Historia de un atraco
Andrés Olascoaga
Fotografía de Paulina Figueroa
Después de su aclamada ópera prima, Alonso Ruizpalacios estrena Museo, su nuevo largometraje.
Toronto – La noche del 24 de diciembre de 1985 parecía estar destinada como cualquier otra. A pesar de que la Ciudad de México había sido azotada por un gran terremoto tres meses antes, la cotidianidad había regresado a los hogares rodeada de pavo, adornos navideños y reuniones familiares. Sin embargo, la velada previa a la Navidad sería todo menos ordinaria para un par de estudiantes de veterinaria que irrumpieron en el Museo Nacional de Antropología e Historia, y se llevaron el botín más grande de piezas que hayan sido robadas en la historia de México: 140 piezas prehispánicas que desmantelaron de siete vitrinas de las salas Maya, Mexica y Monte Albán.
Dicha historia, junto con todos los eventos que se desarrollaron a partir del atraco, es el eje principal por el que avanza Museo, segundo largometraje del cineasta mexicano Alonso Ruizpalacios, que llega a las pantallas de cine después de haberse proyectado en el pasado Festival Internacional de Cine de Toronto.
En la cinta, los actores Gael García Bernal y Leonardo Ortizgris interpretan a Carlos Perches y Ramón Sardina, dos jóvenes de Ciudad Satélite sin trabajo y sin título universitario que deciden asaltar el museo dada la poca vigilancia que el estado le proporcionaba a tales piezas históricas. Después de cumplir con su hazaña, los jóvenes huyen abordo de un Volkswagen y se dirigen a Acapulco buscando un posible comprador que pueda sacarlos de su apuro.
Tras el debut de su aclamada ópera prima Festival de Cine de Berlín, estrenada en 2015, el cineasta mexicano no pudo evitar involucrarse en cuanto conoció los primeros borradores del guion, escrito por Manuel Alcalá (productor asociado del documental Bellas de noche). “Era una historia que no me soltaba, regresaba a pensar en ella y me cuestionaba constantemente dejar lo que estaba haciendo para meterme a contarla”, confiesa el director en entrevista con Gatopardo.
Lo que se presenta en pantalla, reconocido con el Oso de Plata al Mejor Guión del Festival de Cine de Berlín en el pasado febrero, es un trabajo de investigación y reestructuración del argumento, en el que el realizador colaboró con Alcalá para apropiarse del proyecto y destacar ciertos elementos en los que se ha interesado a lo largo de su trabajo, dentro y fuera del cine. “Salieron cosas fascinantes, que a mí me han interesado mucho desde siempre; toda esta relación con la historia, la relación entre un padre y su hijo, y el tema de la amistad”, señala.
De hecho, Museo guarda muchas similitudes con su ópera prima, entre ellas la propuesta de contar su historia a través de un viaje, la idea del distanciamiento paternal, una constante crítica al sistema mexicano y el rompimiento con las reglas pautadas por el lenguaje cinematográfico, jugando incluso con la veracidad de los actos narrados en favor del funcionamiento narrativo. “Las historias reales pueden ser una camisa de fuerza para la ficción”, advierte.
Dentro de este juego, Ruizpalacios también establece una serie de cuestionamientos sobre el papel de la cultura y la historia en nuestra sociedad. “Museo arrojó una riqueza de reflexiones acerca de la Historia, con hache mayúscula, y las historias que nos enseñan en la escuela. De alguna manera, salpicar de ficción con historias falsas, a esta película que trata de nuestra historia, me parecía muy atractivo, como que el círculo se cerraba”.
La cinta cuenta con la participación de Ilse Salas, Lisa Owen, Leticia Bredice, Alfredo Castro y Simon Rusell Beale. Con su exhibición en pantallas durante este mes, y una vida dentro del streaming en YouTube Originals, el director espera que su película pueda convertirse en un incentivo para interesarse en el contenido del Museo de Antropología. “El cine, al dirigir la mirada hacia algo, de pronto hace que la gente voltee hacia algo. Eso es lo que me estimula, generar un diálogo”, sentencia.
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