El éxito de la película animada Home is Somewhere Else

El éxito de la película animada Home is Somewhere Else

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Tiempo de Lectura: 00 min

Home is Somewhere Else, una película animada que reúne tres historias de migrantes, ha tenido un enorme éxito ante las audiencias y en festivales de cine. Una vez más Jorge Villalobos y Carlos Hagerman, sus directores, entregan una creación extraordinaria.

Texto de
Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de

“Solo voy con mi pena/ Sola va mi condena/ Correr es mi destino/ Para burlar la ley// Perdido en el corazón/ De la grande Babylon/ Me dicen el clandestino/ Por no llevar papel”, escuchaba hace rato en el radio. Cuando platiqué con Jorge Villalobos y Carlos Hagerman, olvidé preguntarles por qué habían incluido esa icónica canción, “Clandestino”, de Manu Chao, en Home is Somewhere Else, la película de la cual son codirectores. Pero qué bueno que no lo recordé, pues resulta una obviedad. Este largometraje, que se estrena el próximo 4 de mayo en México, aborda el fenómeno de la migración, el dolor de las partidas, el sufrimiento de las familias rotas, las identidades que se pierden y se transforman y, sobre todo, el miedo a ser deportado o a la separación.

A diferencia de otros discursos que afrontan a la migración desde la academia o lo noticioso, este largometraje se adentra en las emociones y los pensamientos de las personas que viven este fenómeno. Carlos Hagerman, quien ha dirigido Vuelve a la vida (2010), Tres miniaturas de Eugenio (2012) y El patio de mi casa (2015), explica: “Generalmente el fenómeno de la inmigración se aborda como una crítica muy dura a lo que no funciona del sistema. Pero no se habla de lo que se siente vivir ahí y de lo que se siente vivir este fenómeno como familia y de lo enormemente difícil que es la cotidianeidad. Nos preguntamos de qué forma podíamos acercar esto a los jóvenes en el momento en que están creando su identidad social”.

Home is Somewhere Else, Jorge Villalobos, Carlos Hagerman (2023).

El largometraje, que da cuenta de tres historias, fue producido por Brinca, el pequeño estudio de animación de Villalobos y Hagerman, en Valle de Bravo. Si hacer una película resulta un trabajo titánico, que sea de animación y que se trate de una producción independiente es extraordinario, por lo que debe recurrirse a la imaginación y a estrategias eficaces para hacerlo posible. Así lo describe Villalobos: “Para nosotros, como estudio, no es una opción crecer tanto para hacer una película y enfrentarnos así a un proyecto tan grande. Porque luego cómo le haces para volver al tamaño original. No es factible. Pero sí puedes apoyarte en otros estudios similares a Brinca. Nosotros ya tenemos la experiencia de trabajar con algunos estudios. Trabajamos con Llamarada, Casiopea y Virus Mecánico que, como nosotros, son estudios pequeños enfocados a trabajos narrativos de cortometraje”.

“Jasmine’s: Pursuit Happiness”, en la que participó el estudio Llamarada, es la primera historia que recabaron los cineastas. Narra lo que ocurre con la familia de Jasmine, una niña de once años nacida en Estados Unidos, cuyos papás temen ser deportados. Villalobos, con una larga trayectoria en la animación, en la que se incluye 4 maneras de tapar un hoyo (1996), cortometraje nominado a la Palma de Oro en el Festival de Cannes, recuerda que al escuchar la historia de esta niña que, en lugar de estar preocupada por estar con sus amigos, jugando o yendo al cine, estaba pensando en el discurso que debía dar en la Casa Blanca para ayudar a su familia, supo que había algo muy poderoso en ella. Este relato fue la semilla del proyecto y Villalobos lo conoció de cerca mientras vivía en Miami: “su historia está basada en sus propios dibujos que hizo el día en que nos conocimos. Para romper el hielo y para empezar a confiar uno en el otro, la forma que encontramos fue dibujar a sus papás, sus gatos y su casa. La conjunción de estos dibujos con lo que contó creaba algo nuevo, muy poderoso, subjetivo y emocional”.

“A Tale of Two Sisters” cuenta la historia de dos hermanas, Evelyn y Elizabeth, separadas por su condición migratoria. Hagerman las había conocido en el extraordinario documental Los que se quedan, que codirigió en 2008, junto con Juan Carlos Rulfo. Dice que hacerlo le ayudó a voltear a ver el paisaje de México, entender la migración y pensar en las consecuencias emocionales de esta situación en las familias que se quedan. Cuenta Hagerman que desde que acabó esa película tenía el gusanito de hablar de los que se fueron. Al final de ese documental aparece la historia de una familia yucateca del pueblito de Dzoncauich. Dos de esas niñas son las hermanas protagonistas de este capítulo de Home is Somewhere Else. “Me di cuenta de que en los diez años que separaban el momento en que terminamos la película, que es cuando la familia emigró a Estados Unidos, del momento por el que ellas pasaban ahora, había ocurrido algo que querían contar, y le propuse a Jorge hacerles una entrevista. Después de platicar cuatro horas con ellas en el sótano, nos dimos cuenta de que había una visión muy poderosa para la película. Se trata de dos adolescentes que quieren un futuro”.

