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La crisis de los medios: una mirada crítica

La crisis de los medios: una mirada crítica

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El libro “La crisis de los medios”, de Peter Watkins, aborda el complicado panorama al que se enfrentan los medios masivos.

A finales de 2015, Mangos de Hacha publicó en español La crisis de los medios, libro que contiene una serie de interesantes ensayos del cineasta británico Peter Watkins acerca del estado actual de los medios. Su lectura resulta interesante y atractiva para los interesados en profundizar en esta discusión y reflexión, con una postura particularmente crítica y poco convencional. El cine y el periodismo han encontrado puntos en común desde hace décadas, por lo que resulta interesante analizarlos a la par. Hace tan solo unas semanas, el estreno de la película Spotlight ofrecía, al lado de su crudo retrato sobre la pederastia sacerdotal que la Iglesia Católica ha permitido y protegido sistemáticamente, una mirada reflexiva sobre el valor del periodismo, sobre el poder de los medios y sobre su responsabilidad en el plano social. Lo que Spotlight no alcanza a contar del todo (hay un guiño sobre sus cambios y evolución) es que ese periodismo está en peligro de extinción, y que solo un puñado de títulos pueden hoy darse el lujo de un equipo de reporteros concentrados en una sola investigación por meses. En tiempos en que los medios enfrentan cierres y recortes, la mayoría de las redacciones se reducen al mínimo posible y mucho del contenido se adquiere vía freelances o agencias, donde la prioridad no es el contenido sino las ventas, el tráfico o los clics, el trabajo periodístico de un equipo como el de Spotlight es cada vez más raro. La recién conocida investigación internacional “Papeles de Panamá” confirma que tal labor difícilmente puede ser realizada por un solo proyecto periodístico, ya que requirió la atención de diferentes equipos de investigación de diferentes medios del mundo. Incluso advierte que no son los tradicionales medios establecidos quienes presentan estos resultados, sino espacios cuya relación con los poderes no es como la de diarios, agencias y noticieros de mayor demanda. Pocos espacios priorizan la relevancia informativa a los intereses comerciales. Por algo, medios como Televisa o TVAzteca, implicados en la investigación a través de altos ejecutivos, no han dado eco a la noticia como deberían. Peter Watkins es reconocido como uno de los precursores del falso documental, estilo narrativo que explotó con originalidad y con un marcado sentido político y transgresor. Su polémica cinta The War Game (1966), una historia futurista sobre un ataque nuclear soviético hacia el Reino Unido, fue transmitida hasta 1985 por presión del gobierno británico, que lo encontraba “demasiado horrendo”, a pesar de que su realización había sido comisionada por la BBC. El filme le valdría el Oscar a Mejor Documental y un reconocimiento en el Festival de Cine de Venecia. En La crisis de los medios, Watkins detalla ésa y otro par de experiencias donde autoridades o poderes fácticos (en otros países además de Inglaterra) limitaron la exposición de sus obras o la intención crítica de las mismas sobre temas como la educación y los medios de comunicación. Desde entonces, el cineasta se ha convertido en uno de los más fuertes críticos del estado de estos medios masivos de comunicación modernos. “Cuando utilizo el término ‘la crisis de los medios', me refiero a la manera cada vez más irresponsable en que los medios audiovisuales masivos (MAVM) funcionan, así como de su desastroso impacto en la sociedad, los asuntos humanos y el medio ambiente”, puntualiza el cineasta y escritor. “Me refiero a la pasividad generalizada del público hacia la forma en que los MAVM flagrantemente se comportan como los defensores de ideologías violentas, abusivas y jerárquicas, y a la falta catastrófica y permanente de conocimiento público acerca de lo que estos medios audiovisuales de masas están haciendo con nosotros”. Tres ejes destacan en el libro: la falta de autocrítica –o el total desinterés– en los medios para discutir lo que se hace a nivel de manipulación masiva en su propio interior; el uso de un formato narrativo noticioso y de contenidos que se repite sin cesar en todos lados, llamado por Watkins la “Monoforma”; y la incapacidad en el plano educativo-académico de que nuevas generaciones busquen nuevas formas de contar historias, llegando incluso al rol de la formación universitaria en los futuros comunicadores y aquellos que buscan trabajar en medios. Watkins parte de la observación y señalamiento de la manipulación mediática global y local por parte de quienes, en otros contextos y tiempos, eran los defensores