Tiempo de lectura: 4 minutosCartier Women’s Initiative se dedica a impulsar el trabajo de mujeres emprendedoras que apoyan con sus empresas a detener el cambio social en todo el mundo. Fue fundada en el 2006 y es una de las iniciativas que más apoyo da a este tipo de organizaciones. En menos de una década, ha apoyado a más de 240 mujeres en 56 países.
Este año, la ganadora de la Cartier Women’s Iniciative de la región Latinoamérica y el Caribe fue una mexicana, Adriana Luna, co-fundadora y CEO de Tierra de Monte. Una organización que crea productos agrícolas que renuevan la biodiversidad y la fertilidad de la tierra, protegiendo las cosechas y empoderando a los agricultores, sin causar un impacto ambiental. Tierra de Monte se creó hace 5 años y se ha convertido en una organización fundamental para la restauración ecológica en 16 estados de la república.
Adriana siempre quiso ser bióloga. Creció en la Ciudad de México pero su familia siempre trabajó en el campo. “Los fines de semana cada vez que nos podíamos escapar al pueblo de mi abuelito pues yo me la vivía en el monte y en el cerro con él y yo creo que es algo que traigo en la sangre. Nunca me imaginé haciendo otra cosa”, explica desde Querétaro vía telefónica. Estudió biología en la UDLAP, una maestría en restauración ecológica con especialidad en biotecnología y, antes de emprender con Tierra de Monte, se dedicaba a cuestiones de ingeniería ambiental orientada a la remediación de suelos contaminados con hidrocarburos y metales pesados.
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“La idea y parte científica de Tierra de Monte nació hace más de 15 años con mi socio, que es mi esposo, nos conocimos en el Instituto de Biotecnología de la UNAM y ahí empezó todo. Al principio mi lado era la parte de la restauración y remediación de suelos y sobre eso hice una investigación independiente que inició en la escuela y después nos seguimos, como nuestro hobby ñoño mientras nos desempeñábamos profesionalmente en otras áreas”, sigue Luna.
Aunque Tierra de Monte ya era una idea, el catalizador para volverlo un negocio fueron factores sistémicos que atormentaban la producción agrícola de pequeños productores. “Trabajaba en biotecnología y empecé a inclinarme hacia la biología molecular y la parte transgénica. Hubo un momento en el que me di cuenta que definitivamente por ahí no iba la cosa. Quise entender la soberanía alimentaria desde la parte social y las diferentes maneras en las que nos relacionamos con la naturaleza y entre los mismos sectores de la sociedad. Entonces me fui a expiar mis culpas a la sierra y a las islas de Sinaloa y fue una experiencia maravillosa”, comenta Luna. Su historia también es una de gran confrontación. La de una agricultura dignificada con muchísimo capital, tecnología y redes de soporte, frente a un abandono en el que existían muchas comunidades rurales. Esto, aunado a la violencia que se vivía en Sinaloa en 2010, empujó a Luna a querer hacer algo.
«Cartier Women’s Initiative se dedica a impulsar el trabajo de mujeres emprendedoras que apoyan con sus empresas a detener el cambio social en todo el mundo».
Al nacer, la hija de Luna era alérgica a mil cosas, especialmente a los agroquímicos. La necesidad por comida orgánica accesible y de calidad se volvió una cuestión de vida o muerte. “Cuando nos enteramos de eso tuve que cambiar toda mi dieta, no pude darle pecho. Ahorita lo orgánico es un poco más accesible y ya se encuentra más, pero hace 9 años era carísimo”, sigue. En 2015, Luna se incorporó a la maestría de Administración de Empresas Socioambientales en la Universidad de Medio Ambiente en Valle de Bravo y en seis meses Tierra del Monte ya estaba formado. “Dijimos: sabemos cómo restaurar el suelo, sabemos cómo volver productiva la tierra, tenemos la capacidad de hacerlo y es algo que hay que hacer”, explica Luna.
Tierra de Monte se apoya de una red de colaboradores que vende el producto directamente con los agricultores. El mayor obstáculo ha sido llegar a las productoras por diversas razones, como la violencia a la mujer, la desconfianza y la falta de tiempo de las agricultoras. El objetivo de la organización siempre fue apoyar a las mujeres y que como Luna, con dos niños en brazos, pudieran hacer uso de los productos para regenerar su tierra. La organización estaba en proceso de crear una iniciativa para agricultoras y mujeres, en las que se crearan espacios que obedecieran a sus necesidades como trabajadoras y madres.
“Es un proceso que requiere muchos más recursos que los que nosotros tenemos, pero más que recursos requiere de muchas más redes, requiere de gente que esté conectada con organizaciones de la sociedad civil, que esté conectada con gobiernos, con un montón de asociaciones de personas a las que nosotras no tenemos acceso. Ahí fue en ese momento en el que dijimos: Cartier. Esta es una iniciativa de mujeres para mujeres que tiene muchísimo alcance, que tiene muchísima convocatoria. Con esto esperamos que nos conozcan y por otro lado tener un respaldo que asegure que somos personas de fiar, que sí estamos haciendo cosas serias”, finalizo Luna.
El año pasado trabajaron para poder competir por el apoyo de la Cartier Women’s Initiative. Cada una de las ganadoras recibe cien mil dólares de compensación, y tanto la segunda como la tercera finalista reciben treinta mil. Cada una de las 7 ganadoras y 14 finalistas tienen entrenamientos de pensamiento financiero estratégico, mentorías uno a uno, visibilidad mediática y oportunidades de networking internacionales, al igual que la invitación a unirse al programa de educación ejecutiva del INSEAD sobre cómo escalar el impacto social.
La convocatoria para la edición 2021 de Cartier Women’s Initiative ya está abierta, a través del sitio cartierwomensinitiative.com, y estará activa hasta el 31 de julio, 2020. Con el fin de aumentar aún más el impacto y la relevancia del programa, además de los 7 premios regionales existentes, a partir de la edición 2021 se reconocerá a otras tres mujeres empresarias, a través del Premio Pionero de Ciencia y Tecnología, una nueva categoría temática que celebra a los proyectos a la vanguardia de la innovación científica y tecnológica.