"Por último, el corazón", la nueva distopía de Margaret Atwood

Las distopías de Margaret Atwood

“Por último, el corazón”, de Margaret Atwood, cuestiona el modelo económico de una sociedad individualista y consumista.

Tiempo de lectura: 3 minutos

Con la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos, parece haberse vuelto realidad la distopía que Margaret Atwood planteó en su novela de 1985, El cuento de la criada: la instauración de un régimen fascista teocrático donde, con el pretexto de combatir el terrorismo, se suprime la libertad de prensa y cualquier derecho de la mujer, convirtiéndola en poco más que una máquina reproductora que cuando no puede tener hijos se le convierte en esclava. Incluso, hay una serie basada en esta novela que HULU estrenó el pasado mes de abril.

Atwood ha vuelto a estar en el centro de la escena literaria, artística y cultural con una historia que escribió en 1985. Sin embargo, no es, de ningún modo, una novedad: para Claudia Lucotti, Coordinadora de la Cátedra Extraordinaria “Margaret Atwood-Gabrielle Roy” de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, “Su obra siempre se ha mantenido vigente, ya que, además de dialogar de manera sutil e inteligente con los temas culturales y literarios más relevantes del momento (como puede ser la intertextualidad, la relación entre política y cultura, la bioética, etc.), se ha ido interesando por producir textos de géneros diversos: minificción, adaptaciones, novelas distópicas, cómics, e incluso una ópera”.

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La escritora canadiense Margaret Atwood ganó el Premio Príncipe de Asturias por su reciente novela Por último, el corazón. Marta Iwanek/Toronto Star vía Getty Images

En efecto, El cuento de la criada no es la única ficción especulativa en la que Atwood creó una distopía que sacude conciencias y suscita emociones contradictorias. En Por último, el corazón, publicada en inglés en 2015 y ahora editada en español por Salamandra, la escritora canadiense (Ottawa, 1939) también se aventura por estos terrenos. En la obra el disparador es una crisis económica brutal que ha dejado al matrimonio de Charmaine y Stan en el desempleo, con la consecuente pérdida de su casa y la única opción de vivir en el auto. La pauperización de toda la comunidad trae consigo la descomposición social. El matrimonio sobrevive gracias a las donas rancias del día anterior que les regalan en una cafetería —de las pocas que han sobrevivido a la debacle— y con lo poco que Charmaine gana como mesera en un bar de mala muerte. Un día todo cambia cuando en un anuncio de televisión les prometen la solución a todos sus males. Un hombre, que parece que le habla directamente a ella, dice: “¿Cansado de vivir en el coche? ¡Pues claro! Ésta no es la vida que esperabas. Tenías otros sueños. Te mereces algo mejor”.

Atwood nos introduce al Proyecto Positrón donde “las cosas pueden volver a ser como antes”. Consiste en una ciudad doble: Consiliencia, donde todos tienen un hogar, alimento y empleo durante un mes, y Positrón, la prisión a la que todos deben ingresar transcurrido ese lapso por un mes más. Así, todos son ciudadanos durante un mes y reos al siguiente; la sociedad está en equilibrio y en paz. Pero nada será lo que les ofrecieron.

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Fotografía: Jeremy Sutton-Hibbert / Getty Images

Con Por último, el corazón, ganadora del Premio Príncipe de Asturias, la autora vuelve a los temas que han sido una constante en su obra. “Atwood se interesa mucho por lo canadiense, por la realidad de las mujeres y por las formas en que la lengua y la literatura (y el arte en general) representan, reproducen, deconstruyen e interrogan las visiones de todo lo que circula en nuestra cultura. Por lo tanto, los estudios canadienses, las teorías poscolonial, posmodernista y feminista y de género son muy útiles para apreciar su obra”, dice Lucotti.

Una fábrica de muñecos sexuales con rostros de estrellas como Marilyn Monroe y Elvis Presley, una Unidad de Administración de Medicamentos donde desaparecen a los inadaptados, o una granja de pollos a los que se les alimenta por computadora son sólo algunas de las escabrosas visiones futuristas que Margaret Atwood incluye en esta obra, como una advertencia de hacia dónde se dirige nuestra sociedad consumista e individualista, presa de un modelo económico que ha demostrado un completo desdén por el medio ambiente y aquellos a los que considera “los más débiles”.

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