Rescatar el cine popular mexicano del clasismo
Viviana García Besné, documentalista y restauradora, ha creado uno de los archivos audiovisuales más importantes de México. Su colección incluye filmaciones caseras, material de archivo y películas del cine popular mexicano. Su archivo Permanencia Voluntaria busca preservar y revalorar el cine de ficheras, rumberas y luchadores, que ha sido infravalorado por críticos e historiadores del cine.
Hace más de diecisiete años Viviana García Besné comenzó a rescatar películas. Rollos de 8 mm, de 16 mm, sin distinción, cualquier cinta que encontrara. En ese momento no lo sabía, pero estaba comenzando una colección que después se convertiría en uno de los archivos audiovisuales más importantes del país. Su cruzada por el cine popular mexicano estaba empezando.
“Primero fueron películas caseras de los clósets de familiares. No sabían ni qué era eso ni qué hacer con ello, porque no tenían manera de verlo, porque, pues, ese cine es complicado de ver”, dice Viviana, documentalista, editora y restauradora de películas, en entrevista para Gatopardo desde Tepoztlán, Morelos, en donde vive con su familia y sus películas.
El archivo ahora es muy amplio, no solo en dimensiones físicas, sino también temáticas. En él hay desde películas aclamadas por la crítica, como Llévame en tus brazos (1954) de Julio Bracho, hasta material filmado con cámaras de 16 mm: tomas de viajes por distintas partes del mundo, tomas aéreas de Palenque y otros sitios arqueológicos, las primeras tomas submarinas que se hicieron en México; muchísimo material de archivo imposible de conseguir en otro lado; y, por supuesto, las películas que integran su proyecto Permanencia Voluntaria, donde resguarda y restaura el cine popular mexicano: el de rumberas, de luchadores, de ficheras y de terror. Además, el material que ha acumulado Viviana García Besné contiene una recopilación única de la música popular del país, desde 1930 hasta 1992. “Ahí hay de todo, desde música de los treinta hasta La Sonora Santanera y Juan Gabriel”, dice. Así, ha logrado conformar un archivo que no solo preserva el cine popular mexicano, sino que también alberga la historia audiovisual del país del siglo XX.
Luego de recolectar las primeras cintas, Viviana sumó otros soportes: “Junté fotografías, junté periódicos”. Era 2006 y García Besné había comenzado una investigación para conocer el papel de su familia en la historia del cine mexicano. Durante mucho tiempo, su abuelita le había contado historias que a Viviana le parecían de fantasía, anécdotas difíciles de creer. “Decía que había estado a punto de casarse con [el actor] Ricardo Montalbán, que su papá había traído el cine sonoro a México. Y a mí, que me encantaba el cine y que ya estudiaba cine entonces, pues no veía que nada de eso apareciera en los libros”. El objetivo de Viviana era hacer un documental con todas las “mentiras” que su abuela le contaba. Pero a lo largo de una investigación que duró seis años descubrió que esas historias eran ciertas: durante el siglo pasado su familia desarrolló un papel importante dentro de la industria del cine popular mexicano.
“Participaron en lo que llaman el show business. Desde 1892, cuando abrieron una tienda de música en El Paso, Texas; produjeron películas hasta 1992, con el cine de ficheras”, dice García Besné sobre una larga trayectoria familiar de la que no existían muchos registros, de la que poco se había contado.
Viviana García Besné es bisnieta de José U. Calderón, un pionero del cine en México: exhibidor y distribuidor, empezó a trabajar en la industria durante el periodo silente. Sus tíos abuelos, los productores Pedro, José Luis y Guillermo Calderón, así como su abuelo Jorge García Besné, tuvieron una amplia y polifacética carrera cinematográfica, en la que destaca la producción y promoción de las películas de rumberas, de luchadores y de ficheras. Entre las diversas compañías fundadas por la familia Calderón sobresalen Azteca Films Distribution Company, dedicada a la distribución de cine mexicano en Estados Unidos, y Cinematográfica Calderón S. A., que produjo importantes cintas del cine popular mexicano como La mujer murciélago (1968), Bellas de noche (1975), Santo y Blue Demon contra Drácula y el Hombre Lobo (1973). Pero no se limitaron a estos géneros, pues también participaron en la creación de clásicos del cine de terror mexicano como Espiritismo (1962), Muñecos infernales (1961) y El hombre que logró ser invisible (1958).
Con todas las películas y documentos que Viviana García Besné recopiló durante años, surgió el documental Perdida (2009): un film en el que, a través del archivo, recupera la memoria familiar, la expone y revalora. “Me di cuenta de que toda la gente que quedaba viva se estaba muriendo, que muchos de los documentos, películas y demás estaban en un peligro muy grande. Y yo lo veía a todo esto como un tesoro. Me sorprendía que más gente no lo viera así”.
Que otros no vieran ese material como un tesoro, como algo que merece preservarse, fue lo que impulsó a Viviana a crear el archivo Permanencia Voluntaria. “Decidí empezar a juntar todos estos documentos y estas películas que fui encontrando a lo largo de esa investigación”. Primero usó su casa para guardar los rollos, pero pronto se le acabó el espacio, así que decidió rentar lugares donde almacenarlos: “llené una bodega y luego otra y luego ya no tenía cómo pagar”. Su meta era rescatar todo el cine popular mexicano. En su inventario, dice, se resguardan películas que no están en ningún otro archivo o colección.
“Me fueron llamando amigos, me iban avisando cuando había colecciones de cine que se iban a destruir. Unas estaban en una veterinaria que iban a tirar en la [colonia] Roma o en una casa del Ajusco. En estos lugares logré encontrar algunas películas de mi familia que ni siquiera teníamos en las bodegas. Nosotros en este archivo tenemos cosas únicas, cosas que no existen en ningún otro archivo del mundo”.
