El punk como agente de cambio: una entrevista con Timo Fahler

El punk como agente de cambio

Una entrevista con el artista Timo Fahler

Tiempo de lectura: 5 minutos

“El Punk es un movimiento que sirve para rebatir actitudes sociales que han sido perpetuadas a través de la deliberada ignorancia de la naturaleza humana. Porque esto depende de la tolerancia y evita la desaprobación, el Punk está abierto a todos los humanos”, escribió el doctor en zoología y vocalista de la banda Bad Religion, Greg Graffin, en su Manifiesto punk. “Hay una elegante semejanza entre la dependencia del Punk de perspectivas y comportamientos únicos, y nuestra propia, natural y genética predisposición hacia la singularidad”.

Si suficientes personas se sienten libres y son animadas a usar sus habilidades artísticas, de observación y raciocinio, grandes verdades emergerán. Esa es, esencialmente, la filosofía del artista Timo Fahler (Tulsa, Oklahoma, 1978) quien utiliza materiales como yeso, cerámica, acero, madera y diversos objetos encontrados —que podrían figurar como basura— para construir obras altamente visuales y anárquicamente significativas. Combinando elementos formales de la escultura con referencias a su herencia punk y mexicana.

El proyecto BBQLA, del que es fundador y que también es representativo de esta ideología, ofrece heterogéneos espectáculos de arte aderezados con el sabor de la barbacoa estilo medio oeste. Es una plataforma dirigida por artistas en apoyo a artistas emergentes, que funciona como una galería alternativa o instalación itinerante uniendo al arte contemporáneo con la cocina casera.

El trabajo de Timo Fahler se ha expuesto en galerías de Estados Unidos como Ibid Gallery (Los Ángeles), Sweeney Art Gallery (Riverside), Peninsula Art Project (Nueva York), Some Time Salon (San Francisco) y museos clave de todo el mundo. Recientemente, estuvo en México, en la ciudad de Guadalajara, donde curó la exposición nepantla en la Galería Gamma, que estará abierta al público hasta el mes de abril.

Hablé con él al respecto.

Timo Fahler exposición

Fotografía de Maj Lindström

¿Cómo ha influido tu niñez y tu ciudad natal en tu obra?

Mi vida en Tulsa es muy importante para mi desarrollo artístico, estuve ahí hasta los 20 años. Empecé a hacer arte antes de que existiera el Internet y formaba parte de un grupo de punk rock. Hacíamos conciertos en diferentes casas, en la mía o en la de los compañeros y usábamos el teléfono para invitar a bandas de San Francisco, de Omaha (Nebraska) y de otros lugares. Como no podíamos entrar a los grandes clubes, creamos una comunidad para abrir espacios. Era una pequeña comunidad de punk rock, de DIY (Do It Yourself) y esa fue una gran influencia para el trabajo que estoy realizando ahora.

Háblanos más de esa banda de punk…

Era un proyecto que se llamaba Mi primo sucio. Tocaba con mi primo y teníamos problemas con las drogas, los tuvimos por muchos años. El nombre de la banda era una broma para nosotros, para cuestionarnos quién era en verdad el primo sucio, pero también era un proyecto que reflejaba nuestras vidas y parte de la esencia del punk rock. Muchas de las personas de aquella Tulsa ya están muertas o siguen en el alcohol o la indigencia, pero mi primo está limpio desde hace diez años, es un artista del vidrio. Actualmente tenemos una exposición itinerante conjunta en los mismos lugares donde hacíamos las tocadas de punk. Ponemos todo en una camioneta y recorremos el país como si fuéramos una banda, pero lo que presentamos son esculturas.

¿En qué consiste tu proyecto Meatgrinder?

Trabajé en el desarrollo de una escuela para jóvenes que eran expulsados de otras, porque los directivos pensaban que eran conflictivos, porque las chicas se embarazaban, o porque simplemente no podían pagar una escuela pública. Era una escuela gratuita y los viernes teníamos clases de arte, pero desafortunadamente dejó de funcionar. Quiero tener otro programa como éste, en donde yo pueda transmitir a los jóvenes todas la experiencias que estoy obteniendo en los museos y las galerías, para que se den cuenta de lo que somos capaces de hacer como personas y como artistas.