de los intereses de los ciudadanos o los lectores, y que ahora se han convertido en abogados de intereses económicos y maquinarias de administración del negocio del poder – económico, político o social. “Me refiero a la resistencia generalizada dentro de las filas profesionales de los MAVM hacia el debate crítico que tiene alguna relación con lo que están haciendo. Me refiero también a la dura represión dentro de estos medios a cualquier observación no favorable de su labor Y, por último, me refiero a la negativa de los sistemas educativos globales para permitir que los jóvenes tengan acceso a cualquier forma de pedagogía sobre medios y periodismo genuinamente crítica – el único camino que podría darles la oportunidad de cuestionar el papel y las prácticas de estos MAVM”, escribe Watkins, víctima y testigo de primera fila de cada uno de estos problemas y circunstancias presentes en el ejercicio de los medios y su vinculación con el estado y otras formas del poder. La crisis de los medios es un muy interesante ejercicio de documentación y reflexión que invita al lector a ver a los medios desde una perspectiva mucho más amplia de lo habitual. Es una mirada crítica a las formas de manipulación locales y globales y a las dinámicas de poder e intereses alejadas del romanticismo e ideales retratados en Spotlight. Una lectura necesaria para cualquiera genuinamente interesado con la realidad, evolución y circunstancias del periodismo, la comunicación y los medios en la actualidad.

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El libro “La crisis de los medios”, de Peter Watkins, aborda el complicado panorama al que se enfrentan los medios masivos.

A finales de 2015, Mangos de Hacha publicó en español La crisis de los medios, libro que contiene una serie de interesantes ensayos del cineasta británico Peter Watkins acerca del estado actual de los medios. Su lectura resulta interesante y atractiva para los interesados en profundizar en esta discusión y reflexión, con una postura particularmente crítica y poco convencional. El cine y el periodismo han encontrado puntos en común desde hace décadas, por lo que resulta interesante analizarlos a la par. Hace tan solo unas semanas, el estreno de la película Spotlight ofrecía, al lado de su crudo retrato sobre la pederastia sacerdotal que la Iglesia Católica ha permitido y protegido sistemáticamente, una mirada reflexiva sobre el valor del periodismo, sobre el poder de los medios y sobre su responsabilidad en el plano social. Lo que Spotlight no alcanza a contar del todo (hay un guiño sobre sus cambios y evolución) es que ese periodismo está en peligro de extinción, y que solo un puñado de títulos pueden hoy darse el lujo de un equipo de reporteros concentrados en una sola investigación por meses. En tiempos en que los medios enfrentan cierres y recortes, la mayoría de las redacciones se reducen al mínimo posible y mucho del contenido se adquiere vía freelances o agencias, donde la prioridad no es el contenido sino las ventas, el tráfico o los clics, el trabajo periodístico de un equipo como el de Spotlight es cada vez más raro. La recién conocida investigación internacional “Papeles de Panamá” confirma que tal labor difícilmente puede ser realizada por un solo proyecto periodístico, ya que requirió la atención de diferentes equipos de investigación de diferentes medios del mundo. Incluso advierte que no son los tradicionales medios establecidos quienes presentan estos resultados, sino espacios cuya relación con los poderes no es como la de diarios, agencias y noticieros de mayor demanda. Pocos espacios priorizan la relevancia informativa a los intereses comerciales. Por algo, medios como Televisa o TVAzteca, implicados en la investigación a través de altos ejecutivos, no han dado eco a la noticia como deberían. Peter Watkins es reconocido como uno de los precursores del falso documental, estilo narrativo que explotó con originalidad y con un marcado sentido político y transgresor. Su polémica cinta The War Game (1966), una historia futurista sobre un ataque nuclear soviético hacia el Reino Unido, fue transmitida hasta 1985 por presión del gobierno británico, que lo encontraba “demasiado horrendo”, a pesar de que su realización había sido comisionada por la BBC. El filme le valdría el Oscar a Mejor Documental y un reconocimiento en el Festival de Cine de Venecia. En La crisis de los medios, Watkins detalla ésa y otro par de experiencias donde autoridades o poderes fácticos (en otros países además de Inglaterra) limitaron la exposición de sus obras o la intención crítica de las mismas sobre temas como la educación y los medios de comunicación. Desde entonces, el cineasta se ha convertido en uno de los más fuertes críticos del estado de estos medios masivos