Cholombianos desde la mirada de Watkins
Todo lo que necesitas saber para experimentar al máximo la exhibición “Cholombianos”, de Amanda Watkins, en el Museo de la Ciudad de México.
Durante la primera década del siglo XXI, lo que surgió por el gusto de un grupo de chicos del norte de México por la cumbia colombiana, culminó como uno de los movimientos juveniles más representativos del país. Los denominados “cholombianos” –por la combinación del estilo de vida de los cholos chicanos de California, Estados Unidos, y la adaptación de la cumbia colombiana a ritmos locales– fueron por mucho tiempo uno de los sectores con mayor marginación dentro de la sociedad regiomontana. Sin embargo, la originalidad de su estilo despertó el interés de la fotógrafa y diseñadora de modas inglesa Amanda Watkins, quien decidió documentar la vida de estas personas.
Watkins concluyó su proyecto como observadora directa de este movimiento en Monterrey en 2011, tras lo cual publicó el libro Cholombianos (2014, Trilce Ediciones) y exhibió su trabajo fotográfico en Londres. Este mayo, llega al Museo de la Ciudad de México la exposición “Cholombianos”, abierta al público del 19 de mayo al 28 de agosto de 2016. Con la selección exhibida, Watkins presenta la cotidianidad con la que este grupo urbano de desarrolló hasta 2013. A partir de la muestra de más de 2 mil 600 piezas, entre las que destacan fotografías, videos, viniles, memorias del primer sonidero colombiano, mixes de cumbia rebaja y prendas en tallas extragrande, la exposición busca comunicar al público la esencia de este grupo, alejada de los estereotipos que por años los marcaron y les ocasionaron problemas con la ley.
Gatopardo conversó con Watkins y Deborah Holtz, directora de Trilce Ediciones, para traerte los 10 puntos que necesitas saber para experimentar al máximo “Cholombianos” en el Museo de la Ciudad de México.
1. Cholombianos: Ejemplo de la desigualdad social en México
Monterrey, Nuevo León es una de las ciudades más importantes del país, símbolo de la clase empresarial y acaudalada de México. Los cholombianos, generalmente personas que vienen de estratos socioeconómicos bajo y medio bajo, surgen justo a un costado de la zona más cara de la ciudad regiomontana –colonia Garza Sada– representando un contraste significativo que les valió un sin fin de problemas con la autoridad, quienes los juzgaban por su apariencia y estilo de vida. Las colonias populares de la zona, como La Independencia, albergaron a gran parte de este movimiento, sumado al constante tránsito de migrantes colombianos rumbo a la frontera norte, pues en ocasiones no llegaban y preferían quedarse a vivir en la región.
2. Origen musical y cumbia rebajada
La cumbia colombiana surgió a partir del sincretismo de distintas ramas de sus ritmos folclóricos, pero se expandió rápidamente por algunos otros países de América Latina, entre ellos México. A este ritmo lo caracteriza el mestizaje, pues nació principalmente de la combinación de sonidos del Caribe y percusiones de origen africano, la combinación perfecta que pone a muchos a bailar. Los cholombianos, inspirados en la tradición de este ritmo ecléctico, comenzaron a experimentar con algunos sonidos regios y lograron la “cumbia rebajada”. Fue gracias a esta música que la inglesa Amanda Watkins se fijó en ellos: “Un día me encontré a un grupo de chicos con ropas extravagantes y peinados con exceso de gel, bailando en la calle. Quedé fascinada, cuando llegué a Monterrey no pensé encontrar algo tan extraordinario”, dice Watkins en entrevista con Gatopardo.
3. Sonideros
Aunque la adaptación musical comenzó con un grupo de personas que emplearon láminas y acordeones oxidados para lograr los ritmos de la cumbia, algunos músicos decidieron apostar por la nueva cumbia rebajada. De pronto, grandes como Celso Piña comenzaron a popularizar la cumbia regia y de la noche a la mañana la colonia Independencia se convirtió en el epicentro al que acudían multitudes con tal de bailar al ritmo de sonideros como Gabriel Duéñez.
(Consejo: No pierdas la oportunidad de conocer la primera consola que se usó para dar el “pitch” de la cumbia rebajada, que se muestra en una de las salas de la exposición).
4. Un estilo original
“Cuando vi a estos chicos me sentí muy afortunada. Sentí que estaba viendo un movimiento como lo fue el punk hace algunos años”, explica Watkins. De acuerdo con ella, ambos estilos se apoyaban fuertemente en lo handmade, pues cada una de las prendas de vestir de los cholombianos, ya sean playeras –las favoritas eran las Ralph Lauren “piratas”–, pantalones, tenis –necesariamente Converse blancos– e incluso las gorras, estaban intervenidos por ellos mismos. Destacan las prendas en tallas mucho más grandes a la que les correspondía, estampados religiosos –la Virgen de Guadalupe y San Judas eran los más frecuentes–, además de las cabezas rapadas y las largas patillas fijadas con exceso de gel. A pesar de que la gente catalogaba su estilo como desagradable, ellos se mostraban orgullosos, otro de los grandes atractivos que orilló a Watkins a seguirles la pista.
