonces, el sueño guajiro de todo niño de convencer a los padres de no llevarlos al colegio, encontró su certeza en las escuelas vacías, pero aquello, que quizás al principio se percibió como una victoria alcanzada, se acompañó también de órdenes casi condenatorias: no más visitas a la heladería y no más salidas al parque.

Luego de dos meses de confinamiento, algo ocurrió en los hogares de Tlatelolco, en la Ciudad de México. Una voz estrafalaria detrás de un micrófono se fue volviendo familiar mientras entraba por las ventanas de estos enormes edificios, para dirigirse a los más pequeños en casa. Era la voz de Percibald García, quien cada tarde llega hasta las plazas y pasillos de Tlatelolco para narrar historias a niñas y niños que detienen lo que están haciendo para escucharlo desde sus ventanas. Sus palabras fluyen amplificadas por una bocina y se abren paso entre los edificios. 

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