de comunicación modernos. “Cuando utilizo el término ‘la crisis de los medios', me refiero a la manera cada vez más irresponsable en que los medios audiovisuales masivos (MAVM) funcionan, así como de su desastroso impacto en la sociedad, los asuntos humanos y el medio ambiente”, puntualiza el cineasta y escritor. “Me refiero a la pasividad generalizada del público hacia la forma en que los MAVM flagrantemente se comportan como los defensores de ideologías violentas, abusivas y jerárquicas, y a la falta catastrófica y permanente de conocimiento público acerca de lo que estos medios audiovisuales de masas están haciendo con nosotros”. Tres ejes destacan en el libro: la falta de autocrítica –o el total desinterés– en los medios para discutir lo que se hace a nivel de manipulación masiva en su propio interior; el uso de un formato narrativo noticioso y de contenidos que se repite sin cesar en todos lados, llamado por Watkins la “Monoforma”; y la incapacidad en el plano educativo-académico de que nuevas generaciones busquen nuevas formas de contar historias, llegando incluso al rol de la formación universitaria en los futuros comunicadores y aquellos que buscan trabajar en medios. Watkins parte de la observación y señalamiento de la manipulación mediática global y local por parte de quienes, en otros contextos y tiempos, eran los defensores de los intereses de los ciudadanos o los lectores, y que ahora se han convertido en abogados de intereses económicos y maquinarias de administración del negocio del poder – económico, político o social. “Me refiero a la resistencia generalizada dentro de las filas profesionales de los MAVM hacia el debate crítico que tiene alguna relación con lo que están haciendo. Me refiero también a la dura represión dentro de estos medios a cualquier observación no favorable de su labor Y, por último, me refiero a la negativa de los sistemas educativos globales para permitir que los jóvenes tengan acceso a cualquier forma de pedagogía sobre medios y periodismo genuinamente crítica – el único camino que podría darles la oportunidad de cuestionar el papel y las prácticas de estos MAVM”, escribe Watkins, víctima y testigo de primera fila de cada uno de estos problemas y circunstancias presentes en el ejercicio de los medios y su vinculación con el estado y otras formas del poder. La crisis de los medios es un muy interesante ejercicio de documentación y reflexión que invita al lector a ver a los medios desde una perspectiva mucho más amplia de lo habitual. Es una mirada crítica a las formas de manipulación locales y globales y a las dinámicas de poder e intereses alejadas del romanticismo e ideales retratados en Spotlight. Una lectura necesaria para cualquiera genuinamente interesado con la realidad, evolución y circunstancias del periodismo, la comunicación y los medios en la actualidad.

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A finales de 2015, Mangos de Hacha publicó en español La crisis de los medios, libro que contiene una serie de interesantes ensayos del cineasta británico Peter Watkins acerca del estado actual de los medios. Su lectura resulta interesante y atractiva para los interesados en profundizar en esta discusión y reflexión, con una postura particularmente crítica y poco convencional. El cine y el periodismo han encontrado puntos en común desde hace décadas, por lo que resulta interesante analizarlos a la par. Hace tan solo unas semanas, el estreno de la película Spotlight ofrecía, al lado de su crudo retrato sobre la pederastia sacerdotal que la Iglesia Católica ha permitido y protegido sistemáticamente, una mirada reflexiva sobre el valor del periodismo, sobre el poder de los medios y sobre su responsabilidad en el plano social. Lo que Spotlight no alcanza a contar del todo (hay un guiño sobre sus cambios y evolución) es que ese periodismo está en peligro de extinción, y que solo un puñado de títulos pueden hoy darse el lujo de un equipo de reporteros concentrados en una sola investigación por meses. En tiempos en que los medios enfrentan cierres y recortes, la mayoría de las redacciones se reducen al mínimo posible y mucho del contenido se adquiere vía freelances o agencias, donde la prioridad no es el contenido sino las ventas, el tráfico o los clics, el trabajo periodístico de un equipo como el de Spotlight es cada vez más raro. La recién conocida investigación internacional “Papeles de Panamá” confirma que tal labor difícilmente puede ser realizada por un solo proyecto periodístico, ya que requirió la atención de diferentes equipos de investigación de diferentes medios del mundo. Incluso advierte que no son los tradicionales medios establecidos quienes presentan estos resultados, sino espacios cuya relación con los poderes no es como la de