La serotonina es la moneda de cambio de la alegría. Casi podemos comprarla, imaginamos, con un par de zapatos, un lindo recuerdo, una pastilla (legal o ilegal). Nos dicen que es la hormona de la felicidad, de la amistad y de la sensación de bienestar. Pero aquí está la cosa: en la economía de la serotonina, la fábrica de billetes somos nosotros.
No sólo es necesario seguir investigando a las mariposas, sino evitar que las 3.642 especies registradas en este país pierdan sus hábitats.
Las cianobacterias, también conocidas como algas verde-azuladas, son un grupo de bacterias, con el que todos hemos tenido estrecho contacto en forma de la mugre parduzca que se acumula en lavabos y jacuzzis, capaces de hacer fotosíntesis. Su nombre contiene la palabra “azul” en griego (kyanós), pero no siempre tienen este color.
Sin los hongos y sus carreteras de plasma, y sin el ciclo de nutrientes que ponen en marcha al degradar y hacer recircular todo aquello que alguna vez estuvo vivo, simplemente no podría existir todo lo demás; no habría bosques ni selvas, humedales ni manglares, páramos, pastizales y, por ende, tampoco los animales y bacterias que ahí habitan. Son el principio y el fin, por decirlo de otra manera.
Nuestro equipo lleva muchos años tratando de cancelar el canal de Saca Salada, aquel que extrae 1600 litros de agua por segundo de Cuatro Ciénegas, el humedal más biodiverso del mundo. Esta es la segunda parte de esa historia.
Tras muchas publicaciones, decenas de tesis y veinte años de trabajo, seguimos descubriendo miles de especies nuevas en Cuatro Ciénegas. Pero sin duda, lo más difícil de todo este proceso ha sido trabajar incansablemente para su conservación.
Los tiburones llevan nadando en los océanos aproximadamente 400 millones de años y están entre los pocos animales que han sobrevivido extinciones masivas. Sin embargo, los seres humanos les hemos puesto los retos más duros de su existencia.
Cuando nos dicen que el turismo es el motor de la economía y que urge reactivarlo, hay que preguntarnos, ¿de la economía de quién? y ¿de qué tamaño es la huella social, económica y medioambiental que dejamos cada vez que viajamos?
Soy ecóloga evolutiva microbiana, lo mío es el mundo de lo pequeño, lo microscópico; un mundo generalmente ignorado porque no se ve. Sin embargo, la pandemia nos ha vuelto conscientes del poder de lo más pequeño: hoy un virus tiene en jaque a las economías mundiales.
La Universidad Médica de Viena encontró microplásticos en las heces fecales de todos sus voluntarios