Es una idea que repito como un loro: que falta mucho, que nadie sabe cuánto, que hay que ser consecuente con esa idea y dejar de exigirse tanto. Una idea terrible, que me da mucho miedo, porque siento que estoy ya al límite. Pero una idea que me he propuesto asumir desde lo inevitable, algo así como uno enfrenta la muerte.
Nuestros países ya hablan de “ansiedad nacional”, mientras las cifras aumentan y cada uno vive su curva depresiva. Alguna farmacéutica encontrará productos para una generación a la que le venderán felicidad artificial, mascarillas sofisticadas, más miedo a la muerte, miedo a la otredad y ansiedad social ante el contacto humano. La pandemia de la depresión.
Percibald Gacía recorre todos los días las plazas y pasillos de Tlatelolco arrastrando una bocina para leerle cuentos a los niños, que cansados de la cuarentena, lo esperan con ansias asomados por las ventanas de sus departamentos.
Las casas de geishas de Kioto suspendieron actividades en marzo y las reanudaron en junio, con unas normas de operación que obligaban a un trato más distante. Pero es fácil imaginar que, una vez que han corrido las rondas de sake, las normas se relajen.
Ninguno de los dos quería pronunciar en voz alta la posibilidad de que eso fuese algo más que una simple gripe. La cosa pintaba de lujo. Una nena de 13 días en la cuna y nosotros sin poder movernos. La bromita del destino se estaba pasando de la raya.
Creadores e interpretes buscan salidas para sus reflexiones en medio de un fenómeno que detuvo a toda la industria del cine. Homemade y Staged son dos ejercicios producidos por Netflix y la BBC respectivamente.
Que una mujer embarazada se alimente como es debido, es hoy todo un reto en Cuba. Aún teniendo con qué pagarla, en las tiendas simplemente no hay comida. La escasez es tal que los cubanos reconocen aterrados la posible llegada de un segundo Periodo Especial.
“Un artista tiene que ser capaz de soportar todo el dolor del mundo, porque su mayor deber es convertirlo en belleza”. Un video ensayo de Humberto Busto sobre la agonía del teatro y los artistas durante la pandemia.
Una serie web creada desde el encierro por el cineasta Sergio Tovar y su pareja Orlando Manrique, quienes interpretan Reynaldo y Carlitos, unos desconocidos que deben aprender a coexistir durante la cuarentena tras una noche de sexo casual.
“Todo este trabajo por nada. Así son las cosas para la gente común. Quienes tienen dinero se pueden quedar encerrados en casa, pero quienes vendemos periódicos tenemos que salir a trabajar, no hay alternativa. Al miedo hay que ponerlo en espera”.
Imaginar es una fantasía en gran medida autoindulgente, en ausencia de la tarea mucho más prometedora de trabajar por una sociedad más educada, por condiciones de existencia menos precarias, y por una sensibilidad colectiva e inteligente: precisamente aquello que la producción cultural y el arte tienen por objetivo.
En un giro inesperado durante la actual contingencia, una plataforma del Poder Judicial operará en línea como una alternativa al litigio tradicional de medios físicos y presenciales. Un avance histórico para hacer frente a los cientos de juicios pendientes que podrían ingresar cuando se retomen las actividades ordinarias.
La intención de la Plaza de la Revolución, como la de cualquier espacio público exitoso, fue convertirse en un lugar para escapar, protestar, contemplar e imaginar hacia adentro, mientras se mira hacia afuera. Esa función sigue intacta, aún en plena pandemia.
Así arranca la mañana de otro día de confinamiento para Katia Carranza, primera bailarina del Miami City Ballet. En esa ciudad se han confirmado más de 14 mil casos de coronavirus, y ella se pregunta todos los días cuándo podrá volver a bailar.
El Zócalo ha pasado las últimas semanas desnudo, dividido y bloqueado para todo transeúnte. Sin embargo, un peatón más determinado que el promedio, logró burlar las vallas para recostarse sobre una pieza de arte público y liberar su nariz del tapabocas.
Mientras el primer ministro Narendra Modi anunciaba cómo el segundo país más poblado del mundo encararía al virus, Susana López solo podía salir a tomar aire fresco en un perímetro de 10 metros alrededor de su hostal en Nueva Delhi. Así comenzó su lucha para volver a casa.
La escritora madrileña Marta Sanz escribió un cuento que mutó con el coronavirus: “Sherezade en el búnker”. La historia de una pareja en condiciones extremas de encierro, en el que estalla una violencia machista comprimida.
Cuando algo termina de forma tan abrupta, como hemos visto suceder con muchos negocios en las últimas semanas, su presencia no se disuelve del todo, sino que permanece como un fantasma atrapado en su propias huellas, ya sin zapatos.
Hay mil maneras de aprender a sobrevivir en un confinamiento, ya sea el de un poblado donde el cartel lo controla todo, o el de la muerte a la vuelta de la esquina. Hay quienes han perdido la esperanza y miran al reloj, y quienes siguen planeando porque la vida volverá a ser, aunque distinta.
Para mantenerse en pie, muchos proyectos de restaurantes y bares han tenido que crear alianzas y apoyo comunitario para que el confinamiento no sea sinónimo de fracaso sino de revolución. Si el consumo local era ya un movimiento que había nacido con fuerza, ahora podría cobrar un impacto mayor.
Cuatro mujeres de una misma familia hablan sobre la forma en que enfrentan, desde su trinchera, esta pandemia que no se parece a nada de lo que vivieron antes. ¿Cómo seremos cuando todo esto acabe? Esa es la pregunta que intentan responder.
En esta cuarentena, la naturaleza está reconquistando los espacios que le arrebatamos. Los ambientalistas ya se cuestionan qué pasará cuando esto acabe, y todos volvamos a recuperar la producción perdida. ¿Qué pasará con el planeta?
El primer caso se confirmó en Brasil el 26 de febrero, último día del carnaval de Río de Janeiro. Para el 20 de abril ya había más de 43 mil infectados y 2,700 muertos. Bolsonaro sigue llamándolo “gripecita” y ya despidió al ministro de salud por contrariarlo.
Netlflix decidió adelantar el estreno de estos 10 episodios sobre el último campeonato de Jordan junto a los Bulls de Chicago en 1998.
Gibrán Zea es un destacado sablista de México. Desde la llegada de la pandemia, se encuentra atrapado en Nápoles sin posibilidad alguna de poder regresar a casa. Mientras sus vecinos cantan o tocan música, él practica esgrima en combates imaginarios.
El fin del mundo se ha reinventado muchas veces desde la pantalla grande. A través de su obra, directores de todas las épocas volvieron realidad sus temores sobre los últimos días de nuestra era.
El aislamiento social puede resultar una experiencia exasperante y aunque la oferta de servicios de streaming es inmensa, también puede llegar a ser muy costosa. Por fortuna, aún hay opciones de entretenimiento gratuito en línea. Preparamos esta lista con 10 buenas películas por las cuales no se debe pagar ni un peso.
Todo esto esto es parte de una estrategia que el museo ha llamado #PradoContigo, un programa de actividades online para garantizar el acceso a sus obras y artistas durante la crisis sanitaria.