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Con una agenda política y cultural distinta, un grupo diverso de lesbianas, pansexuales, asexuales, mujeres bisexuales, mujeres trans, hombres trans, personas no binarias y cuir sale a las calles del centro de la Ciudad de México para reivindicar sus vidas y experiencias.
“Reivindicar una palabra que nos ha azotado: ¡lenchas!”. Así es como la Marcha Lencha entra al escenario en el mes del orgullo LGBTTTIQ+. Su objetivo es visibilizar que las “lenchas” no han encontrado representación en la Marcha del Orgullo ni en las marchas feministas. No es un enfrentamiento, no es una separación. Quieren mostrar que hay otras identidades, con su propia agenda, dentro de la diversidad sexual. “El concepto de lenchitudes es difuso y fluido porque el estigma que vivimos se manifiesta de distintas maneras en distintos contextos. Somos muy diversas. Podemos ser femeninas, andróginas o machorras; podemos estar o no estar en una relación con una mujer; pero sabemos que nuestra existencia, nuestra manera de ser, nuestros deseos, nuestros afectos y nuestra sexualidad son incómodos para el cis-hetero-patriarcado y por ello queremos reivindicar las lenchitudes”, difundió el colectivo Marcha Lencha a través de sus redes sociales. En 2019 un pequeño grupo de lenchas se propuso organizar una marcha alternativa a la tradicional Marcha del Orgullo, que se hace cada año en junio. “Si bien comenzó desde la revuelta en Stonewall, hoy en día se ha vuelto más como un desfile de marcas y se ha perdido mucho. Las personas que figuran en la marcha, por lo regular, son hombres gays, blancos, de clase media, sin discapacidad. No nos sentimos representadas ni que reivindiquen nuestras necesidades, nuestros obstáculos”, explicó Sofía Poiré, impulsora de la Marcha Lencha.
A inicios de 2020 la idea se concretó y en mayo de 2021 la convocatoria vio la luz. “Nos juntamos para convocar a un grupo de lenchas, activistas de la Ciudad de México, que compartían nuestros valores anticapitalistas, feministas y también trans, porque hay una corriente antitrans en el movimiento. Hay una marcha lésbica que se realiza desde hace años en marzo, pero es transfóbica y no nos sentíamos representadas tampoco por ese tipo de espacios”, indicó Sofía Poiré. Debido a que sus valores son anticapitalistas, en su marcha no figura ninguna empresa, logotipo o marca. Las apoya La Cañita, un negocio dirigido por una lencha, Ali “Gua Gua”, un destino de la marcha. También se adhieren al feminismo interseccional, es decir, son conscientes de los sistemas de opresión, discriminación y racismo que se entrecruzan y refuerzan. Por lo tanto, procuran que haya una traducción del español a otras lenguas indígenas durante sus pronunciamientos políticos. La agenda de esta marcha es muy amplia, y eso justifica su lucha por la visibilidad: exigen el reconocimiento pleno de las lesbomaternidades y de las familias diversas, la educación sexual para infancias y juventudes lenchas, el acceso a la salud integral –en específico, a la salud mental y sexual–, el trabajo digno, el espacio público libre de violencia y la eliminación de los Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual y la Identidad de Género (ECOSIG), conocidos como terapias de reconversión. Para comprender las lenchitudes, Renee Goust, cantautora y miembro del comité de Marcha Lencha, explica: “Somos una gama amplia de identidades y queremos hacer el esfuerzo de unirnos a través de una marcha transincluyente, no binaria, con lesbianas y pansexuales”. Para hacerlo, establecieron que las lenchitudes se refieren a todas las personas a quienes les afecta el estigma de la palabra “lencha”, no sólo lesbianas, sino también mujeres bisexuales, mujeres trans, no binarias, pansexuales, asexuales, cuir y hombres trans a los que la sociedad percibe como mujeres. La palabra involucra también cómo se expresan. “Hay lenchitudes como yo, que nos gusta tener el cabello corto, que nos gusta usar ropa que compramos en la sección de hombres, y hay otras que son muy femeninas”, dice Renee Goust. El concepto incluso se extiende a cómo se viven las lenchitudes de manera pública. “En los movimientos feministas no hay tanta lesbofobia, aunque puede haber transfobia, pero no necesariamente están nuestros intereses representados”, dice Sofía Poiré. “Sabemos que mucha de la violencia contra la cual protestamos desde el movimiento feminista tiene que ver con la que ejercen los hombres que son parejas o exparejas de las mujeres, eso tiene que ver un poco más con