diarios, agencias y noticieros de mayor demanda. Pocos espacios priorizan la relevancia informativa a los intereses comerciales. Por algo, medios como Televisa o TVAzteca, implicados en la investigación a través de altos ejecutivos, no han dado eco a la noticia como deberían. Peter Watkins es reconocido como uno de los precursores del falso documental, estilo narrativo que explotó con originalidad y con un marcado sentido político y transgresor. Su polémica cinta The War Game (1966), una historia futurista sobre un ataque nuclear soviético hacia el Reino Unido, fue transmitida hasta 1985 por presión del gobierno británico, que lo encontraba “demasiado horrendo”, a pesar de que su realización había sido comisionada por la BBC. El filme le valdría el Oscar a Mejor Documental y un reconocimiento en el Festival de Cine de Venecia. En La crisis de los medios, Watkins detalla ésa y otro par de experiencias donde autoridades o poderes fácticos (en otros países además de Inglaterra) limitaron la exposición de sus obras o la intención crítica de las mismas sobre temas como la educación y los medios de comunicación. Desde entonces, el cineasta se ha convertido en uno de los más fuertes críticos del estado de estos medios masivos de comunicación modernos. “Cuando utilizo el término ‘la crisis de los medios', me refiero a la manera cada vez más irresponsable en que los medios audiovisuales masivos (MAVM) funcionan, así como de su desastroso impacto en la sociedad, los asuntos humanos y el medio ambiente”, puntualiza el cineasta y escritor. “Me refiero a la pasividad generalizada del público hacia la forma en que los MAVM flagrantemente se comportan como los defensores de ideologías violentas, abusivas y jerárquicas, y a la falta catastrófica y permanente de conocimiento público acerca de lo que estos medios audiovisuales de masas están haciendo con nosotros”. Tres ejes destacan en el libro: la falta de autocrítica –o el total desinterés– en los medios para discutir lo que se hace a nivel de manipulación masiva en su propio interior; el uso de un formato narrativo noticioso y de contenidos que se repite sin cesar en todos lados, llamado por Watkins la “Monoforma”; y la incapacidad en el plano educativo-académico de que nuevas generaciones busquen nuevas formas de contar historias, llegando incluso al rol de la formación universitaria en los futuros comunicadores y aquellos que buscan trabajar en medios. Watkins parte de la observación y señalamiento de la manipulación mediática global y local por parte de quienes, en otros contextos y tiempos, eran los defensores de los intereses de los ciudadanos o los lectores, y que ahora se han convertido en abogados de intereses económicos y maquinarias de administración del negocio del poder – económico, político o social. “Me refiero a la resistencia generalizada dentro de las filas profesionales de los MAVM hacia el debate crítico que tiene alguna relación con lo que están haciendo. Me refiero también a la dura represión dentro de estos medios a cualquier observación no favorable de su labor Y, por último, me refiero a la negativa de los sistemas educativos globales para permitir que los jóvenes tengan acceso a cualquier forma de pedagogía sobre medios y periodismo genuinamente crítica – el único camino que podría darles la oportunidad de cuestionar el papel y las prácticas de estos MAVM”, escribe Watkins, víctima y testigo de primera fila de cada uno de estos problemas y circunstancias presentes en el ejercicio de los medios y su vinculación con el estado y otras formas del poder. La crisis de los medios es un muy interesante ejercicio de documentación y reflexión que invita al lector a ver a los medios desde una perspectiva mucho más amplia de lo habitual. Es una mirada crítica a las formas de manipulación locales y globales y a las dinámicas de poder e intereses alejadas del romanticismo e ideales retratados en Spotlight. 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A finales de 2015, Mangos de Hacha publicó en español La crisis de los medios, libro que contiene una serie de interesantes ensayos del cineasta británico Peter Watkins acerca del estado actual de los medios. Su lectura resulta interesante y atractiva para los interesados en profundizar en esta discusión y reflexión, con una postura particularmente crítica y poco convencional. El cine y el periodismo han encontrado puntos en común desde hace décadas, por lo que resulta interesante analizarlos a la par. Hace tan solo unas semanas, el estreno de la película Spotlight ofrecía, al lado de su crudo retrato sobre la pederastia sacerdotal que la Iglesia Católica ha permitido y protegido sistemáticamente, una mirada reflexiva sobre el valor del periodismo, sobre el poder de los medios y sobre su responsabilidad en