El cine a la mano: Oso polar
Marcela Vargas
Fotografía de Rodrigo Marmolejo
“Oso polar”, del director Marcelo Tobar, es la primera película mexicana filmada enteramente con iPhones. Estrenó en el XV FICM.
El bullying y las redes sociales se han convertido en dinamita para destruir la infancia de muchos niños en el mundo. Oso polar (2017), el tercer largometraje del director mexicano Marcelo Tobar, hace una mirada a esta crueldad infantil en un grupo de amigos adultos que emprenden un viaje en automóvil para asistir al reencuentro de su generación de la primaria.
Tal como sucedió con su ópera prima, Asteroide (2014), esta película nace de una anécdota personal de Tobar, quien tras una reunión escolar entendió que en realidad la gente no cambia. “Entre los seis y 13 años forjas tu identidad, por lo que la mayoría de tus traumas tienen nombre y apellido”, cuenta en entrevista. “Luego vas y los enfrentas y te das cuenta de que lo que creías que tenías resuelto no lo tienes, que hay cosas que es muy difícil evolucionar y que cuando se junta la misma gente se empiezan a repetir los mismos patrones.”
En ánimo de thriller psicológico, Oso polar construye una tensión sólida e innegable entre su protagonista, Heriberto (interpretado por Humberto Busto —El Chapo—) y sus compañeros de infancia Trujillo y Flor, con quienes cruza la Ciudad de México entre recuerdos y agresiones disimuladas. Heriberto es un exseminarista tímido, afable, que quiere
recuperar lo que alguna vez creyó tener con sus amigos de la infancia. Sin embargo, conforme avanzan en el tráfico, resurgen las verdaderas actitudes clasistas y racistas que Trujillo y Flor tuvieron hacia él cuando eran niños, pero esta vez a Heriberto le cuesta más quedarse callado.
Oso polar se acerca al bullying desde una perspectiva fresca que deja atrás los horrores del acoso escolar y se enfoca en cómo estas vivencias brutales afectan a víctimas y victimarios en la edad adulta.
Para Busto, películas como ésta le remiten a una metáfora de lo que hoy sucede en México. “Creo que como país estamos viviendo una etapa de desamparo, donde la figura de los padres, de la política, de la presidencia, de quién esté en el trono no existe. Todos tenemos un interés de rehacer el pasado, que es, al final, lo que quiere Heriberto.”
El protagonista mira el mundo a través de la cámara de su smartphone, al que transforma en un escudo para proteger su vulnerabilidad o en un cofre de tesoros donde guarda sus recuerdos más felices. Este aparato es una de las tres cámaras utilizadas para filmar Oso polar, la primera película mexicana grabada enteramente en teléfonos inteligentes. “Sabía que quería hacer la película con teléfonos cuando todavía no salía Tangerine [Sean Baker, 2015, filmada con tres iPhone 5s]”, cuenta Tobar, quien en lugar de cohibirse porque alguien se le adelantó en la técnica, lo sintió como una razón fuerte para llevar a cabo su producción. “Eso nos dio cierta tranquilidad de lo que se podía conseguir. No íbamos a inventar el hilo negro, así que seguimos lo que hicieron ellos. Para mí era importantísimo no disfrazar el uso de los teléfonos para filmar, sino que se incorporaran como elemento narrativo dramático.” La diferencia en calidad entre un iPhone 5s —la cámara autoral, con lente anamórfico—, un iPhone 4 —el smartphone de Heriberto— y un Nokia, le habla al público de estratos sociales, de intenciones y de atmósferas.
El elenco lo complementan Cristian Magaloni (Trujillo), Verónica Toussaint (Flor), Fernando Álvarez Rebeil (Luis Andrés) y las apariciones especiales de Harold Torres y Luis Alberti. La película se estrenó durante la 15.a edición del FICM y llegará a cines comerciales en noviembre de este año.
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