la heterosexualidad, pero también afecta a las mujeres con otra identidad u orientación sexual”. Sobre la violencia contra las lenchas, agrega: “Esta violencia puede aparecer incluso por parte de nuestras madres, abuelas o tías, y no solo por parte de los hombres”. No sentirse parte de las marchas feministas o de la Marcha del Orgullo LGBTTTIQ+ le ha traído a la Marcha Lencha algunos rechazos, aunque su objetivo no sea separarse o dividirse. “Tan solo por el hecho de que somos un espacio asociado al lesbianismo pero transincluyente... eso ya genera mucho enojo en cierto sector; eso nos ha traído ciertos ataques desde que nos conformamos en línea”, dice Sofía Poiré, quien también reconoce que existe un rechazo a la bisexualidad. “Hicimos un evento acerca de la bifobia en lesbianas, únicamente para lesbianas que queríamos trabajar en nuestra bifobia, porque comúnmente sucede que en la comunidad lésbica nos da miedo relacionarnos con mujeres bisexuales pues tememos que nos dejen por un hombre”. Sobre el descontento de algunos en el sector gay, Sofía Poiré explica que éste tiene que ver con el sexismo, pues los hombres –gays o heterosexuales– dominan los espacios aunque éstos sean mixtos, lo que genera la necesidad de tener un espacio propio. “No queremos que sea clasemediero, sin discapacidad, blanco, musculoso, hombres, héteros...”, dice Sofía riendo y continúa: “Creo que las mujeres trans están muy conscientes de que la violencia de género se cruza entre la misoginia y la transfobia, y llevan una lucha dentro de la comunidad por la reivindicación y el reconocimiento de los transfeminicidios”. Esto no quiere decir que las lenchas desalienten a las personas de asistir a la marcha LGBTTTIQ+ el próximo 25 de junio. “Es importante que podamos asistir a todos los espacios que se nos antoje, y en ese sentido la Marcha Lencha es un espacio adicional, alternativo, y si las personas se sienten representadas por él, pues son bienvenidas”. La marcha inició al mediodía del sábado 19 de junio. Partió de la Glorieta de los Insurgentes a La Cañita, en la colonia Doctores, ubicada junto al Registro Civil, donde habrá música, poesía, voguing y más actividades culturales. Se recordará a las víctimas de lesbofemincidios como Marbella Ibarra, asesinada en 2018; Nancy Guadalupe, asesinada en 2019; y a Jessica Patricia González Tovar, asesinada en 2016, cuando iba acompañada por su pareja, Fátima. El primer contingente está integrado por personas lenchas con condiciones de movilidad reducidas, quienes marcarán el ritmo de la marcha para que no se queden atrás. Además, las personas que tomen la palabra no serán, en su mayoría, blancas de clase media o del centro de la Ciudad de México. La Marcha Lencha desea llegar a otros estados de la República mexicana en un futuro.
Con una agenda política y cultural distinta, un grupo diverso de lesbianas, pansexuales, asexuales, mujeres bisexuales, mujeres trans, hombres trans, personas no binarias y cuir sale a las calles del centro de la Ciudad de México para reivindicar sus vidas y experiencias.
“Reivindicar una palabra que nos ha azotado: ¡lenchas!”. Así es como la Marcha Lencha entra al escenario en el mes del orgullo LGBTTTIQ+. Su objetivo es visibilizar que las “lenchas” no han encontrado representación en la Marcha del Orgullo ni en las marchas feministas. No es un enfrentamiento, no es una separación. Quieren mostrar que hay otras identidades, con su propia agenda, dentro de la diversidad sexual. “El concepto de lenchitudes es difuso y fluido porque el estigma que vivimos se manifiesta de distintas maneras en distintos contextos. Somos muy diversas. Podemos ser femeninas, andróginas o machorras; podemos estar o no estar en una relación con una mujer; pero sabemos que nuestra existencia, nuestra manera de ser, nuestros deseos, nuestros afectos y nuestra sexualidad son incómodos para el cis-hetero-patriarcado y por ello queremos reivindicar las lenchitudes”, difundió el colectivo Marcha Lencha a través de sus redes sociales. En 2019 un pequeño grupo de lenchas se propuso organizar una marcha alternativa a la tradicional Marcha del Orgullo, que se hace cada año en junio. “Si bien comenzó desde la revuelta en Stonewall, hoy en día se ha vuelto más como un desfile de marcas y se ha perdido mucho. Las personas que figuran en la marcha, por lo regular, son hombres gays, blancos, de clase media, sin discapacidad. No nos sentimos representadas ni que reivindiquen nuestras necesidades, nuestros obstáculos”, explicó Sofía Poiré, impulsora de la Marcha Lencha.