Timo Fahler obra

Fotografía de Maj Lindström

¿Cómo seleccionas los materiales que reutilizas en tu obra?

Mi padre me enseñó a construir todo con mis propias manos. Él me enseñó a usar herramientas y artefactos de utilidad para la construcción. Yo combino eso con otra cultura, que es la materna, en donde por ejemplo, rompían el vidrio y lo ponían sobre los muros para dar mayor seguridad a las viviendas. Es terrible, también tiene algo de reciclaje. Combinar ambas culturas me enseñó a colectar los materiales adecuados para mis proyectos, mucho es basura, pero me gusta crear esa incertidumbre acerca de los objetos, qué es y de dónde proviene. No es la pintura tradicional en óleo, es yeso pero con metal y colores extraños, para detonar preguntas. Nunca uso materiales tradicionales.

¿Por qué elegiste trabajar con acero?

Me gusta la dificultad que tiene este material. Tiene que ver con el trabajo manual, lo que me enseñó mi padre, a construirlo todo con las manos. Quiero generar otro discurso, sobre qué podemos hacer con el acero, que es muy importante para Estados Unidos en la construcción. Ideológicamente es símbolo de progreso pero también es una problemática, porque significa cambio y mucha gente tiene problemas con los cambios porque implican desplazamiento.

¿Qué hay detrás del proyecto en el que reconstruyes tu árbol genealógico a través del arte?

Es muy importante para mí, porque entre más años tengo, tengo más responsabilidades y también tengo mucho más respeto a mi familia, de ambas partes, pero un poco más a la figura materna. Cuando yo tenía doce años ella se fue a los Estados Unidos con sus hermanos. No tenía a nadie más que a sus hermanos y migró para trabajar por veinticinco centavos al día. Además utilizaba ese dinero para regalar agua a la gente de la construcción. Ella quería una vida mejor para su familia y le tengo mucho respeto por esto.

Timo Fahler artista

Fotografía de Maj Lindström

Al formar parte de una familia inmigrantes mexicanos y alemanes ¿cuál es tu posición frente a los muros fronterizos, tanto físicos como metafóricos?

Soy de los que creen que la tierra es de las personas, no de la sociedad. Toda la gente es bienvenida y si quieren ayuda, contáctenme, puedo ayudar.

¿Crees que todo arte es político?

Sí. Sin duda debería serlo, si así lo quieres. Sino, está bien.

¿Cómo artista te consideras un agente de cambio? ¿Cuál es tu principal compromiso con la sociedad?

La vida del artista es un privilegio, pero todos tienen una responsabilidad con la sociedad de diferentes maneras. Mi forma de expresión proviene del optimismo, de darle oportunidades a otros artistas. Tengo una galería que uso para presentar el trabajo de artistas emergentes (…) jóvenes que no pueden entrar a grandes galerías.

Timo Fahler

Fotografía de Maj Lindström

¿Piensas en los artistas como reporteros culturales?

Sí, el trabajo del artista consiste en hacer reportajes o crónicas de la cultura en ciernes. La obra de arte vista como una crónica del tiempo en el que vivimos es una práctica social, no de estar solo en tu estudio, ensimismado en tu propia mente.

¿Qué escuchas regularmente en tu estudio?

Escucho mucha música, pero ahora estoy muy metido con The Replacements. No sé por qué, quizá sea una reconexión con mi pasado punk.

¿Qué es lo que podemos ver de Timo Fahler en ‘Nepantla’, en la galería Gamma de Guadalajara, Jalisco?

Es una extensión de mi trabajo en ‘BBQLA’ (la plataforma de apoyo para artistas que crea atmósferas artísticas no intimidantes, con la ayuda del alimento básico americano: la barbacoa), donde invitamos a otros artistas para que expongan sus obras y puedan hablar sobre su trabajo. Es importante para mí y para Rafa Esparza el darle espacio a los demás.

Fotografía de portada: Maj Lindström

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