5. La pieza esencial: un escapulario
Tejidos a mano en grandes dimensiones, el característico escapulario es parte de la identidad del cholombiano. En él llevaban su nombre y el del lugar a donde pertenecían, con el fin de que los sonideros les mandaran saludos durante la fiesta. Algunos incluso llevaban tejido “XEH 14:20”, una estación regiomontana que se transmitía en AM que se volvió parte del movimiento, pues la usaban para mandarse mensajes a través de la radio con sus amigos y familiares. En la XEH 14:20 se podían escuchar horas y horas de una extraordinaria colección de cumbia.
6. A través de la mirada extranjera
“Al inicio fue extraño, se portaron extraños conmigo porque soy una extranjera, soy mujer, e iba sola, entonces no pude solo ir con ellos y ya, tuve que conocer algunas personas, que me ayudaron y me acompañaron”, recuerda Amanda Watkins. Esta diseñadora de modas llegó a México a dar clases a la Universidad de Monterrey; tiene una maestría en Diseño de Moda por el Royal College of Art y sus colecciones han aparecido en publicaciones internacionales como Elle, Commons&Sense y Dazed and Confused. A pesar de solo contar con una cámara amateur, Amanda se interesó tanto por el movimiento cholombiano logró fotografiar una gran cantidad de contenido tras observarlos por un par de meses. En poco tiempo, cuenta Amanda, se acostumbraron a ella y se volvió común que durante los cinco años que duró su proyecto, los chavos la saludaran con un “Hey, güera, tómame una foto”.
7. Un libro “cholombiano”
“Existieron algunos factores fundamentales para llevar a cabo este libro”, cuenta Déborah Holtz, directora de Trilce Ediciones, al hablar sobre el libro Cholombianos, lanzado a finales de 2014. “Uno de ellos fue el hecho de que había otra mirada externa, no me refiero a porque Amanda sea inglesa, sino por ser una diseñadora de modas, por la larga convivencia con ellos y el involucramiento que logró desde una convicción muy inocente”. Cholombianos se compone principalmente por fotografías tomadas por la misma Amanda Watkins, además del trabajo de investigación de Ana Bárcenas e incluso el músico Celso Piña, todo un ícono del movimiento, participa con una entrada.
8. El Museo de la Ciudad de México
Ubicado en José María Pino Suaréz 30, en el Centro Histórico, este museo se caracteriza por alojar exposiciones que invitan al diálogo. Durante la conferencia de prensa previa a la inauguración de “Cholombianos”, José María Espinasa Yllades, director del Museo de la Ciudad de México, explicó lo importante que es para ellos recibir esta muestra, pues a pesar de haberse estrenado al otro lado del Atlántico, considera relevante que el público mexicano deje de lado los estereotipos y abrace la diversidad cultural mexicana. Esto derivado de un reciente debate en redes sociales donde la gente brindó su apoyo a “Imágenes para ver-te”, una exposición sobre racismo en México abierta al público en el mismo museo, mientras que “Cholombianos” ha recibido comentarios discriminatorios.
9. Extinción
Un factor que da un nuevo significado al trabajo documental de Watkins es que los cholombianos han desaparecido. “Comenzaron a tener muchos problemas, por su forma de hablar, de vestirse, de comunicarse, por sus fiestas y es una pena que como todo movimiento tiene su principio y su fin. Y el fin llegó aproximadamente en el 2013”, explica Holtz respecto a la extinción del movimiento. La desaparición del movimiento se relaciona de manera oficial con el asesinato de integrantes de la banda Kombo Kolombia en enero de ese año, en hechos relacionados con grupos del crimen organizado de la región.
10. ¿Una mirada hacia el futuro?
“Desde el inicio quise mostrarla en Inglaterra, simplemente porque soy inglesa. Los ingleses amaron la exposición, realmente fue algo muy interesante”, agrega Amanda Watkins. “Quizá en el futuro los valoren”. Pues a pesar de que existen comentarios en contra de las personas que siguieron el movimiento, ella considera que los cholombianos representan una tribu auténtica y rebelde, que se aleja del estereotipo y rompe esquemas. Además Watkins comparó la situación entre la sociedad mexicana y los cholombianos, con la situación a la que se enfrentaron los punks en su época en Inglaterra. Además de que los cholombianos han sido descritos por muchos, como el músico Toy Selectah –ex integrante de Control Machete– como un movimiento punk un tanto tropicalizado.
Cholombianos de Amanda Watkins
A partir del 19 de mayo
Museo de la Ciudad de México
FB: /MuseoDeLaCiudadMX
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