A inicios de 2020 la idea se concretó y en mayo de 2021 la convocatoria vio la luz. “Nos juntamos para convocar a un grupo de lenchas, activistas de la Ciudad de México, que compartían nuestros valores anticapitalistas, feministas y también trans, porque hay una corriente antitrans en el movimiento. Hay una marcha lésbica que se realiza desde hace años en marzo, pero es transfóbica y no nos sentíamos representadas tampoco por ese tipo de espacios”, indicó Sofía Poiré. Debido a que sus valores son anticapitalistas, en su marcha no figura ninguna empresa, logotipo o marca. Las apoya La Cañita, un negocio dirigido por una lencha, Ali “Gua Gua”, un destino de la marcha. También se adhieren al feminismo interseccional, es decir, son conscientes de los sistemas de opresión, discriminación y racismo que se entrecruzan y refuerzan. Por lo tanto, procuran que haya una traducción del español a otras lenguas indígenas durante sus pronunciamientos políticos. La agenda de esta marcha es muy amplia, y eso justifica su lucha por la visibilidad: exigen el reconocimiento pleno de las lesbomaternidades y de las familias diversas, la educación sexual para infancias y juventudes lenchas, el acceso a la salud integral –en específico, a la salud mental y sexual–, el trabajo digno, el espacio público libre de violencia y la eliminación de los Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual y la Identidad de Género (ECOSIG), conocidos como terapias de reconversión. Para comprender las lenchitudes, Renee Goust, cantautora y miembro del comité de Marcha Lencha, explica: “Somos una gama amplia de identidades y queremos hacer el esfuerzo de unirnos a través de una marcha transincluyente, no binaria, con lesbianas y pansexuales”. Para hacerlo, establecieron que las lenchitudes se refieren a todas las personas a quienes les afecta el estigma de la palabra “lencha”, no sólo lesbianas, sino también mujeres bisexuales, mujeres trans, no binarias, pansexuales, asexuales, cuir y hombres trans a los que la sociedad percibe como mujeres. La palabra involucra también cómo se expresan. “Hay lenchitudes como yo, que nos gusta tener el cabello corto, que nos gusta usar ropa que compramos en la sección de hombres, y hay otras que son muy femeninas”, dice Renee Goust. El concepto incluso se extiende a cómo se viven las lenchitudes de manera pública. “En los movimientos feministas no hay tanta lesbofobia, aunque puede haber transfobia, pero no necesariamente están nuestros intereses representados”, dice Sofía Poiré. “Sabemos que mucha de la violencia contra la cual protestamos desde el movimiento feminista tiene que ver con la que ejercen los hombres que son parejas o exparejas de las mujeres, eso tiene que ver un poco más con la heterosexualidad, pero también afecta a las mujeres con otra identidad u orientación sexual”. Sobre la violencia contra las lenchas, agrega: “Esta violencia puede aparecer incluso por parte de nuestras madres, abuelas o tías, y no solo por parte de los hombres”. No sentirse parte de las marchas feministas o de la Marcha del Orgullo LGBTTTIQ+ le ha traído a la Marcha Lencha algunos rechazos, aunque su objetivo no sea separarse o dividirse. “Tan solo por el hecho de que somos un espacio asociado al lesbianismo pero transincluyente... eso ya genera mucho enojo en cierto sector; eso nos ha traído ciertos ataques desde que nos conformamos en línea”, dice Sofía Poiré, quien también reconoce que existe un rechazo a la bisexualidad. “Hicimos un evento acerca de la bifobia en lesbianas, únicamente para lesbianas que queríamos trabajar en nuestra bifobia, porque comúnmente sucede que en la comunidad lésbica nos da miedo relacionarnos con mujeres bisexuales pues tememos que nos dejen por un hombre”. Sobre el descontento de algunos en el sector gay, Sofía Poiré explica que éste tiene que ver con el sexismo, pues los hombres –gays o heterosexuales– dominan los espacios aunque éstos sean mixtos, lo que genera la necesidad de tener un espacio propio. “No queremos que sea clasemediero, sin discapacidad, blanco, musculoso, hombres, héteros...”, dice Sofía riendo y continúa: “Creo que las mujeres trans están muy conscientes de que la violencia de género se cruza entre la misoginia y la transfobia, y llevan una lucha dentro de la comunidad por la reivindicación y el reconocimiento de los transfeminicidios”. Esto no quiere decir que las lenchas desalienten a las personas de asistir a la marcha LGBTTTIQ+ el próximo 25 de junio. “Es importante que podamos asistir a todos los espacios que se nos antoje, y en ese sentido la Marcha Lencha es un espacio adicional, alternativo, y si las personas se sienten representadas por él, pues son bienvenidas”. La marcha inició al mediodía del sábado 19 de junio. Partió de la Glorieta de los Insurgentes a La Cañita, en la colonia Doctores, ubicada junto al Registro Civil, donde habrá música, poesía, voguing y más actividades culturales. Se recordará a las víctimas de lesbofemincidios como Marbella Ibarra, asesinada en 2018; Nancy Guadalupe, asesinada en 2019; y a Jessica Patricia González Tovar, asesinada en 2016, cuando iba acompañada por su pareja, Fátima. El primer contingente está integrado por personas lenchas con condiciones de movilidad reducidas, quienes marcarán el ritmo de la marcha para que no se queden atrás. Además, las personas que tomen la palabra no serán, en su mayoría, blancas de clase media o del centro de la Ciudad de México. La Marcha Lencha desea llegar a otros estados de la República mexicana en un futuro.
