En Veracruz, una cuadrilla de seis hombres tiene por trabajo buscar en fosas clandestinas lo que queda de quienes ahí fueron escondidos. No son padres detrás del rastro de sus hijos, tampoco voluntarios. Son jornaleros que rascan la tierra a cambio de un sueldo pagado por los familiares de desaparecidos.
El Colectivo Solecito, formado por madres y familiares de desaparecidos se dedica a abrir fosas clandestinas para encontrar a los suyos.