el plano social. Lo que Spotlight no alcanza a contar del todo (hay un guiño sobre sus cambios y evolución) es que ese periodismo está en peligro de extinción, y que solo un puñado de títulos pueden hoy darse el lujo de un equipo de reporteros concentrados en una sola investigación por meses. En tiempos en que los medios enfrentan cierres y recortes, la mayoría de las redacciones se reducen al mínimo posible y mucho del contenido se adquiere vía freelances o agencias, donde la prioridad no es el contenido sino las ventas, el tráfico o los clics, el trabajo periodístico de un equipo como el de Spotlight es cada vez más raro. La recién conocida investigación internacional “Papeles de Panamá” confirma que tal labor difícilmente puede ser realizada por un solo proyecto periodístico, ya que requirió la atención de diferentes equipos de investigación de diferentes medios del mundo. Incluso advierte que no son los tradicionales medios establecidos quienes presentan estos resultados, sino espacios cuya relación con los poderes no es como la de diarios, agencias y noticieros de mayor demanda. Pocos espacios priorizan la relevancia informativa a los intereses comerciales. Por algo, medios como Televisa o TVAzteca, implicados en la investigación a través de altos ejecutivos, no han dado eco a la noticia como deberían. Peter Watkins es reconocido como uno de los precursores del falso documental, estilo narrativo que explotó con originalidad y con un marcado sentido político y transgresor. Su polémica cinta The War Game (1966), una historia futurista sobre un ataque nuclear soviético hacia el Reino Unido, fue transmitida hasta 1985 por presión del gobierno británico, que lo encontraba “demasiado horrendo”, a pesar de que su realización había sido comisionada por la BBC. El filme le valdría el Oscar a Mejor Documental y un reconocimiento en el Festival de Cine de Venecia. En La crisis de los medios, Watkins detalla ésa y otro par de experiencias donde autoridades o poderes fácticos (en otros países además de Inglaterra) limitaron la exposición de sus obras o la intención crítica de las mismas sobre temas como la educación y los medios de comunicación. Desde entonces, el cineasta se ha convertido en uno de los más fuertes críticos del estado de estos medios masivos de comunicación modernos. “Cuando utilizo el término ‘la crisis de los medios', me refiero a la manera cada vez más irresponsable en que los medios audiovisuales masivos (MAVM) funcionan, así como de su desastroso impacto en la sociedad, los asuntos humanos y el medio ambiente”, puntualiza el cineasta y escritor. “Me refiero a la pasividad generalizada del público hacia la forma en que los MAVM flagrantemente se comportan como los defensores de ideologías violentas, abusivas y jerárquicas, y a la falta catastrófica y permanente de conocimiento público acerca de lo que estos medios audiovisuales de masas están haciendo con nosotros”. Tres ejes destacan en el libro: la falta de autocrítica –o el total desinterés– en los medios para discutir lo que se hace a nivel de manipulación masiva en su propio interior; el uso de un formato narrativo noticioso y de contenidos que se repite sin cesar en todos lados, llamado por Watkins la “Monoforma”; y la incapacidad en el plano educativo-académico de que nuevas generaciones busquen nuevas formas de contar historias, llegando incluso al rol de la formación universitaria en los futuros comunicadores y aquellos que buscan trabajar en medios. Watkins parte de la observación y señalamiento de la manipulación mediática global y local por parte de quienes, en otros contextos y tiempos, eran los defensores de los intereses de los ciudadanos o los lectores, y que ahora se han convertido en abogados de intereses económicos y maquinarias de administración del negocio del poder – económico, político o social. “Me refiero a la resistencia generalizada dentro de las filas profesionales de los MAVM hacia el debate crítico que tiene alguna relación con lo que están haciendo. Me refiero también a la dura represión dentro de estos medios a cualquier observación no favorable de su labor Y, por último, me refiero a la negativa de los sistemas educativos globales para permitir que los jóvenes tengan acceso a cualquier forma de pedagogía sobre medios y periodismo genuinamente crítica – el único camino que podría darles la oportunidad de cuestionar el papel y las prácticas de estos MAVM”, escribe Watkins, víctima y testigo de primera fila de cada uno de estos problemas y circunstancias presentes en el ejercicio de los medios y su vinculación con el estado y otras formas del poder. La crisis de los medios es un muy interesante ejercicio de documentación y reflexión que invita al lector a ver a los medios desde una perspectiva mucho más amplia de lo habitual. Es una mirada crítica a las formas de manipulación locales y globales y a las dinámicas de poder e intereses alejadas del romanticismo e ideales retratados en Spotlight. 