Con una agenda política y cultural distinta, un grupo diverso de lesbianas, pansexuales, asexuales, mujeres bisexuales, mujeres trans, hombres trans, personas no binarias y cuir sale a las calles del centro de la Ciudad de México para reivindicar sus vidas y experiencias.
“Reivindicar una palabra que nos ha azotado: ¡lenchas!”. Así es como la Marcha Lencha entra al escenario en el mes del orgullo LGBTTTIQ+. Su objetivo es visibilizar que las “lenchas” no han encontrado representación en la Marcha del Orgullo ni en las marchas feministas. No es un enfrentamiento, no es una separación. Quieren mostrar que hay otras identidades, con su propia agenda, dentro de la diversidad sexual. “El concepto de lenchitudes es difuso y fluido porque el estigma que vivimos se manifiesta de distintas maneras en distintos contextos. Somos muy diversas. Podemos ser femeninas, andróginas o machorras; podemos estar o no estar en una relación con una mujer; pero sabemos que nuestra existencia, nuestra manera de ser, nuestros deseos, nuestros afectos y nuestra sexualidad son incómodos para el cis-hetero-patriarcado y por ello queremos reivindicar las lenchitudes”, difundió el colectivo Marcha Lencha a través de sus redes sociales. En 2019 un pequeño grupo de lenchas se propuso organizar una marcha alternativa a la tradicional Marcha del Orgullo, que se hace cada año en junio. “Si bien comenzó desde la revuelta en Stonewall, hoy en día se ha vuelto más como un desfile de marcas y se ha perdido mucho. Las personas que figuran en la marcha, por lo regular, son hombres gays, blancos, de clase media, sin discapacidad. No nos sentimos representadas ni que reivindiquen nuestras necesidades, nuestros obstáculos”, explicó Sofía Poiré, impulsora de la Marcha Lencha.
A inicios de 2020 la idea se concretó y en mayo de 2021 la convocatoria vio la luz. “Nos juntamos para convocar a un grupo de lenchas, activistas de la Ciudad de México, que compartían nuestros valores anticapitalistas, feministas y también trans, porque hay una corriente antitrans en el movimiento. Hay una marcha lésbica que se realiza desde hace años en marzo, pero es transfóbica y no nos sentíamos representadas tampoco por ese tipo de espacios”, indicó Sofía Poiré. Debido a que sus valores son anticapitalistas, en su marcha no figura ninguna empresa, logotipo o marca. Las apoya La Cañita, un negocio dirigido por una lencha, Ali “Gua Gua”, un destino de la marcha. También se adhieren al feminismo interseccional, es decir, son conscientes de los sistemas de opresión, discriminación y racismo que se entrecruzan y refuerzan. Por lo tanto, procuran que haya una traducción del español a otras lenguas indígenas durante sus pronunciamientos políticos. La agenda de esta marcha es muy amplia, y eso justifica su lucha por la visibilidad: exigen el reconocimiento pleno de las lesbomaternidades y de las familias diversas, la educación sexual para infancias y juventudes lenchas, el acceso a la salud integral –en específico, a la salud mental y sexual–, el trabajo digno, el espacio público libre de violencia y la eliminación de los Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual y la Identidad de Género (ECOSIG), conocidos como terapias de reconversión. Para comprender las lenchitudes, Renee Goust, cantautora y miembro del comité de Marcha Lencha, explica: “Somos una gama amplia de identidades y queremos hacer el esfuerzo de unirnos a través de una marcha transincluyente, no binaria, con lesbianas y pansexuales”. Para hacerlo, establecieron que las lenchitudes se refieren a todas las personas a quienes les afecta el estigma de la palabra “lencha”, no sólo lesbianas, sino también mujeres bisexuales, mujeres trans, no binarias, pansexuales, asexuales, cuir y hombres trans a los que la sociedad