El inicio de la guerra contra el narco
Diego Luna y Michael Peña interpretan a Félix Gallardo y Kiki Camarena en Narcos: México.
Cuando Diego Luna fue llamado por el productor Eric Newman, responsable de la aclamada cinta Niños del hombre y la primera temporada de la exitosa serie de televisión Narcos, para sumarse al elenco de Narcos México, el mundo de la drogas dominaba los medios en diferentes frentes.
Mientras las noticias cubrían detenidamente el balance de la «guerra contra el narcotráfico», declarada por el gobierno mexicano, la ficción se enfocaba en aquellos personajes que controlaron el negocio de las drogas en Latinoamérica, desde una representación fiel del capo colombiano Pablo Escobar (en la referida serie de Netflix) hasta un acercamiento completamente glorificado de personajes arquetípicos del melodrama en telenovelas como El señor de los cielos, La reina del sur o La piloto.
Sin embargo, en su conversación con Newman, el actor mexicano descubrió que el proyecto producido por Netflix y la compañía francesa Gaumont, no intentaba martirizar ni glorificar a los personajes que se desarrollarían en su trama, sino ofrecer una mirada dramatizada al nacimiento de uno de los grandes problemas que enfrenta nuestro país.
«Estoy un poquito cansado de ver historias que me atraen muchísimo como espectador y que terminan siendo de policías y ladrones, sólo hablan del blanco y el negro. Es una retórica que está creciendo en el mundo en el que vivimos y se está adueñando de la opinión pública», comentó el intérprete durante un encuentro con medios nacionales previo al estreno de la primera temporada del proyecto. «Me emocionaba poder contar parte de la historia que creo se nos olvida cuando tratamos de analizar qué está pasando y dónde estamos».
En la serie —una especie de secuela directa/spin-off al Narcos original—, Luna interpreta a Miguel Ángel Félix Gallardo, un expolicía sinaloense que encuentra un negocio redituable en el transporte y tráfico de marihuana dentro y fuera de las fronteras mexicanas. «Decían que era como un empresario y yo pensaba que entonces debía haber entendido perfecto esos códigos empresariales que le permitían incluso sentarse con quien fuera», señaló Luna.
Félix Gallardo, quien después se convertiría en el fundador y líder del cártel de Guadalajara, controlaría el negocio de las drogas en nuestro país gracias a su cercanía con figuras importantes en cargos públicos, la compra de la policía y su alianza con personajes como Rafael Caro Quintero (interpretado por Tenoch Huerta), Amado Carrillo Fuentes (José María Yázpik) y Don Neto (Joaquín Cosío), un antiguo cacique que funciona como un puente de comunicación entre el cártel y otras fuerzas de la delincuencia.
Paralelo a las acciones del clan de Félix Gallardo, la serie cuenta la historia de Kiki Camarena (Michael Peña), un agente de la DEA que se muda a Guadalajara, junto a su esposa embarazada y su primogénito, para seguir los pasos del cártel de Guadalajara e investigar el control que tenía sobre el gobierno mexicano y las autoridades policíacas.
«El era un hombre enfocado en hacer lo correcto, era un hombre muy religioso y muy ético, como muchos de los mexicanos», describió Peña a su personaje ante la prensa mexicana. «Cuando vino a México, vio la evidente construcción de un imperio, había señales en todos lados».
Para la construcción de Camarena, cuyo trágico final figura en la memoria colectiva del México golpeado por el narcotráfico, Peña tuvo que recurrir a biografías y textos escritos según declaraciones de personas allegadas al agente estadounidense, pues nunca se mantuvo un registro público de sus actividades en territorio mexicano. Por su parte, Luna documentó las acciones de Félix Gallardo y se inspiró en ellas para crear a un personaje conflictivo de la manera más objetiva posible.
«La serie intenta humanizar a todos los personajes sin querer justificarlos… Si no le damos el golpe a eso, no le vamos a encontrar sentido», expresó el mexicano. Sin embargo, la cercanía con un lado humano de personajes marcados históricamente como «los malos» de la historia moderna, no significa que la serie intente hacer una apología del delito, como algunos de los críticos de la serie y el propio Diego Luna expresaron cuando se anunció el proyecto. «Yo ya la vi y juro que cuando acabó no dije ‘me hubiera encantado ser este cabrón’… Yo acepto todas las posturas, de eso se trata hacer un proyecto, de que se genere un debate y una discusión».
Con el reciente inicio del juicio en Estados Unidos contra Joaquín «El Chapo» Guzmán y la estrategia de seguridad propuesta por el presidente electo, Narcos: México estrena en un momento en el que el narcotráfico ha tomado por asalto una vez más a los medios de comunicación. «A mi me gustaría que terminen la temporada, les interese el tema y empiecen a indagar. Porque esto no deja de ser una serie de entretenimiento, no aspira a ser un documental», dijo Luna.
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