El futuro del Louvre y su nueva directora
Aunque es buena noticia que el museo más visitado del mundo tenga, por fin, una directora, ésta tendrá que innovar para responder a las críticas de apropiación cultural y para que el museo recobre su vocación crítica.
El Museo del Louvre designó a Laurence des Cars como su primera directora. La decisión es importante porque rompe el techo de cristal más alto, el que solía impedir que las mujeres llegaran a la cima de la institución. Pero el nombramiento tiene otras implicaciones. El Louvre se convirtió en el primer “museo universal” cuando, a finales del siglo XVIII, reunió colecciones privadas para ponerlas al alcance no sólo de unos cuantos, sino del llamado gran público. Muchos más siguieron su ejemplo. Sin embargo, el Louvre no sólo alberga piezas europeas, sino que exhibe y conserva una vasta colección de objetos que provienen de culturas y geografías dominadas y colonizadas. Desde hace tiempo, el “museo universal” es un concepto en entredicho: ¿cómo obtuvo su patrimonio?, ¿a quién le pertenece?, ¿el museo realmente es universal?
Eso no es todo. Hoy en día los museos tienen que demostrar su compromiso con la diversidad de públicos. Des Cars tiene una profunda sensibilidad por la inclusión de distintas personas en el museo y ha aprovechado nuevas tecnologías para acercar el arte a otras audiencias, incluso a aquellas que están fuera de su espacio físico. Por ejemplo, en el Museo de Orsay, implementó herramientas de mediación. Las áreas involucradas actualizaron sus contenidos para crear varios pódcast, recorridos virtuales y conferencias en línea. Esto supone una innovación y los museos la necesitan para mantenerse vigentes. Si bien es cierto que el Louvre es el más visitado del mundo (sólo en 2018 recibió a diez millones de personas), la pandemia de covid lo obligó a cerrar y sus visitantes se redujeron en 70%, lo que provocó una pérdida de 90 millones de euros.
En el comunicado oficial de prensa del Louvre sobresalen estos temas: el interés del museo por recuperar su equilibrio económico tras la crisis de 2020 y la misión de convertirse en un espacio que cuestione su vocación de museo universal, que se comunique eficientemente con los jóvenes y que asuma un lugar central en los debates contemporáneos. Sobre el último punto, se ha dicho que los museos deben poner sobre la mesa la agenda pública actual. Habrá que esperar las propuestas de Des Cars, pero sin duda tendrán que involucrar de forma persistente a las minorías no representadas. Para ello, tendrán que revisar su colección con una mirada profesional pero renovada, que sinceramente considere las inquietudes y los cuestionamientos de los públicos más jóvenes que participan de manera enérgica y contundente en estas disputas. Al respecto, Des Cars empezó su carrera como curadora de patrimonio especializada en el arte del siglo XIX y principios del siglo XX. Habrá que ver cómo renueva la mirada historiográfica de esos y otros siglos.
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