percibe como mujeres. La palabra involucra también cómo se expresan. “Hay lenchitudes como yo, que nos gusta tener el cabello corto, que nos gusta usar ropa que compramos en la sección de hombres, y hay otras que son muy femeninas”, dice Renee Goust. El concepto incluso se extiende a cómo se viven las lenchitudes de manera pública. “En los movimientos feministas no hay tanta lesbofobia, aunque puede haber transfobia, pero no necesariamente están nuestros intereses representados”, dice Sofía Poiré. “Sabemos que mucha de la violencia contra la cual protestamos desde el movimiento feminista tiene que ver con la que ejercen los hombres que son parejas o exparejas de las mujeres, eso tiene que ver un poco más con la heterosexualidad, pero también afecta a las mujeres con otra identidad u orientación sexual”. Sobre la violencia contra las lenchas, agrega: “Esta violencia puede aparecer incluso por parte de nuestras madres, abuelas o tías, y no solo por parte de los hombres”. No sentirse parte de las marchas feministas o de la Marcha del Orgullo LGBTTTIQ+ le ha traído a la Marcha Lencha algunos rechazos, aunque su objetivo no sea separarse o dividirse. “Tan solo por el hecho de que somos un espacio asociado al lesbianismo pero transincluyente... eso ya genera mucho enojo en cierto sector; eso nos ha traído ciertos ataques desde que nos conformamos en línea”, dice Sofía Poiré, quien también reconoce que existe un rechazo a la bisexualidad. “Hicimos un evento acerca de la bifobia en lesbianas, únicamente para lesbianas que queríamos trabajar en nuestra bifobia, porque comúnmente sucede que en la comunidad lésbica nos da miedo relacionarnos con mujeres bisexuales pues tememos que nos dejen por un hombre”. Sobre el descontento de algunos en el sector gay, Sofía Poiré explica que éste tiene que ver con el sexismo, pues los hombres –gays o heterosexuales– dominan los espacios aunque éstos sean mixtos, lo que genera la necesidad de tener un espacio propio. “No queremos que sea clasemediero, sin discapacidad, blanco, musculoso, hombres, héteros...”, dice Sofía riendo y continúa: “Creo que las mujeres trans están muy conscientes de que la violencia de género se cruza entre la misoginia y la transfobia, y llevan una lucha dentro de la comunidad por la reivindicación y el reconocimiento de los transfeminicidios”. Esto no quiere decir que las lenchas desalienten a las personas de asistir a la marcha LGBTTTIQ+ el próximo 25 de junio. “Es importante que podamos asistir a todos los espacios que se nos antoje, y en ese sentido la Marcha Lencha es un espacio adicional, alternativo, y si las personas se sienten representadas por él, pues son bienvenidas”. La marcha inició al mediodía del sábado 19 de junio. Partió de la Glorieta de los Insurgentes a La Cañita, en la colonia Doctores, ubicada junto al Registro Civil, donde habrá música, poesía, voguing y más actividades culturales. Se recordará a las víctimas de lesbofemincidios como Marbella Ibarra, asesinada en 2018; Nancy Guadalupe, asesinada en 2019; y a Jessica Patricia González Tovar, asesinada en 2016, cuando iba acompañada por su pareja, Fátima. El primer contingente está integrado por personas lenchas con condiciones de movilidad reducidas, quienes marcarán el ritmo de la marcha para que no se queden atrás. Además, las personas que tomen la palabra no serán, en su mayoría, blancas de clase media o del centro de la Ciudad de México. La Marcha Lencha desea llegar a otros estados de la República mexicana en un futuro.
Con una agenda política y cultural distinta, un grupo diverso de lesbianas, pansexuales, asexuales, mujeres bisexuales, mujeres trans, hombres trans, personas no binarias y cuir sale a las calles del centro de la Ciudad de México para reivindicar sus vidas y experiencias.
