Mientras la despenalización del aborto ganaba terreno en México, en Estados Unidos pasaba lo contrario, poniéndole fin a casi cincuenta años de derecho al aborto, tras la anulación del caso Roe contra Wade. Desde entonces, activistas de asociaciones como Las Libres y Necesito Abortar han ayudado a personas del lado estadounidense a obtener píldoras abortivas, especialmente a las poblaciones migrantes vulnerables a las que se les ha impedido el acceso.
Dos ciudades amenazadas por la guerra, unidas para siempre por la paz. Dos ciudades en la frontera que divide Perú de Ecuador, que se funden en una sola. La pandemia quiso separarlas, pero sus habitantes encontraron la forma de cruzar el pequeño canal que las divide, por donde cruza el contrabando, y las familias conviven entre un lado y el otro.
Miles de refugiados y migrantes intentan cruzar el Mediterráneo para tocar las puertas de un futuro mejor, aun cuando la pandemia hace todo por detenerlos. Durante la segunda ola de contagios por Covid-19, muchos aguardan en un limbo: están atrapados en centros migratorios y de acogida en espera de que se puedan reanudar las actividades en las islas griegas e italianas y en los enclaves españoles.
Las suyas son historias paralelas: Todos migraron a Estados Unidos cuando eran niños, se alistaron a las fuerzas armadas y a todos los desterraron como consecuencia del rumbo que las leyes migratorias tomaron. Hasta hoy el gobierno estadounidense ha deportado a cientos de veteranos de la armada. En Tijuana, un grupo de soldados de origen mexicano espera un indulto para poder volver.
La emergencia sanitaria estalló paralizando al mundo. A la deriva quedaron miles de pasajeros y tripulantes en el mar, que no pudieron descender por semanas y meses ante el cierre de puertos y fronteras. El hedonismo se volvió el lugar más propicio para esparcir un virus.
Mientras el primer ministro Narendra Modi anunciaba cómo el segundo país más poblado del mundo encararía al virus, Susana López solo podía salir a tomar aire fresco en un perímetro de 10 metros alrededor de su hostal en Nueva Delhi. Así comenzó su lucha para volver a casa.