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PRESENTADO POR
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Piezas de arte que permiten conocer e interpretar el mundo; obras que invitan a la reflexión sobre el pasado, brindan compresión sobre el presente y se proyectan hacia el futuro. Objetos que, mediante su belleza y precisión, concretan los conceptos abstractos que nos vinculan con el mundo. Todo esto puede decirse de los relojes fabricados por la manufactura suiza Audemars Piguet, y también del trabajo artístico de Eduardo Terrazas, quien nos abrió las puertas de su estudio y de su cosmovisión.
Audemars Piguet y Club Travesías crean una serie de experiencias para apasionados del arte; una oportunidad de visitar en sus estudios a artistas destacados, aprender de ellos y entender las similitudes entre la alta relojería y la creación artística. En esta ocasión visitamos el estudio de Eduardo Terrazas (Guadalajara, 1936), cuyas obras son testimonio de un proceso de creación que combina técnicas artesanales de origen ancestral con imágenes y conceptos pertenecientes al arte contemporáneo. De origen huichol, estas técnicas se utilizan para crear imágenes de una fuerte carga simbólica asociada a una cosmogonía indígena y que requieren gran precisión, así como un entendimiento de los materiales en relación con el entorno donde se trabajan. Así, sus obras dan cuenta del tiempo invertido en ellas a partir de una actitud meditativa que contribuye al resultado. En este sentido, el discurso de Terrazas comulga con el vínculo que Audemars Piguet tiene desde hace muchos años con el arte, y comparte su objetivo: la exploración de las conexiones entre arte y artesanía, que motivan una búsqueda permanente de la excelencia artística y la maestría técnica.
Las primeras obras que Terrazas realizó con estos preceptos datan de principios de los años setenta, momento sumamente fértil en su pensamiento y en el desarrollo de una práctica flexible que se mueve con soltura entre la arquitectura, el urbanismo, el diseño, la museografía y el arte. Utilizando un lenguaje de formas abstractas, Terrazas parte del dibujo para después llevar sus imágenes a otra escala mediante la técnica aprendida de un artesano huichol en la Sierra Madre Occidental, que consiste en utilizar tablas o bastidores de madera que se cubren con cera de Campeche, para después colocar, con minuciosidad y precisión, hebras de lana o chaquiras de distintos colores que van creando secciones de color.
Este vínculo es esencial en su pensamiento, pues le ha permitido operar con una lógica de trabajo en series, que apuesta por la indagación permanente y se aleja del folclorismo. En sus obras puede verse la insistencia en temas fundamentales de su universo creativo que tienen que ver con una posición crítica ante el presente y nuestra relación con el entorno, a partir de un pensamiento ambientalista y humanista, en un momento en el cual no es suficiente con plantear preocupaciones, sino que se necesita hablar de sobrevivencia. Sus obras contribuyen, desde su belleza formal, a crear una percepción del mundo más congruente con la realidad global, así como a abrir espacios para la reflexión y la contemplación, que son plenamente tiempo presente.
Conocer a Eduardo Terrazas —un artista que ha hecho historia en México y es muy activo con su trabajo creativo— es una experiencia realmente única. No sólo vimos un adelanto de lo que prepara para su próxima exposición en el Museo Experimental El Eco, sino que pudimos aproximarnos a su pensamiento, sus técnicas creativas y su cosmovisión. Durante la visita, mostró algunos de sus proyectos favoritos, resguardados en su sala, o aquellos que aún están en proceso en su taller. Charlamos con el artista sobre todos los pequeños detalles que conforman su obra, y los socios de Club Travesías —para quienes estas experiencias son muy especiales— pudieron hacerle preguntas de primera mano y adentrarse realmente en lo que implica convertir una idea en una pieza de arte.
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