“Reivindicar una palabra que nos ha azotado: ¡lenchas!”. Así es como la Marcha Lencha entra al escenario en el mes del orgullo LGBTTTIQ+. Su objetivo es visibilizar que las “lenchas” no han encontrado representación en la Marcha del Orgullo ni en las marchas feministas. No es un enfrentamiento, no es una separación. Quieren mostrar que hay otras identidades, con su propia agenda, dentro de la diversidad sexual. “El concepto de lenchitudes es difuso y fluido porque el estigma que vivimos se manifiesta de distintas maneras en distintos contextos. Somos muy diversas. Podemos ser femeninas, andróginas o machorras; podemos estar o no estar en una relación con una mujer; pero sabemos que nuestra existencia, nuestra manera de ser, nuestros deseos, nuestros afectos y nuestra sexualidad son incómodos para el cis-hetero-patriarcado y por ello queremos reivindicar las lenchitudes”, difundió el colectivo Marcha Lencha a través de sus redes sociales. En 2019 un pequeño grupo de lenchas se propuso organizar una marcha alternativa a la tradicional Marcha del Orgullo, que se hace cada año en junio. “Si bien comenzó desde la revuelta en Stonewall, hoy en día se ha vuelto más como un desfile de marcas y se ha perdido mucho. Las personas que figuran en la marcha, por lo regular, son hombres gays, blancos, de clase media, sin discapacidad. No nos sentimos representadas ni que reivindiquen nuestras necesidades, nuestros obstáculos”, explicó Sofía Poiré, impulsora de la Marcha Lencha.
A inicios de 2020 la idea se concretó y en mayo de 2021 la convocatoria vio la luz. “Nos juntamos para convocar a un grupo de lenchas, activistas de la Ciudad de México, que compartían nuestros valores anticapitalistas, feministas y también trans, porque hay una corriente antitrans en el movimiento. Hay una marcha lésbica que se realiza desde hace años en marzo, pero es transfóbica y no nos sentíamos representadas tampoco por ese tipo de espacios”, indicó Sofía Poiré. Debido a que sus valores son anticapitalistas, en su marcha no figura ninguna empresa, logotipo o marca. Las apoya La Cañita, un negocio dirigido por una lencha, Ali “Gua Gua”, un destino de la marcha. También se adhieren al feminismo interseccional, es decir, son conscientes de los sistemas de opresión, discriminación y racismo que se entrecruzan y refuerzan. Por lo tanto, procuran que haya una traducción del español a otras lenguas indígenas durante sus pronunciamientos políticos. La agenda de esta marcha es muy amplia, y eso justifica su lucha por la visibilidad: exigen el reconocimiento pleno de las lesbomaternidades y de las familias diversas, la educación sexual para infancias y juventudes lenchas, el acceso a la salud integral –en específico, a la salud mental y sexual–, el trabajo digno, el espacio público libre de violencia y la eliminación de los Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual y la Identidad de Género (ECOSIG), conocidos como terapias de reconversión. Para comprender las lenchitudes, Renee Goust, cantautora y miembro del comité de Marcha Lencha, explica: “Somos una gama amplia de identidades y queremos hacer el esfuerzo de unirnos a través de una marcha transincluyente, no binaria, con lesbianas y pansexuales”. Para hacerlo, establecieron que las lenchitudes se refieren a todas las personas a quienes les afecta el estigma de la palabra “lencha”, no sólo lesbianas, sino también mujeres bisexuales, mujeres trans, no binarias, pansexuales, asexuales, cuir y hombres trans a los que la sociedad percibe como mujeres. La palabra involucra también cómo se expresan. “Hay lenchitudes como yo, que nos gusta tener el cabello corto, que nos gusta usar ropa que compramos en la sección de hombres, y hay otras que son muy femeninas”, dice Renee Goust. El concepto incluso se extiende a cómo se viven las lenchitudes de manera pública. “En los movimientos feministas no hay tanta lesbofobia, aunque puede haber transfobia, pero no necesariamente están nuestros intereses representados”, dice Sofía Poiré. “Sabemos que mucha de la violencia contra la cual protestamos desde el movimiento feminista tiene que ver con la que ejercen los hombres que son parejas o exparejas de las mujeres, eso tiene que ver un poco más con la heterosexualidad, pero también afecta a las mujeres con otra identidad u orientación sexual”. Sobre la violencia contra las lenchas, agrega: “Esta violencia puede