Latinoamérica a la conquista de la Bienal de Arquitectura

Latinoamérica a la conquista de la Bienal de Arquitectura

Esta edición de la Bienal de Arquitectura, dirigida por Alejandro Aravena, encuentra respuestas a la crisis urbana en la arquitectura participativa.

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Abajo del edificio conocido como “El Pantalón”, santuario del universo financiero de México, viven alrededor de tres mil personas en pequeñas casas de colores, construidas cuando todavía la colonia de Santa Fe era sólo una extensión de minas de arena, muy diferente al lujoso barrio capitalino que conocemos ahora. En los años treinta, muchos campesinos —en su mayoría michoacanos— llegaron a la zona para trabajar como mineros. Después de casi cuatro décadas de una labor desgastante, se vieron súbitamente desempleados y amenazados con ser desalojados de sus hogares debido a que el dueño del terreno, Efrén Ledesma, decidió cerrar las minas para vender el precioso suelo a especuladores inmobiliarios.

Corría el año de 1973 cuando las familias —en su mayoría compuestas por mujeres— emprendieron una lucha en contra del desalojo, y decidieron enfrentarse a la violencia de los granaderos. La toma de la tierra logró el efecto esperado, los vecinos ganaron la posesión del lugar y, para garantizar su permanencia, eligieron establecerse como una cooperativa, es decir, que el territorio fuera de propiedad colectiva. Así nació la unidad Palo Alto: una de las primeras cooperativas de viviendas de todo el continente.

Bienal de Arquitectura, fotografía 1

Este año la Bienal de Arquitectura en Venecia trae un rostro más militante, el más político del arte arquitectónico, bajo la batuta del chileno Alejandro Aravena.

Imelda tiene casi 70 años y ni una cana en su larga trenza negra. Está sentada a la mesa, en su casa; mientras charlamos, me muestra la vieja y descolorida imagen de un grupo de mujeres vestidas con trajes folclóricos, ella orgullosamente en medio: “Somos todas nosotras, festejando el aniversario de la ‘toma de la tierra’ ”. Imelda fue una de las mujeres que encabezó la defensa de la tierra en Palo Alto, y su retrato será expuesto en el pabellón mexicano en la Bienal de Arquitectura de Venecia de este año, junto con otras nueve fotografías de sus compañeras.

Las fabulosas historias de estas mujeres fueron elegidas por el chileno Alejandro Aravena, primer latinoamericano en dirigir la muestra, como parte de las experiencias que están en exhibición en el evento veneciano hasta el próximo noviembre. Galardonado con el premio Pritzker —el Oscar de la arquitectura—, Aravena es pionero en la construcción del hábitat urbano sustentable. Su proyecto de viviendas sociales elemental, que ha sido exportado a todo el mundo, es un ejemplo de “arquitectura incremental”: en la ciudad chilena de Iquique construyó 93 casas de 36 metros cuadrados con la idea de que sus propietarios pudiesen duplicar la superficie autónomamente cuando dispusieran de más recursos.

Bienal de Arquitectura, Palo Alto 1

Palo Alto fue la primera cooperativa de viviendas en crearse en el continente americano. Forma parte del pabellón mexicano en Venecia.

Una Bienal de Arquitectura militante, a partir de su nombre “Reporting from the front” (Informando desde el frente), que indaga sobre la cara más política del arte arquitectónico, la que nunca ha estado lejos de la realidad y que, aunque ignorada, maltratada, sin fondos ni apoyo político, es todavía capaz de seguir actuando gracias a la participación de la población.

Pese a sus conflictivas megalópolis que a diario batallan en contra de la desigualdad, la pobreza, la inseguridad, el tráfico, la contaminación, la migración y los desastres ambientales, Latinoamérica es la cuna de la espontaneidad arquitectónica, porque aquí las dificultades de la vida urbana se combaten con ingenio. Las estrategias de acción parecen tener un común denominador: el bien colectivo. La presente edición de la Bienal de Arquitectura se aleja de la arquitectura autoral, espectacular y a menudo autorreferencial de los archistars, arquitectos estrellas, para centrarse en las respuestas concretas a las necesidades de la sociedad civil.

Bienal de Arquitectura, Palo Alto 2

Como cada año, la muestra se lleva a cabo en el solemne Arsenale veneciano, pero ésta es la primera edición en la que su espacio introductorio ha sido construido con cien toneladas de material desechado por la pasada Bienal 2015. El resto de los proyectos exhibidos se enfocan en dar testimonio de los cambios que surgen de los pequeños espacios, donde la política se encarna en el cotidiano y las propuestas se derivan de los acuerdos y las necesidades de los habitantes; una labor compleja de construcción de un horizonte utópico.

Imelda me mira a los ojos mientras repone la foto en su lugar: “Éramos unas desgobernadas”. Sonríe. Aún es el momento de ser libre.

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