Home is Somewhere Else
Home is Somewhere Else, Jorge Villalobos, Carlos Hagerman (2023).

Hagerman describe la fortuna de haber trabajado esta historia con el estudio Virus Mecánico, de Querétaro, con el que antes habían colaborado en algunos cortometrajes. Dice que la sensibilidad de su directora, Sara Páramo, fue fundamental. Se entrevistó a Evelyn y Elizabeth, con quienes los animadores estuvieron en contacto virtualmente mediante una sesión de Zoom: “Grabamos esa sesión para que vieran cómo Elizabeth se agarra el cabello cuando está hablando. Estás viendo a los personajes moviéndose, pero en realidad los animadores están imaginándose cómo pueden estar ellas diciendo las cosas. Trabajar con testimonios reales sensibilizó de forma especial a los artistas que normalmente trabajan con guiones para animación, que tienen personajes más o menos exagerados que ayudan a la comicidad física. Fue un reto para ellos, pero les interesó hacerlo”.

Si los cineastas tuvieron contacto con las dos primeras historias de forma casual, casi natural, fue más lento y difícil encontrar la tercera. En el camino conocieron a otras personas y escucharon otros relatos, como el de una familia salvadoreña que había atravesado México en el infame tren de carga conocido como La Bestia. No obstante, señala Villalobos, se les atravesó la pandemia y la comunicación con esas personas se dificultó. A pesar de estas adversidades, un poco después hallaron a un personaje que iba a resultar fundamental, José Eduardo Aguilar, el Deportee. “Cerraba con muchas cosas, por ejemplo, la historia comienza con una niña, sigue con dos adolescentes y termina con un adulto”, indica Villalobos.

La historia de este poeta y cineasta es la más dramática y la que concluye este tríptico animado. Hagerman la relata brevemente: “Él fue un niño de once años que, a diferencia de Jasmine, no era ciudadano estadounidense, pero sí vivía con miedo. Al terminar la preparatoria, tuvo la oportunidad de ser becado en una universidad por su participación en el equipo de lucha libre y le negaron esa posibilidad por ser indocumentado. Sabía lo que era soñar con ese futuro. Cuando pudo lograr el futuro que quería, como entrar a la universidad a estudiar cine, fue cuando lo deportaron. Tuvo que adaptar su identidad a ser un deportado”.

La producción de esta historia estuvo a cargo de Casiopea, un taller formado exclusivamente por mujeres. Al ser la historia más dura, escogieron ese estudio porque ha realizado cortometrajes de mucha intensidad. Hagerman considera que hacer este trabajo con ellas le añadió una sensibilidad que no habría tenido de otra manera.

Habiendo decidido ya cuáles eran las tres historias que exploraría Home is Somewhere Else, faltaba la columna vertebral, el pegamento que le iba a dar consistencia a los tres relatos que hasta ese momento eran piezas individuales. Para ello pensaron en buscar escritores, intelectuales o académicos que escribieran textos audaces y agudos acerca de la migración y la deportación. También consideraron acudir con actores o personalidades importantes que leyeran sus textos y que ese fuera el hilo conductor, pero se dieron cuenta de que, al hacerlo de esta manera, estarían editorializando esas historias o, más bien, estarían contándolas desde afuera. “Teníamos a Lalo (el ‘Deportee’). Pensamos que él, que es poeta y cineasta, y que es un narrador que te atrapa, es quien debería contar la historia y que con sus poemas se presentara cada una. De esta manera tienes una película en la que el cien por ciento de lo que estás oyendo es la voz de quienes han vivido esas historias y no voces externas opinando sobre lo que uno cree que se siente vivir eso”, enfatiza Villalobos.

El fruto del trabajo colaborativo y del esfuerzo conjunto ha sido esta película que ha resultado transversal en muchos sentidos, pues lo mismo es proyectada en escuelas de adolescentes que en festivales de cine documental, en eventos dedicados al cine latino que en salas dedicadas a la animación. Home is Somewhere Else ha participado en la selección oficial en competencia de los festivales de Annecy, Morelia, Guadalajara, el de Cine para Niños de Nueva York, el Animac y el de Thessaloniki, entre otros. En el Festival de Cine Latino de San Diego obtuvo el Premio de la Audiencia para Mejor Documental y el Premio a la Mejor Película de Frontera. También ganó el Premio del Jurado de Animación en el Festival de la Habana, el de Mejor Documental para Jóvenes en el Festival Internacional de Cine Documental de Ámsterdam y el de Mejor Documental Mexicano en DOCSMX.

A pesar de los éxitos cosechados, la misión de la película trasciende la esfera puramente cinematográfica y busca cambiar la mentalidad sobre los migrantes. Cuenta Villalobos que hace unos días Home is Somewhere Else se presentó en Cleveland a estudiantes de medios audiovisuales. A pesar de que el largometraje está dirigido a adolescentes de entre trece y diecisiete años, se busca llegar a todas las audiencias. Ahí, una espectadora se acercó al final y contó que ella no tenía idea de todo lo que está representado en la película. “No es la reacción de los migrantes y sus familias, sino de personas que están aprendiendo que hay familias que viven estas experiencias, que sufren estas circunstancias. Que la película abra los ojos de la gente es valiosísimo”, señala.

