Freddie Mercury: El hombre que lo quería todo - Gatopardo
Música

El hombre que lo quería todo

Recordamos la carrera de Freddie Mercury con los cinco mejores álbumes de Queen.

Tiempo de lectura: 5 minutos

Para alguien como el talentoso cantante, compositor y músico inglés Freddie Mercury, una vida no era suficiente. Tal y como el ave fénix que aparecía en el ficticio escudo de armas que dio identidad a la popular banda de rock Queen, el prodigioso intérprete resurgía de entre sus cenizas cada vez que pisaba un escenario y vivía una vida totalmente diferente de la que inició en su natal Zanzíbar (hoy Tanzanía) un 5 de septiembre de 1946.

Mercury, cuyo verdadero nombre Farrokh Bulsara se había perdido en sus múltiples mutaciones, creció lejos de la explosiva cultura inglesa durante sus primeros años de vida, dividiendo sus días entre África y la India, este último lugar fue donde su habilidad musical fue descubierta y cultivada.  A los 18 años, el joven se mudó a Middlesex, Inglaterra donde recibió instrucciones politécnicas al mismo tiempo que vivió en carne propia los movimientos estudiantiles y culturales propios de la década de los sesenta.

En el verano de 1966, Mercury se inscribió en la Escuela de Arte de Ealing, para estudiar arte y diseño gráfico. Ahí conoció a Tim Staffell, bajista y cantante principal de la banda universitaria Smile, también integrada por el guitarrista Brian May y el baterista Roger Taylor. Aunque el joven fue invitado a unirse a la banda, este rechazó la invitación para enfocarse en otros proyectos que le resultaran más personales. Pasaron los años, Mercury se involucró en una banda, la fallida agrupación Ibex, la abandonó y se interesó por trabajar como vocalista principal en otro grupo, Sour Milk Sea.

Sin embargo, su gran oportunidad llegaría en los años setenta, cuando fue invitado nuevamente, en esta ocasión por May y Taylor, a unirse a Smile, tras la salida de Stafell. Bulsara aceptó y tomó dos decisiones trascendentales: adoptó el apellido Mercury y cambió el nombre de la agrupación a Queen. El resto es historia.

Su poderosa voz y su uso extravangante de la teatralidad en el escenario lo catapultaron al éxito y lo convirtieron en un constante líder en los conteos de popularidad y un digno representante de las bandas de rock británicas, en ese momento consolidadas en la música internacional gracias a The Beatles y The Rolling Stones. Además, conquistó a las audiencias de todo el mundo con sus icónicas canciones, desde aquella que en casi siete minutos duración juega con tres géneros diferentes mientras cuenta la historia de un asesino arrepentido, o una en la que, con la espectacularidad de un aplauso masivo, construyó un himno a la victoria, digno de representar las emociones de un estadio repleto.

Más de setenta años después del nacimiento de Mercury y a un par de meses del estreno de Bohemian Rhapsody, la película de Bryan Singer que cuenta su vida y el surgimiento y consolidación de la banda que lideró hasta su muerte en 1991, recordamos al gran frontman con los cinco discos más importantes de Queen:

A Night At The Opera (1975)

Tras unas cortas vacaciones después de un año en el que la banda había lanzado dos producciones discográficas, Queen II y Sheer Heart Attack, y recorrido un circuito reducido de ciudades en el Reino Unido, Mercury, May, Taylor y el bajista John Deacon -el silencioso cuarto integrante de la agrupación-, regresaron al estudio. Ahí grabaron su cuarto álbum, A Night at the Opera, un ambicioso trabajo en el que no solo hicieron su versión del himno británico, también introdujeron una atípica composición que sortearía los esquemas de selección de la radio británica y atraparía a todos con su peculiar cambio de géneros: Bohemian Rhapsody.

Cabe señalar que el álbum, llamado en honor a la comedia de los hermanos Marx, Una noche en la ópera, fue el primer hit internacional de Queen, conquistando el primer lugar de ventas en el Reino Unido, la cuarta posición en Estados Unidos (con más de 3 millones de copias vendidas) y una exposición mediática que convertiría a la banda en una de las más importantes del mundo.

News of the World (1977)

Consagrados por su potente sonido y considerados por la industria fonográfica como una máquina de hacer éxitos número uno, Queen presentó su sexta producción, News of the World, en la que abandonaron levemente el rock sinfónico al que habían aspirado en sus álbumes recientes, sustituyéndolos por un ligero aire al rock pesado.

Reconocido por su brillante portada, inspirada en el arte del artista de ciencia ficción estadounidense Frank Kelly Freas y su título en el que recordaban a uno de los rotativos más importantes de la isla europea, News of the World se convirtió rápidamente en otro éxito de ventas. Gracias a los temas hermanos We Will Rock You y We Are the Champions, que de inmediato comenzaron a ser utilizadas en eventos deportivos, Queen había trascendido la música y había entrado en el pensamiento festivo de toda una generación.

The Game (1980)

El sonido de los sintetizadores de Another One Bites the Dust y la armonía jovial de Crazy Little Thing Called Love hicieron de The Game, el octavo disco producido por la banda, el más exitoso de su carrera. Conquistaron por primera vez la cima de Billboard con más de quince millones de copias vendidas en el territorio americano.

Además, el álbum llegó en uno de los momentos de gracia de la banda: llenaba estadios y convencía a los críticos especializados. “Después de Led Zeppelin, Queen es la banda más emocionante que he escuchado en mi vida”, escribió Robin Smith en Record Mirror en su crítica al disco.

A Kind of Magic (1986)

Seis años y tres álbumes después, Mercury utilizaría el onceavo álbum de la banda para demostrar su afición por el cine y la facilidad con la que podía evitar lo estruendoso de sus poderosas piezas musicales para darle lugar a algo más centrado en la armonía de fondo. A Kind of Magic, el disco que acompañaría a Queen en su mítica gira de conciertos en el estadio Wembley, funcionó también como la banda sonora para la película de aventuras Higlander: el último inmortal (Highlander), protagonizada por Christopher Lambert y Sean Connery. Además, uno de sus temas, One Vision, también formó parte del soundtrack de Iron Eagle, película de acción dirigida por Sidney J. Furie.

Aunque este no fue el primer acercamiento que Mercury y la banda tuvieron con el séptimo arte, pues cinco años atrás habían dado música al filme de fantasía y ciencia ficción Flash Gordon, sí fue el experimento más exitoso económicamente, debutando en primer lugar en junio de 1986. Luego, se mantuvieron en las listas del Reino Unido por 63 semanas.

Innuendo (1991)

El VIH fue un fantasma que siguió a Freddie Mercury durante sus últimos años de vida, permeando en sus actividades con la banda y su proceso creativo.  Innuendo, del año 1991, fue el último disco en el que el vocalista trabajó activamente con la banda, especialmente en el tema The Show Must Go On, que el cantante había compuesto como una especie de epitafio en caso de perder la batalla contra el Sida.

Diez meses después del lanzamiento del álbum, Mercury falleció de una bronconeumonía complicada por el virus, terminando así con una impresionante carrera y apagando la voz más potente que el rock-pop británico haya dado al mundo.

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