Una forense del relato breve
Ricardo Marín
Fotografía de Ritta Trejo
Yael Weiss presenta «Hematoma», su primer libro de cuentos, sobre las patologías y su violencia.
Yael Weiss cuenta en la bio de su cuenta de Twitter que se levanta todos los días a las seis de la mañana a escribir cosas que espera publicar. “Porque lo estoy haciendo bastante tarde en mi vida”, confiesa en entrevista la autora mexicana que durante gran parte de su día a día lo dedica a la Revista de la Universidad de México, donde trabaja como coordinadora digital. “Siempre lo quise hacer, desde los 20 años mandaba textos y hasta los 30 publiqué por fin un libro en Francia [Cahier du violence, Les éditions & What] mientras viví allá y estudiaba letras, pero siempre me encontré con la indisciplina. Retomando un poco las riendas, y estableciendo este orden, vi que rendía mejores frutos y que por fin valía la pena lo que tanto escribía sin dejarlo a la mitad”.
Esta determinación le dio la fuerza necesaria para terminar y darle una envoltura final a Hematoma, un compilado de cuentos y su primer libro en español. Abarca diez relatos que no están conectados entre sí, que relatan la historia de personas que se encuentran entre umbrales como la vida y la muerte, o la realidad y la alucinación. Aunque hay temas que los unen, como el primer cuento que da título al libro sobre una mujer que conoce a una médico forense fascinada por las formas y colores de los hematomas, o el último, una carta escrita para una persona que murió de cáncer gracias a un invierno nuclear.
Weiss, de 42 años, remarca la involuntaria conexión: “Parece que se analiza todo un mundo más allá de la vida y la muerte, poblado de fantasmas, gente que a lo mejor le pasó todo esto pero ya murió, como si uno fuese un médico forense analizando escenas donde hay muertes”. Para la autora, es como si cada relato fuese un análisis, en el que patologías, obsesiones y locuras conviven en un solo espacio.
Hematoma se compone de relatos que antes Weiss había difundido a través de un blog, y nacen de cuestionar a sus personajes. En su cuento “Escombros”, un terremoto devasta los edificios de la Ciudad de México, y un hombre aprovecha la oportunidad para hacerse pasar por miembro de la brigada de rescate para robar inmuebles. “Me gusta explorar personajes que reaccionan de manera extraña ante las circunstancias, y por qué lo hacen. Qué puede pasar en la cabeza de alguien para hacer cosas tan raras como obsesionarse con un casete y vestirse como Topo”, aclara Weiss.
El libro no sólo no tiene un hilo conductor, sino varios, y pueden ser tan inocentes como siniestros: en el cuento homónimo, una mujer disfruta recibir golpes por la hermosura de sus moretones; en “Prueba de oído”, unos estudiantes desquitan la muerte de su amiga sacando el cadáver de fiesta y teniendo relaciones sexuales con él; “Teatro doméstico” recoge los vistazos más violentos de una pareja destinada a la autodestrucción; y “3.141592653” trata sobre una pareja de ancianos obsesionados con el número pi.
Sus personajes están caracterizados por patologías que desdibujan constantemente la realidad, tal vez están locos, o no, pero se encuentran solos: “La soledad es lo que más los ataca, porque ésta te encierra para siempre. Por eso le llaman alienación, te aísla y entonces estás solo”, apunta.
Entre la sanidad y la locura, Hematoma es resultado del contacto con realidades de violencia y fuerte magnitud. Historias de agresión acumulada, “tal vez por eso es gozoso sentir algunos golpes. A mí en lo personal me gusta sentir los objetos, y me gusta que se me note en la piel la marca que me hice en contacto con el mundo”, finaliza Weiss.
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