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A finales de 2015, Mangos de Hacha publicó en español La crisis de los medios, libro que contiene una serie de interesantes ensayos del cineasta británico Peter Watkins acerca del estado actual de los medios. Su lectura resulta interesante y atractiva para los interesados en profundizar en esta discusión y reflexión, con una postura particularmente crítica y poco convencional. El cine y el periodismo han encontrado puntos en común desde hace décadas, por lo que resulta interesante analizarlos a la par. Hace tan solo unas semanas, el estreno de la película Spotlight ofrecía, al lado de su crudo retrato sobre la pederastia sacerdotal que la Iglesia Católica ha permitido y protegido sistemáticamente, una mirada reflexiva sobre el valor del periodismo, sobre el poder de los medios y sobre su responsabilidad en el plano social. Lo que Spotlight no alcanza a contar del todo (hay un guiño sobre sus cambios y evolución) es que ese periodismo está en peligro de extinción, y que solo un puñado de títulos pueden hoy darse el lujo de un equipo de reporteros concentrados en una sola investigación por meses. En tiempos en que los medios enfrentan cierres y recortes, la mayoría de las redacciones se reducen al mínimo posible y mucho del contenido se adquiere vía freelances o agencias, donde la prioridad no es el contenido sino las ventas, el tráfico o los clics, el trabajo periodístico de un equipo como el de Spotlight es cada vez más raro. La recién conocida investigación internacional “Papeles de Panamá” confirma que tal labor difícilmente puede ser realizada por un solo proyecto periodístico, ya que requirió la atención de diferentes equipos de investigación de diferentes medios del mundo. Incluso advierte que no son los tradicionales medios establecidos quienes presentan estos resultados, sino espacios cuya relación con los poderes no es como la de diarios, agencias y noticieros de mayor demanda. Pocos espacios priorizan la relevancia informativa a los intereses comerciales. Por algo, medios como Televisa o TVAzteca, implicados en la investigación a través de altos ejecutivos, no han dado eco a la noticia como deberían. Peter Watkins es reconocido como uno de los precursores del falso documental, estilo narrativo que explotó con originalidad y con un marcado sentido político y transgresor. Su polémica cinta The War Game (1966), una historia futurista sobre un ataque nuclear soviético hacia el Reino Unido, fue transmitida hasta 1985 por presión del gobierno británico, que lo encontraba “demasiado horrendo”, a pesar de que su realización había sido comisionada por la BBC. El filme le valdría el Oscar a Mejor Documental y un reconocimiento en el Festival de Cine de Venecia. En La crisis de los medios, Watkins detalla ésa y otro par de experiencias donde autoridades o poderes fácticos (en otros países además de Inglaterra) limitaron la exposición de sus obras o la intención crítica de las mismas sobre temas como la educación y los medios de comunicación. Desde entonces, el cineasta se ha convertido en uno de los más fuertes críticos del estado de estos medios masivos de comunicación modernos. “Cuando utilizo el término ‘la crisis de los medios', me refiero a la manera cada vez más irresponsable en que los medios audiovisuales masivos (MAVM) funcionan, así como de su desastroso impacto en la sociedad, los asuntos humanos y el medio ambiente”, puntualiza el cineasta y escritor. “Me refiero a la pasividad generalizada del público hacia la forma en que los MAVM flagrantemente se comportan como los defensores de ideologías violentas, abusivas y jerárquicas, y a la falta catastrófica y permanente de conocimiento público acerca de lo que estos medios audiovisuales de masas están haciendo con nosotros”. 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Watkins parte de la observación y señalamiento de la manipulación mediática global y local por parte de quienes, en otros contextos y tiempos, eran los defensores de los intereses de los ciudadanos o los lectores, y que ahora se han convertido en abogados de intereses económicos y maquinarias de administración del negocio del poder – económico, político o social. “Me refiero a la resistencia generalizada dentro de las filas profesionales de los MAVM hacia el debate crítico que tiene alguna relación con lo que están haciendo. Me refiero también a la dura represión dentro de estos medios a cualquier observación no favorable de su labor Y, por último, me refiero a la negativa de los sistemas educativos globales para permitir que los