aparecer incluso por parte de nuestras madres, abuelas o tías, y no solo por parte de los hombres”. No sentirse parte de las marchas feministas o de la Marcha del Orgullo LGBTTTIQ+ le ha traído a la Marcha Lencha algunos rechazos, aunque su objetivo no sea separarse o dividirse. “Tan solo por el hecho de que somos un espacio asociado al lesbianismo pero transincluyente... eso ya genera mucho enojo en cierto sector; eso nos ha traído ciertos ataques desde que nos conformamos en línea”, dice Sofía Poiré, quien también reconoce que existe un rechazo a la bisexualidad. “Hicimos un evento acerca de la bifobia en lesbianas, únicamente para lesbianas que queríamos trabajar en nuestra bifobia, porque comúnmente sucede que en la comunidad lésbica nos da miedo relacionarnos con mujeres bisexuales pues tememos que nos dejen por un hombre”. Sobre el descontento de algunos en el sector gay, Sofía Poiré explica que éste tiene que ver con el sexismo, pues los hombres –gays o heterosexuales– dominan los espacios aunque éstos sean mixtos, lo que genera la necesidad de tener un espacio propio. “No queremos que sea clasemediero, sin discapacidad, blanco, musculoso, hombres, héteros...”, dice Sofía riendo y continúa: “Creo que las mujeres trans están muy conscientes de que la violencia de género se cruza entre la misoginia y la transfobia, y llevan una lucha dentro de la comunidad por la reivindicación y el reconocimiento de los transfeminicidios”. Esto no quiere decir que las lenchas desalienten a las personas de asistir a la marcha LGBTTTIQ+ el próximo 25 de junio. “Es importante que podamos asistir a todos los espacios que se nos antoje, y en ese sentido la Marcha Lencha es un espacio adicional, alternativo, y si las personas se sienten representadas por él, pues son bienvenidas”. La marcha inició al mediodía del sábado 19 de junio. Partió de la Glorieta de los Insurgentes a La Cañita, en la colonia Doctores, ubicada junto al Registro Civil, donde habrá música, poesía, voguing y más actividades culturales. Se recordará a las víctimas de lesbofemincidios como Marbella Ibarra, asesinada en 2018; Nancy Guadalupe, asesinada en 2019; y a Jessica Patricia González Tovar, asesinada en 2016, cuando iba acompañada por su pareja, Fátima. El primer contingente está integrado por personas lenchas con condiciones de movilidad reducidas, quienes marcarán el ritmo de la marcha para que no se queden atrás. Además, las personas que tomen la palabra no serán, en su mayoría, blancas de clase media o del centro de la Ciudad de México. La Marcha Lencha desea llegar a otros estados de la República mexicana en un futuro.
Con una agenda política y cultural distinta, un grupo diverso de lesbianas, pansexuales, asexuales, mujeres bisexuales, mujeres trans, hombres trans, personas no binarias y cuir sale a las calles del centro de la Ciudad de México para reivindicar sus vidas y experiencias.
“Reivindicar una palabra que nos ha azotado: ¡lenchas!”. Así es como la Marcha Lencha entra al escenario en el mes del orgullo LGBTTTIQ+. Su objetivo es visibilizar que las “lenchas” no han encontrado representación en la Marcha del Orgullo ni en las marchas feministas. No es un enfrentamiento, no es una separación. Quieren mostrar que hay otras identidades, con su propia agenda, dentro de la diversidad sexual. “El concepto de lenchitudes es difuso y fluido porque el estigma que vivimos se manifiesta de distintas maneras en distintos contextos. Somos muy diversas. Podemos ser femeninas, andróginas o machorras; podemos estar o no estar en una relación con una mujer; pero sabemos que nuestra existencia, nuestra manera de ser, nuestros deseos, nuestros afectos y nuestra sexualidad son incómodos para el cis-hetero-patriarcado y por ello queremos reivindicar las lenchitudes”, difundió el colectivo Marcha Lencha a través de sus redes sociales. En 2019 un pequeño grupo de lenchas se propuso organizar una marcha alternativa a la tradicional Marcha del Orgullo, que se hace cada año en junio. “Si bien comenzó desde la revuelta en Stonewall, hoy en día se ha vuelto más como un desfile de marcas y se ha perdido mucho. Las personas que figuran en la marcha, por lo regular, son hombres gays, blancos, de clase media, sin discapacidad. No nos sentimos representadas ni que reivindiquen nuestras necesidades, nuestros obstáculos”, explicó Sofía Poiré, impulsora de la Marcha Lencha.
