Esta es la historia de Nicolás Sirgado, quien pasó diez años de su vida infiltrado en la CIA para reportarle al gobierno de Fidel Castro las intenciones de su más poderoso enemigo: los Estados Unidos de América.
El régimen cubano no tiene la más mínima intención de pegarle un disparo en la sien a alguien, para luego lanzarlo a una cuneta de noche en un campo perdido. Le es innecesario. Estrangularte cívicamente y en el día a día es su estrategia: aniquilar la mente, para apoderarse del cuerpo, de los cuerpos todos, de la masa.
Es una idea que repito como un loro: que falta mucho, que nadie sabe cuánto, que hay que ser consecuente con esa idea y dejar de exigirse tanto. Una idea terrible, que me da mucho miedo, porque siento que estoy ya al límite. Pero una idea que me he propuesto asumir desde lo inevitable, algo así como uno enfrenta la muerte.
La radio, la televisión y los periódicos del régimen cubano comenzaron una campaña de difamación contra el Movimiento San Isidro, los protestantes del 27 de noviembre y la prensa independiente, cuyas plumas seguían siendo desconocidas en la isla, hasta hace poco.
Estaban demasiado lejos para haber remado tan poco, La Habana les pareció una ciudad construida con piezas de Lego. Minutos después, olas furiosas comenzaron a subirlos a sus crestas y a dejarlos caer.
Uno podría pensar que en Cuba de Celia Cruz ya no queda nada. Que el tiempo borró sus huellas tras su partida en 1960. Pero no, Cuba es experta en guardar reliquias, en esconder entre sus entrañas la más inesperada de las historias, el testimonio perdido.
Es desesperante no encontrar un escudo para que a tu gente querida no le hagan daño por el sencillo hecho de que tú te dedicas a contar historias, realidades. Es difícil asumirlo, procesarlo.
“No estoy de acuerdo con lo que dijo Ernesto Guevara: ‘Hace falta gente que trabaje más y critique menos’. La crítica es una herramienta de construcción y en Cuba lo único que puede expresar un artista es hambre, miedo, desesperación”.
Tragarse un tornillo, una arandela, una cuchilla, cortarse las venas o fingir un intento suicidio, son algunas de las alternativas a las que se aferran los reclutas para evadir los 14 meses o los 2 años de servicio militar.
Que una mujer embarazada se alimente como es debido, es hoy todo un reto en Cuba. Aún teniendo con qué pagarla, en las tiendas simplemente no hay comida. La escasez es tal que los cubanos reconocen aterrados la posible llegada de un segundo Periodo Especial.
“Mami, escucha bien lo que te voy a decir. No me puedes parar, no intentes convencerme. Es una decisión que ya está tomada. Te estoy llamando para informarte que me voy del país ya, de inmediato, porque no aguanto una mierda más, me voy a tirar al mar y llegaré como sea, a donde sea”.
“Cómo le explico a sus 84 años que el universo en el que ella cree es una farsa. Cómo le digo que la Cuba que el periódico Granma le cuenta, no es el país donde ella vive, sino el reino de entelequias”.
“Los que como yo no tienen ni refrigerador, los de los campos, los de la Cuba profunda, nos vamos a extinguir”.
Tomás Mora Fabré es un músico de 80 años que analiza la historia de la isla desde la puerta de su casa, donde toca canciones de todos los géneros para los turistas que intentan entender La Habana.
“El 2020 va a ser igual al 2019 o al año 2000, porque Cuba está parada en el tiempo”.
Es la capital de un país que considera ilegales a los cubanos sin carnet de residencia local.
Al parecer, en el gobierno están temiendo una nueva revolución, una revolución virtual.
Desde el Malecón llega la historia de otra protesta que no sucedió en La Habana.
Desde el Malecón llega una historia de saltos temporales e ideológicos.
Desde el malecón: la sovietización del deporte cubano y el periodismo que lo rodea
El gobierno cubano reprimió una inédita marcha por los derechos de la comunidad LGBTI.
Desde el Malecón llega un resumen de los primeros 365 días del gobierno actual en Cuba.
Un reporte de Abraham Jiménez Enoa desde la isla donde no hay noticias.
Una historia cubana donde el lento transcurrir del tiempo permite llevar vidas simultáneas.
El periodista Abraham Jiménez Enoa escribe desde La Habana sobre el día en que se desencantó por completo de la revolución cubana.
¿A qué se puede aspirar en un país donde las alcantarillas ni siquiera tragan?
Recuento de la madrugada en que un periodista cubano descubrió que Fidel Castro había muerto.