jóvenes tengan acceso a cualquier forma de pedagogía sobre medios y periodismo genuinamente crítica – el único camino que podría darles la oportunidad de cuestionar el papel y las prácticas de estos MAVM”, escribe Watkins, víctima y testigo de primera fila de cada uno de estos problemas y circunstancias presentes en el ejercicio de los medios y su vinculación con el estado y otras formas del poder. La crisis de los medios es un muy interesante ejercicio de documentación y reflexión que invita al lector a ver a los medios desde una perspectiva mucho más amplia de lo habitual. Es una mirada crítica a las formas de manipulación locales y globales y a las dinámicas de poder e intereses alejadas del romanticismo e ideales retratados en Spotlight. 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Lo que Spotlight no alcanza a contar del todo (hay un guiño sobre sus cambios y evolución) es que ese periodismo está en peligro de extinción, y que solo un puñado de títulos pueden hoy darse el lujo de un equipo de reporteros concentrados en una sola investigación por meses. En tiempos en que los medios enfrentan cierres y recortes, la mayoría de las redacciones se reducen al mínimo posible y mucho del contenido se adquiere vía freelances o agencias, donde la prioridad no es el contenido sino las ventas, el tráfico o los clics, el trabajo periodístico de un equipo como el de Spotlight es cada vez más raro. La recién conocida investigación internacional “Papeles de Panamá” confirma que tal labor difícilmente puede ser realizada por un solo proyecto periodístico, ya que requirió la atención de diferentes equipos de investigación de diferentes medios del mundo. Incluso advierte que no son los tradicionales medios establecidos quienes presentan estos resultados, sino espacios cuya relación con los poderes no es como la de diarios, agencias y noticieros de mayor demanda. Pocos espacios priorizan la relevancia informativa a los intereses comerciales. Por algo, medios como Televisa o TVAzteca, implicados en la investigación a través de altos ejecutivos, no han dado eco a la noticia como deberían. Peter Watkins es reconocido como uno de los precursores del falso documental, estilo narrativo que explotó con originalidad y con un marcado sentido político y transgresor. Su polémica cinta The War Game (1966), una historia futurista sobre un ataque nuclear soviético hacia el Reino Unido, fue transmitida hasta 1985 por presión del gobierno británico, que lo encontraba “demasiado horrendo”, a pesar de que su realización había sido comisionada por la BBC. El filme le valdría el Oscar a Mejor Documental y un reconocimiento en el Festival de Cine de Venecia. En La crisis de los medios, Watkins detalla ésa y otro par de experiencias donde autoridades o poderes fácticos (en otros países además de Inglaterra) limitaron la exposición de sus obras o la intención crítica de las mismas sobre temas como la educación y los medios de comunicación. Desde entonces, el cineasta se ha convertido en uno de los más fuertes críticos del estado de estos medios masivos de comunicación modernos. “Cuando utilizo el término ‘la crisis de los medios', me refiero a la manera cada vez más irresponsable en que los medios audiovisuales masivos (MAVM) funcionan, así como de su desastroso impacto en la sociedad, los asuntos humanos y el medio ambiente”, puntualiza el cineasta y escritor. “Me refiero a la pasividad generalizada del público hacia la forma en que los MAVM flagrantemente se comportan como los defensores de ideologías violentas, abusivas y jerárquicas, y a la falta catastrófica y permanente de conocimiento público acerca de lo que estos medios audiovisuales de masas están haciendo con nosotros”. 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Me refiero también a la dura represión dentro de estos medios a cualquier observación no favorable de su labor Y, por último, me refiero a la negativa de los sistemas educativos globales para permitir que los jóvenes tengan acceso a cualquier forma de pedagogía sobre medios y periodismo genuinamente crítica – el único camino que podría darles la oportunidad de cuestionar el papel y las prácticas de estos MAVM”, escribe Watkins, víctima y testigo de primera fila de cada uno de estos problemas y circunstancias presentes en el ejercicio de los medios y su vinculación con el estado y otras formas del poder. La crisis de los medios es un muy interesante ejercicio de documentación y reflexión que invita al lector a ver a los medios desde una perspectiva mucho más amplia de lo habitual. Es una mirada crítica a las formas de manipulación locales y globales y a las dinámicas de poder e intereses alejadas del romanticismo e ideales retratados en Spotlight. 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