A inicios de 2020 la idea se concretó y en mayo de 2021 la convocatoria vio la luz. “Nos juntamos para convocar a un grupo de lenchas, activistas de la Ciudad de México, que compartían nuestros valores anticapitalistas, feministas y también trans, porque hay una corriente antitrans en el movimiento. Hay una marcha lésbica que se realiza desde hace años en marzo, pero es transfóbica y no nos sentíamos representadas tampoco por ese tipo de espacios”, indicó Sofía Poiré. Debido a que sus valores son anticapitalistas, en su marcha no figura ninguna empresa, logotipo o marca. Las apoya La Cañita, un negocio dirigido por una lencha, Ali “Gua Gua”, un destino de la marcha. También se adhieren al feminismo interseccional, es decir, son conscientes de los sistemas de opresión, discriminación y racismo que se entrecruzan y refuerzan. Por lo tanto, procuran que haya una traducción del español a otras lenguas indígenas durante sus pronunciamientos políticos. La agenda de esta marcha es muy amplia, y eso justifica su lucha por la visibilidad: exigen el reconocimiento pleno de las lesbomaternidades y de las familias diversas, la educación sexual para infancias y juventudes lenchas, el acceso a la salud integral –en específico, a la salud mental y sexual–, el trabajo digno, el espacio público libre de violencia y la eliminación de los Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual y la Identidad de Género (ECOSIG), conocidos como terapias de reconversión. Para comprender las lenchitudes, Renee Goust, cantautora y miembro del comité de Marcha Lencha, explica: “Somos una gama amplia de identidades y queremos hacer el esfuerzo de unirnos a través de una marcha transincluyente, no binaria, con lesbianas y pansexuales”. Para hacerlo, establecieron que las lenchitudes se refieren a todas las personas a quienes les afecta el estigma de la palabra “lencha”, no sólo lesbianas, sino también mujeres bisexuales, mujeres trans, no binarias, pansexuales, asexuales, cuir y hombres trans a los que la sociedad percibe como mujeres. La palabra involucra también cómo se expresan. “Hay lenchitudes como yo, que nos gusta tener el cabello corto, que nos gusta usar ropa que compramos en la sección de hombres, y hay otras que son muy femeninas”, dice Renee Goust. El concepto incluso se extiende a cómo se viven las lenchitudes de manera pública. “En los movimientos feministas no hay tanta lesbofobia, aunque puede haber transfobia, pero no necesariamente están nuestros intereses representados”, dice Sofía Poiré. “Sabemos que mucha de la violencia contra la cual protestamos desde el movimiento feminista tiene que ver con la que ejercen los hombres que son parejas o exparejas de las mujeres, eso tiene que ver un poco más con la heterosexualidad, pero también afecta a las mujeres con otra identidad u orientación sexual”. Sobre la violencia contra las lenchas, agrega: “Esta violencia puede aparecer incluso por parte de nuestras madres, abuelas o tías, y no solo por parte de los hombres”. No sentirse parte de las marchas feministas o de la Marcha del Orgullo LGBTTTIQ+ le ha traído a la Marcha Lencha algunos rechazos, aunque su objetivo no sea separarse o dividirse. “Tan solo por el hecho de que somos un espacio asociado al lesbianismo pero transincluyente... eso ya genera mucho enojo en cierto sector; eso nos ha traído ciertos ataques desde que nos conformamos en línea”, dice Sofía Poiré, quien también reconoce que existe un rechazo a la bisexualidad. “Hicimos un evento acerca de la bifobia en lesbianas, únicamente para lesbianas que queríamos trabajar en nuestra bifobia, porque comúnmente sucede que en la comunidad lésbica nos da miedo relacionarnos con mujeres bisexuales pues tememos que nos dejen por un hombre”. Sobre el descontento de algunos en el sector gay, Sofía Poiré explica que éste tiene que ver con el sexismo, pues los hombres –gays o heterosexuales– dominan los espacios aunque éstos sean mixtos, lo que genera la necesidad de tener un espacio propio. “No queremos que sea clasemediero, sin discapacidad, blanco, musculoso, hombres, héteros...”, dice Sofía riendo y continúa: “Creo que las mujeres trans están muy conscientes de que la violencia de género se cruza entre la misoginia y la transfobia, y llevan una lucha dentro de la comunidad por la reivindicación y el reconocimiento de los transfeminicidios”. Esto no quiere decir que las lenchas desalienten a las personas de asistir a la marcha LGBTTTIQ+ el próximo 25 de junio. “Es importante que podamos asistir a todos los espacios que se nos antoje, y en ese sentido la Marcha Lencha es un espacio adicional, alternativo, y si las personas se sienten representadas por él, pues son bienvenidas”. La marcha inició al mediodía del sábado 19 de junio. Partió de la Glorieta de los Insurgentes a La Cañita, en la colonia Doctores, ubicada junto al Registro Civil, donde habrá música, poesía, voguing y más actividades culturales. Se recordará a las víctimas de lesbofemincidios como Marbella Ibarra, asesinada en 2018; Nancy Guadalupe, asesinada en 2019; y a Jessica Patricia González Tovar, asesinada en 2016, cuando iba acompañada por su pareja, Fátima. El primer contingente está integrado por personas lenchas con condiciones de movilidad reducidas, quienes marcarán el ritmo de la marcha para que no se queden atrás. Además, las personas que tomen la palabra no serán, en su mayoría, blancas de clase media o del centro de la Ciudad de México. La Marcha Lencha desea llegar a otros estados de la República mexicana en un futuro.
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