El eterno femenino: Los adioses de Natalia Beristáin

El eterno femenino

La directora mexicana Natalia Beristáin rescata la vida de la escritora Rosario Castellanos en su segundo largometraje, Los adioses.

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Poco después de estrenar su primer largometraje, el drama íntimo No quiero dormir sola, la joven directora mexicana Natalia Beristáin inició el proceso de producción de lo que sería su segunda cinta, una mirada a la vida de pareja dentro de la monotonía. “Sabía que quería hacer una película sobre una pareja en la intimidad partiéndose la madre, y cuestionarme aspectos alrededor de la maternidad, ser una mujer trabajadora y las relaciones de pareja”, recuerda la realizadora en entrevista con Gatopardo.

En el camino, Beristáin se encontró con un grupo de cartas que escribió Rosario Castellanos a su esposo, el filósofo Ricardo Guerra Tejada. “En esas cartas descubrí a una figura que me parecía muy cercana: una mujer falible, contradictoria, frágil, enamorada, en fin, una mujer de carne y hueso”. De las epístolas, compiladas en el libro Cartas a Ricardo, Beristáin obtuvo la idea que dio vida a Los adioses, su segundo trabajo tras la cámara, que llegará a las salas de cine mexicanas en agosto.

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En la película, la cineasta, con ayuda de Javier Peñalosa y María Renée Prudencio en el guion, cuenta la relación de Castellanos y Guerra a través de dos momentos claves: sus primeros encuentros en la Facultad de Filosofía y Letras, cuando ambos eran estudiantes universitarios (Tessa Ia y Pedro de Tavira) a principios de la década de los cincuenta, y su reencuentro diez años después, cuando Castellanos (interpretada en su etapa adulta por Karina Gidi), en uno de sus momentos artísticos más importantes, comienza una relación con Guerra (Daniel Giménez Cacho) que daría inicio a un difícil matrimonio de trece años.

Aunque pareciera que la película sigue todos los esquemas de un trabajo biográfico, el enfoque con el que retrata a sus personajes permite abordar temas como el machismo y el papel de la mujer en la sociedad mexicana de mediados del siglo pasado, la madurez sentimental y las violentas dinámicas de pareja entre dos personas en la búsqueda por la excelencia. “No nos interesaba hacer una biopic sin poder entender un poquito de dónde vienen estos personajes, quiénes eran, a dónde parecía que iban y en qué se convierten”, explica Beristáin.

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En una de las escenas mejor logradas, Beristáin retrata la difícil relación entre Castellanos y Guerra. El matrimonio escribe en los dos extremos de la mesa de su comedor. La facilidad con la que la autora se desenvuelve desata la ira de Guerra, quien comienza a sabotear pasivamente el desarrollo creativo de su pareja. “También es un momento de gran agresividad, arrancar al otro de su área productiva, donde está fluyendo y donde está haciendo algo, porque tú no estás logrando hacerlo con tu vida y tu propio talento”, comenta Karina Gidi al recordar la secuencia.

Gidi, ganadora del Ariel a Mejor Actriz por este trabajo, siempre rondó la mente de Beristáin para encarnar a la autora de Balún Canán. De hecho, la actriz fue uno de los primeros elementos que se integró al proyecto sobre la vida de una de las escritoras más importantes de la literatura mexicana. “Estuve tratando de preparar y construir con mucha fuerza a Rosario, era muy brillante, sensible y talentosa; pero por otro lado, tenía en lo personal una serie de honduras, vacíos y abismos que la llevaron a relacionarse con Ricardo, que le daba seguridad y cierto sentido de pertenencia, de una forma que le ocasionaba mucho dolor”, detalla la reconocida intérprete, que además admite que uno de los aspectos más difíciles de su proceso actoral fue construir la genialidad característica de Castellanos.

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Tessa Ia y Karina Gidi interpretan a Castellanos en dos momentos clave de su vida

Al igual que Rosario Castellanos en su texto El eterno femenino, donde por medio de visiones oníricas, provocadas por una secadora de cabello, enfrenta a una joven muchacha con personajes femeninos importantes en la historia nacional (como la Malinche y Sor Juana Inés de la Cruz), Beristáin acerca el genio y la figura de Castellanos a una nueva generación, con la intención de abrir cuestionamientos puntuales: “Además de ser una pluma hermosa y potente, creo que es absolutamente pertinente a los temas de género que, sobre todo hoy en día, se están abordando con mayor apertura, como el papel de las relaciones humanas y la equidad de género”, concluye.

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