Un ambicioso proyecto millonario, en el que participan empresas privadas, pretende reconfigurar el estadio El Campín, pero excluye a los vendedores tradicionales de comida, que llevan décadas alimentando a los fanáticos del fútbol. El proyecto considera 4,800 metros cuadrados para una zona de restaurantes. Los vendedores del llamado Palacio del Colesterol defienden su derecho de permanecer en el lugar.