Un paraíso en Eslovenia
La región más occidental de Eslovenia resguarda una mezcla de buen vino y cautivantes escenarios
Hermosos cerezos y viñedos nos reciben en la región más occidental de Eslovenia, Goriška Brda, que se encuentra a orillas del río color esmeralda, Soca. De esta región son famosos una gran variedad de vinos blancos y, en menor medida, los rojos. También los productos de olivo y la fruta. Estamos muy cerca de la frontera con Italia, el paisaje lo revela. De hecho, Goriška Brda es conocida como la “Toscana de Eslovenia” debido a sus aldeas en la cima de la colina, huertos, cipreses y, por supuesto, sus laderas onduladas bordeadas de viñedos.
La variedad más prominente y famosa que se produce aquí es la Rebula. Representa alrededor del 25% de todo el vino en la región. Rebula, también conocida como Ribolla o Ribuela (que significa rojo rubí) es originaria de Grecia, pero se ha cultivado en Eslovenia durante al menos 750 años.
La maduración de las uvas depende de la ubicación, la exposición, el biotipo y las condiciones del suelo, por lo que Rebula se cosecha generalmente en diferentes momentos en Brda y el viñedo debe ser monitoreado de cerca. Debido a un proceso de maduración tan específico, Rebula sólo se puede recoger a mano, ya que las uvas se dañan bastante fácilmente a pesar de su piel gruesa.
Es un blanco seco animado con todas las complejidades de un rojo cauchutoso. Pero las uvas no son adecuadas sólo para vinos frescos y jóvenes, sino también para el envejecimiento. El vino es una excelente base para los vinos espumosos. Tradicionalmente, las uvas Brda Rebula también se han secado para la producción de excelentes vinos de postre y el favorito local “slamno vino” o vino de paja.
Además de Rebula, también encontrarás Merlot, Chardonnay Sauvignon Verde, Pinot Grigio, Cabernet Sauvignon, Pinot Bianco, Sauvignon y Cabernet Franc. En números más pequeños también encontrarás los extraños Syrah, Modri Pinot, Refosk, Pikolit, Verduc, Malvazija, Rumeni Muškat (Moscatel), Barbera, Gamay y Prosecco.
Para conocer de cerca el proceso, visitamos la casa vinícola de Marjan Simčič, una de las más premiadas y reconocidas internacionalmente. La especialidad aquí son los vinos que nacen de las tierras con “opoka”, una marga de sedimentos de la época eólica muy pobre en componentes orgánicos, pero muy rico en sales minerales.
Fue en 1860 cuando el tatara-tatara-abuelo de Marjan Simčič compró una granja en Medana (Brda) y comenzó el cultivo de la vid y la elaboración de vino. A lo largo de los años, las riendas del negocio familiar fueron pasando de una generación a la siguiente, junto con el conocimiento y la tradición hasta que Marjan se encargó de los viñedos. Era el año 1988 y le llevó nueve años más construir una nueva bodega, cinco metros bajo tierra, rodeada de olivos y viñedos en el pueblo de Ceglo. En los años siguientes, Marjan desarrolló la tradición vitivinícola de sus antepasados hasta llegar a lo que es hoy en día la bodega: 20 hectáreas de terreno, en el corazón de la zona de Goriška-Brda, con viñedos que se extienden a ambos lados de la frontera entre Eslovenia e Italia, donde se encuentra la DOC Collio. Estas 20 hectáreas producen 100 000 botellas al año, lo cual es una gran cantidad para las bodegas de la zona.
En el año 2008 la bodega lanzó su línea de vinos Opoka Cru, que marca un hito en la familia. La selección de vinos de la bodega incluye tres líneas. La primera se llama Brda Classic, la segunda línea es Cru Selection (Selekcija). Mientras que la Opoka Cru, es la línea de vinos más prestigiosa que lleva la firma de Marjan Simčič.
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El Opoka Cru Ribolla es un vino muy especial. Marjan utiliza huevos de cemento (invento esloveno según aseguran los dueños de la casa) para la larga maceración que dura dos semanas. La fermentación alcohólica se hace en contacto con las pieles. Después, tras un ligero prensado, el Ribolla Opoka permanece en estos huevos de cemento un año y posteriormente otro año más en barricas de roble de 500 litros. La forma del huevo permite que el vino esté todo el tiempo de arriba abajo y hacia los lados, aumentando el contacto con sus lías y, por lo tanto, realizando un batonage natural. Los taninos son más suaves y aumentan o se mantienen los aromas florales.
*Este es un fragmento del reportaje “Las cuatro estaciones de Eslovenia“, publicado en la revista Travesías núm. 185.
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