Seis dólares es el precio justo a pagar por una taza de café - Gatopardo

Seis dólares por un café

Este documental nos recuerda que ese es el precio justo a pagar por cada taza.

Tiempo de lectura: 3 minutos

En un segmento del documental A Six Dollar Cup of Coffee, dirigido por Alejandro Díaz y Andrés Ibáñez, el diseñador y experto en café Brian W. Jones dice lo siguiente: “Uno no debería impresionarse por una taza de café de seis dólares, sino por una que cuesta un dólar, porque si es tan barata, y realmente entiendes el proceso detrás del café, sabes que alguien fue defraudado en el camino».

Esa es la premisa de este documental, donde se exploran y analiza la forma en que el café llega a abastecer un un mercado masivo, así como las ventajas y desventajas de ciertos métodos. 

A A Six Dollar cup of Coffee

A Six Dollar Cup of Coffe explora el café y sus relaciones económicas y sociales

Como muchas personas alrededor del mundo, Alejandro y Andrés eran ávidos cafeteros, y eso despertó su interés en contar la historia del café y sus caminos de venta alrededor del mundo. A Six Dollar Cup of Coffee se compone de testimonios diversos, desde gente que planta el café, tostadores, baristas, fanáticos y activistas entre otros personajes. No obstante, el centro del documental es una cooperativa en Chiapas: Yomol A’tel, que se compone de una serie de empresas de origen tzeltal que, de acuerdo a su sitio web, “trabajan por la justicia social y la defensa de su territorio”. Yomol A’tel se ocupa principalmente de la plantación de café en las comunidades, y su objetivo es generar un negocio justo para que los productores reciban una adecuada compensación por su trabajo, algo que los sistemas económicos globales han vuelto casi imposible.

El café no es sólo una bebida, sino un factor clave en la lucha por pagos justos de los productos agrícolas, y también un modelo de resiliencia y resistencia económica. “El documental es sobre cómo afianzan una identidad a través del café y luchan por vivir de sus tierras. Son historias poco conocidas detrás de un ingrediente muy común”, remarca Alejandro. 

A Six Dollar Cup of Coffee

A Six Dollar Cup of Coffee

Andrés destaca que el café es la segunda bebida más consumida del mundo y detrás de ella hay procesos de profunda injusticia. “Hay una dicotomía interesante. La gente que cultiva o produce café es la más desfavorecida, hay todo un proceso desde que se cultiva hasta que se lleva a la casa, donde se va sumando valor al café, y la gente que trabaja en el campo es la menos preparada, y le cuesta mucho trabajo acceder a los beneficios del producto que ellos levantan”, remarca Andrés. Las personas que plantan café son las que atraviesan el mayor riesgo del proceso que menciona Andrés: no tienen alg´n seguro y la cosecha tampoco, no tienen ninguna palanca, sus plantas pueden rápidamente echarse a perder. “El café generalmente se produce en lugares en vías de desarrollo. En este cinturón cafetalero entre los trópicos, muchos países como Costa Rica o Guatmela dependen de este producto, y si no se les da una debida remuneración, la comunidad ya de por sí vulnerable se que da sin nada, y eso sin contar factores como economía mundial, clima, etcétera”, concluye Andrés.  

Hoy el café está a merced de la comodidad. A Six Dollar Cup of Coffee explora esta realidad sin ofrecer culpas o redenciones. El objetivo es escuchar las historias de la cooperativa, pero también de las personas que se dedican a comercializar el café para la población de las grandes ciudades. “Si quieres apostarle a una taza ética la situación se vuelve ganar-ganar: gastas un poco más, pero tu café va a estar más fresco, más rico, de mayor calidad y vas a saber gracias a esta trazabilidad quién es el productor”. 

A Six Dollar Cup of Coffee

A Six Dollar Cup of Coffee

A Six Dollar Cup of Coffee es un documental informativo pero en ningún momento es aburrido o monótono. Su estilo invita al cuestionamiento y a considerar todos los factores que afectan nuestro consumo de café. “La película podría o debería originar un debate en torno a las políticas públicas, y el consumidor debe estar al centro de este debate: ¿hacia dónde queremos que vaya nuestro café? ¿Apostamos a la cantidad o a la calidad? ¿Qué tipo de país cafetero queremos ser? Nos gusta consumir pero no pensar qué hay detrás”, dice Alejandro.

 


 

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