Algunas de estas películas, joyas de la colección, son los primeros filmes del “Enmascarado de Plata”: Santo contra hombres infernales (1961) y Santo contra el cerebro del mal (1961). Estas dos obras, importantes para la creación de una de las más importantes figuras de la cultura pop mexicana, fueron hechas por el abuelo de Viviana, Jorge García Besné. Otra pieza importante de la colección es Carita de cielo (1947), la primera participación en un film de Ninón Sevilla, actriz cumbre de las películas de rumberas.
El archivo Permanencia Voluntaria se integra con filmes que algunos críticos e historiadores del cine no consideran que merezcan rescatarse ni resguardarse. Por eso la misión de este archivo, explica Viviana, “no es darle crédito a mi familia por lo que hizo, porque ellos ya lo hicieron, ya lo saben. Creo que es más importante darle crédito y valor al gusto de la gente, a la que le gustó el cine popular mexicano, de luchadores, de ficheras. Decirle ‘tu criterio también es importante y también es digno de ser incluido en la historia’”.
“Del cine de ficheras, por ejemplo, dicen que es el cine que acabó con la industria mexicana. Cuando es todo lo contrario, les voy a enseñar el dinero que recaudaron estas películas porque ahí están los libros de contabilidad.” Y los números no mienten. “No acabó con el cine mexicano, le dio un aire a la industria, se les pagaba a los técnicos y la gente iba a los cines de tres mil personas. Te pueden o no gustar las películas, pero nadie tiene el derecho a humillar o a despreciar el cine que le gusta a otra gente.” “Cómo es que desde las cabezas de las instituciones vas a decir que este cine no merece ser preservado cuando es un cine muy querido por la gente”, explica. “Es como decirle a toda esa gente ‘tu criterio no vale la pena, no es importante’”.
Sin embargo, con los años el trabajo que realiza Viviana García Besné ha comenzado a valorarse más. “Yo creo que es porque el cine popular mexicano casi que se está poniendo de moda otra vez”, dice sonriendo. Ahora ha logrado colaborar con instituciones dedicadas al cine en México que antes habían ignorado su labor: la Filmoteca Nacional, la Cineteca Nacional, la Compañía del Fomento Cinematográfico (Focine).
Además, su material de archivo ha sido comprado por producciones norteamericanas, por Netflix en México y por MediaPro —un importante grupo audiovisual europeo que produce contenidos para cine y televisión— en España. “La compra de material de archivo es de las cosas que más nos ayudan a poder seguir restaurando películas, mantener el archivo, escanear material, buscar más material.” Pero no solo ha ayudado a solventar gastos para continuar con su labor en Permanencia Voluntaria, también es una oportunidad para que todo ese material audiovisual único se publique.
“Yo amo el material de archivo. Mi primer documental está basado en puro material de archivo y entiendo las dificultades para tener acceso a él”, dice García Besné. Es por ese amor al archivo, explica, que quiere que su material se utilice, que el público pueda verlo y valorarlo. “Si alguien tiene un documental o una ficción y quiere material de archivo, pero no le alcanza, puede venir con nosotros y encontraremos la manera de negociarlo; yo entiendo las dificultades que se tienen con el presupuesto, entonces nos adaptamos a todo”.
Resguardar el cine popular mexicano a como dé lugar, esa es la misión de Viviana García Besné, y busca cualquier método para conseguirlo. Otra opción para apoyar al archivo Permanencia Voluntaria son las donaciones; tienen una página en Patreon donde la gente puede apoyarlos con cualquier cantidad. A partir de cierto monto, el nombre de las personas puede aparecer en los créditos de las películas restauradas.
Resguardar las películas es solo una parte de su trabajo, porque también las restaura y busca que se exhiban. En febrero de este año, 2023, gracias a la organización del archivo Permanencia Voluntaria y el Festival Macabro, se exhibió en una única función dentro de la Cineteca Nacional la película Los leprosos y el sexo, la versión erótica de la película Santo contra los jinetes del terror (1970). Una cinta de la historia del cine popular mexicano que se creía un mito, una leyenda urbana, y que Viviana encontró en una lata etiquetada como “Jinetes sexys”.
Antes de proyectarse en la Cineteca, la película se había estrenado mundialmente en el Festival Internacional de Róterdam. Esta no es la única cinta del archivo de García Besné que se ha proyectado en un escenario importante. “Llevé Las mujeres pantera (1967) a [el Festival Internacional de Cine de] Locarno; llevé La mujer murciélago (1968) al TCM Classic Film Festival.” Sobre este último, dedicado a los clásicos del cine estadounidense, Viviana agrega que solamente dos películas mexicanas se han exhibido en esas salas: La mujer murciélago y Santo contra el cerebro del mal (1961).
Durante las proyecciones de las películas del archivo Permanencia Voluntaria, hay todo un trabajo que va más allá de las cintas. “Tengo que ponerlas en contexto”, explica García Besné. Por ejemplo, con las películas del Santo “muchas veces lo que hago, de manera secreta, es organizar funciones de lucha libre. Contratamos a luchadores para que vengan a interrumpir la proyección, para que se cree un ambiente en la sala y que la gente entienda que es más que una película”.
Lograr una experiencia que es parte de la cultura pop mexicana es lo que busca Viviana. “Me considero una activista del cine popular en el sentido de que quiero que México sea menos clasista, que podamos todos convivir en una sala de cine teniendo distintas experiencias”, porque con un ambiente y un público correcto, asegura, “hasta la gente más exquisita se puede divertir viendo cine de luchadores”.
Si te interesa apoyar el proyecto de cine popular mexicano, material de archivo y filmaciones caseras de Viviana García Besné, puedes donar aquí.
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