Opinión | Kenya Cuevas, heroína de la comunidad trans en la Ciudad de México

Kenya Cuevas, heroína de la comunidad trans: «Mi venganza es que todas seamos felices»

La historia de Kenya y la Casa de las Muñecas Tiresias se ha hecho conocida: ha salido en las revistas, la prensa nacional y extranjera, así como en la televisión. Ella es una de las heroínas de esta pandemia, reclutó a voluntarios para alimentar a la población trans en situación de calle.

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En la esquina de las calles de Puente de Alvarado y Bernardino de Sahagún, a la altura del Metro Revolución, hay gente esperando a que llegue la comida que Kenya y Héctor traen todos los lunes y miércoles a la una y media de la tarde. La comida es buena, dice toda esta gente, prostitutas, personas trans, hombres viejos. La vez pasada dieron atún a la vizcaína, ¿cuál será el menú de hoy? Una de las chicas más nerviosas es Jessica: lleva unos shorts muy cortos y pegados, unas chancletas y una blusa ligera, además de un collar. Es muy joven y de una belleza deslumbrante, de piernas larguísimas y cara esculpida en bronce, pero hoy está tremendamente descuidada. Inhala activo, se lleva constantemente los dedos a la nariz, y no para de dar vueltas.

Maya Michel llega a la plaza que está frente a la entrada del metro, es la directora de Casa de las Muñecas Tiresias, la organización que reparte comida en esta y otras esquinas de la ciudad, donde hay una población trans en situación de calle. Me cuentan que Jessica se escapó del refugio hace unos días y que está nerviosa porque tiene ganas de regresar. Pero es probable que no la acepten. El refugio es la parte medular de esta iniciativa, una casa en las faldas del Cerro del Chiquihuite, donde su fundadora, Kenya Cuevas, ha dado asilo a chicas que se quedaron sin lugar donde pasar la noche, cuando cerraron los hoteles debido a las políticas de distanciamiento social y confinamiento. Maya tiene cerca de cincuenta años, lleva el pelo negrísimo, blusa violeta, símbolo del movimiento feminista y un cubre bocas, por donde respira cierto aire de autoridad. Tiene dos carreras, Contabilidad y Administración de Empresas, y una maestría en Periodismo Deportivo. Es la persona que lleva las redes de la organización y está creando la página web.

La historia de Kenya y la Casa de las Muñecas Tiresias se ha hecho muy conocida en las últimas semanas; ha estado en las revistas, en la prensa nacional y extranjera, así como en la televisión. Es una de las heroínas de esta pandemia, que reclutó a varios voluntarios para dar de comer principalmente —aunque no exclusivamente— a las personas trans que viven en distintas partes de la ciudad (una ruta que conoce por su experiencia como trabajadora sexual) y que habilitó esa casa que ya ocupaba para dar refugio a otras trabajadoras sexuales trans. Ha logrado hacer visible otras desigualdades que se acentúan en medio del confinamiento, como la desigualdad de género. Pero no es la primera vez que ha puesto en los medios esta desigualdad. Kenya se dio a conocer luego del asesinato de su compañera de calle, Paola Buenrostro, en 2016.

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