Fauna: una matrioshka cinéfila de Nicolás Pereda
Este es el más reciente largometraje del director mexicano Nicolás Pereda, una mirada al narcotráfico a través de la comedia. Luego de su paso exitoso por festivales de cine como Toronto y Morelia llega a las salas de cine mexicanas.
Hasta cierto punto es fútil buscarle significados al cine de Nicolás Pereda. Para cuando Juntos (2009), su segundo largometraje, se declara el relato minimalista de un departamento tan descompuesto como la pareja que lo habita, un viaje al campo abandona esa trama y nos lleva a un bosque donde el follaje se va convirtiendo en selva. Por decirlo de algún modo, Pereda corta con una pronunciada vuelta el camino recto que íbamos transitando. Su actitud, sin embargo, no insinúa egoísmo o malicia sino una devoción por la película que pretende hacerla inmortal: el cine es un fruto que, mientras sea indescifrable, no se acaba de exprimir. Si seguimos preguntándonos qué pasó al final de Juntos, la mantendremos viva.
Con Fauna (2020), el más reciente estreno del director mexicano, sucede lo mismo, y por ello es difícil captar propósitos pero al menos se pueden describir los patrones que trazan una fricción, o más bien una dialéctica, entre lo interior y lo exterior: Fauna interactúa con otras películas que la invaden desde fuera, y en las entrañas de una trama, o más bien dos, se esconde otra más. También se diluyen las fronteras entre la realidad y lo ficticio, hasta el punto en que ignoramos si frente a nosotros hay actores interpretando a personajes que representan a otros, como en una matrioshka, o si Fauna es una colección de ensayos actorales integrada en forma de narrativa.
A pesar de todo, en el comienzo sí hay claridad: Paco (Francisco Barreiro) es un actor que acaba de hacer el papel de Francisco Arellano Félix en la serie Narcos: México (2018-2021). Su biografía, hasta ahí, es idéntica a la de Barreiro, pero se desvía cuando Paco se dirige junto con su novia, Luisa (Luisa Pardo), a un pueblo donde conocerá a sus suegros y a su cuñado, Gabino (Lázaro Gabino Rodríguez). En la primera media hora, Nicolás Pereda levanta una divertida comedia con elementos de enredo donde, sin saberlo, Paco conoce a su suegro, José (José Rodríguez López), que lo estafa, y más tarde lo obliga, junto con Gabino, a entretenerlos actuando una de sus escenas en la serie aunque su personaje no tiene diálogos. Para apaciguar a su público, Paco termina imitando a Diego Luna en el papel de Miguel Ángel Félix Gallardo. Mientras tanto, en la casa Luisa le pide a su madre, Teresa (Teresa Sánchez), que ensaye un papel con ella, y eso es todo lo que abarca la primera trama de Fauna.
En esos momentos, donde los personajes actúan, Nicolás Pereda abarca las nociones de intertextualidad pero sin buscar un significado concreto. El monólogo de Félix Gallardo en Narcos: México se introduce en la película como un forastero y desplaza la trama, como lo harán también fragmentos de Sonata de otoño (1978), de Ingmar Bergman, y de Maridos (1970), de John Cassavetes, que recitará después Luisa. ¿Cuál es el propósito de estas intrusiones? Quizá manifiesten un imaginario cinéfilo en momentos inescrutables de posesión. Quizá tengan un propósito más político al subvertir, en el caso de Narcos: México, la representación típica de la guerra contra las drogas. La actuación de Paco como Félix Gallardo es un momento risible donde se nota la exageración melodramática de la serie pero ningún otro elemento de Fauna alude a este tema. Lo que sí recurre es la idea de la actuación cuando Luisa y Teresa ensayan el monólogo de Bergman sobre la rivalidad entre madres e hijas, que interpretan de maneras distintas, competitivas. Quizá Nicolás Pereda sólo esté aprovechando estos instantes para llamar la atención a su elenco y homenajearlo, como parece hacerlo en casi todas sus películas, ya que los personajes son una extensión de sus intérpretes.
Pasa algo similar con las digresiones ya típicas del director. Si Los mejores temas (2012) representa dos tomas de una película que vuelve a empezar a la mitad con un actor distinto, en Fauna el director se distrae cuando Luisa encuentra a Gabino leyendo una novela y le pide que se la cuente. Un elemento interior de la trama nos lleva fuera de sí, hacia otro universo donde los personajes del libro son interpretados por los mismos actores, y así Pereda explora el acto de narrar como en Juntos: la linealidad, el significado, son una farsa de la ficción clásica, que decía imitar nuestro mundo, porque la realidad es impredecible y extraña; evadir las convenciones preserva la naturaleza misteriosa de la vida, y además produce un contracine, es decir, unas imágenes que destruyan todo lugar común.
En ese sentido, Nicolás Pereda continúa los proyectos del cineasta francés Jean Eustache, que hizo antes una película en dos tomas llamada Une sale histoire (1977), y del taiwanés Tsai Ming-liang, otro explorador del tiempo, los espacios y la frontera ilusoria entre actor y personaje. Desde la cinefilia, una mirada al exterior, Pereda crea una obra tan íntima que se repite, pero no en un intento de complacencia nostálgica, como el cine industrial contemporáneo; más bien parece recomponerse y dialogar consigo misma de maneras sutiles y hasta humorísticas, como en las agresiones de José a Paco, que le dan a Rodríguez López una merecida venganza por las humillaciones que, en Los mejores temas, recibió su personaje del de Francisco Barreiro.
La dialéctica exterior-interior de Fauna llega a su síntesis en formas tan sutiles que se pierden. En la primera trama de la película los personajes comen en un restaurante llamado Oasis, donde trabaja una mesera cuyo padre, un minero, desapareció. En la novela narrada por Gabino aparece el Oasis y él le da cuerpo al nuevo protagonista, que llega a un pueblo buscando a un tal Rosendo Mendieta; algo tiene que ver este hombre con la opresión a los mineros, uno de los cuales es padre del personaje que interpreta ahora Luisa. El círculo se cierra pero nos confunde: ¿la primera trama está contenida en el libro de la segunda o es al revés? ¿Qué quiere decir Nicolás Pereda con las alusiones a la vida lamentable de los mineros? Más que una película, Fauna es una nave que sale de un puerto pero no llega a otro. Sus últimos diálogos sugieren que narrar es una forma de evadir los significados e incluso los desenlaces: un viaje interminable que procede cuando otros retoman el hilo y nos cuentan su versión del final.
Recomendaciones Gatopardo
Más historias que podrían interesarte.