La devoción detrás del coleccionismo de autos - Gatopardo

Máquinas amadas

Coleccionar es una actividad particular. Para algunos es un pasatiempo, para otros, un compromiso. Pero ¿dónde comienza esta pasión? ¿En qué momento germina la semilla que nos lleva a admirar una máquina creada para trasladar personas y objetos de un lado a otro?

Tiempo de lectura: 8 minutos

Los coleccionistas, esas personas que gustan de estar rodeados de objetos que son especiales para ellos y de investigar hasta el último detalle hojeando viejos libros, y casi cualquier material impreso, acerca de su pasión, son capaces de enfrascarse en las más intensas pláticas acerca de un hecho o un objeto oscuro y casi desconocido para la mayoría.

La época actual es de bonanza para el coleccionismo; literalmente, cualquier cosa es o puede ser coleccionable y el acceso a internet permite buscar y encontrar personas afines, objetos o información hasta en los últimos y más oscuros rincones, aunque también ha permitido una avalancha de información de la que se necesita una selección cuidadosa para encontrar lo más valioso y útil de acuerdo con nuestra pasión en particular. En cuanto a automóviles, desde la aparición del primer carruaje de motor, el Benz Patent Motorwagen en el año 1886, la variedad existente es vasta, de modo que las posibilidades y opciones para enamorarse de algún modelo en específico son verdaderamente incontables.

Pero ¿dónde comienza esta pasión? ¿En qué momento germina la semilla que nos lleva a admirar una máquina creada para trasladar personas y objetos de un lado a otro? Podría haberse preguntado lo mismo acerca de los caballos cuando eran la base de la movilidad, aún así, los jinetes llegaban a generar afecto por sus caballos compañeros de trabajo. Tal como el automóvil llegó a relevar al caballo de esa pesada carga, también se convirtió en una especie de compañero de labor, que estaba ahí en las buenas y en las malas. La necesidad de aprender lo esencial acerca de cómo funcionaban los motores de combustión interna obligó a muchas personas a comprender la naturaleza de la nueva bestia; ese conocimiento no siempre era esencial para quienes debían utilizar un vehículo de motor, pero al igual que con la relación con los caballos, ayudaba a que todo fluyera un poco mejor en el día a día.

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