El 4 de mayo es el estreno de Home is Somewhere Else en México y podrá verse en diversas salas de cine en distintas ciudades del país, además de en cineclubes y en la Cineteca Nacional. Aún no se sabe si estará disponible en las plataformas de streaming o en la televisión. Por lo pronto, su huella cinematográfica sigue haciendo camino.

Home is Somewhere Else
Home is Somewhere Else, Jorge Villalobos, Carlos Hagerman (2023).
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Home is Somewhere Else, una película animada que reúne tres historias de migrantes, ha tenido un enorme éxito ante las audiencias y en festivales de cine. Una vez más Jorge Villalobos y Carlos Hagerman, sus directores, entregan una creación extraordinaria.

“Solo voy con mi pena/ Sola va mi condena/ Correr es mi destino/ Para burlar la ley// Perdido en el corazón/ De la grande Babylon/ Me dicen el clandestino/ Por no llevar papel”, escuchaba hace rato en el radio. Cuando platiqué con Jorge Villalobos y Carlos Hagerman, olvidé preguntarles por qué habían incluido esa icónica canción, “Clandestino”, de Manu Chao, en Home is Somewhere Else, la película de la cual son codirectores. Pero qué bueno que no lo recordé, pues resulta una obviedad. Este largometraje, que se estrena el próximo 4 de mayo en México, aborda el fenómeno de la migración, el dolor de las partidas, el sufrimiento de las familias rotas, las identidades que se pierden y se transforman y, sobre todo, el miedo a ser deportado o a la separación.

A diferencia de otros discursos que afrontan a la migración desde la academia o lo noticioso, este largometraje se adentra en las emociones y los pensamientos de las personas que viven este fenómeno. Carlos Hagerman, quien ha dirigido Vuelve a la vida (2010), Tres miniaturas de Eugenio (2012) y El patio de mi casa (2015), explica: “Generalmente el fenómeno de la inmigración se aborda como una crítica muy dura a lo que no funciona del sistema. Pero no se habla de lo que se siente vivir ahí y de lo que se siente vivir este fenómeno como familia y de lo enormemente difícil que es la cotidianeidad. Nos preguntamos de qué forma podíamos acercar esto a los jóvenes en el momento en que están creando su identidad social”.

Home is Somewhere Else, Jorge Villalobos, Carlos Hagerman (2023).

El largometraje, que da cuenta de tres historias, fue producido por Brinca, el pequeño estudio de animación de Villalobos y Hagerman, en Valle de Bravo. Si hacer una película resulta un trabajo titánico, que sea de animación y que se trate de una producción independiente es extraordinario, por lo que debe recurrirse a la imaginación y a estrategias eficaces para hacerlo posible. Así lo describe Villalobos: “Para nosotros, como estudio, no es una opción crecer tanto para hacer una película y enfrentarnos así a un proyecto tan grande. Porque luego cómo le haces para volver al tamaño original. No es factible. Pero sí puedes apoyarte en otros estudios similares a Brinca. Nosotros ya tenemos la experiencia de trabajar con algunos estudios. Trabajamos con Llamarada, Casiopea y Virus Mecánico que, como nosotros, son estudios pequeños enfocados a trabajos narrativos de cortometraje”.

“Jasmine’s: Pursuit Happiness”, en la que participó el estudio Llamarada, es la primera historia que recabaron los cineastas. Narra lo que ocurre con la familia de Jasmine, una niña de once años nacida en Estados Unidos, cuyos papás temen ser deportados. Villalobos, con una larga trayectoria en la animación, en la que se incluye 4 maneras de tapar un hoyo (1996), cortometraje nominado a la Palma de Oro en el Festival de Cannes, recuerda que al escuchar la historia de esta niña que, en lugar de estar preocupada por estar con sus amigos, jugando o yendo al cine, estaba pensando en el discurso que debía dar en la Casa Blanca para ayudar a su familia, supo que había algo muy poderoso en ella. Este relato fue la semilla del proyecto y Villalobos lo conoció de cerca mientras vivía en Miami: “su historia está basada en sus propios dibujos que hizo el día en que nos conocimos. Para romper el hielo y para empezar a confiar uno en el otro, la forma que encontramos fue dibujar a sus papás, sus gatos y su casa. La conjunción de estos dibujos con lo que contó creaba algo nuevo, muy poderoso, subjetivo y emocional”.

“A Tale of Two Sisters” cuenta la historia de dos hermanas, Evelyn y Elizabeth, separadas por su condición migratoria. Hagerman las había conocido en el extraordinario documental Los que se quedan, que codirigió en 2008, junto con Juan Carlos Rulfo. Dice que hacerlo le ayudó a voltear a ver el paisaje de México, entender la migración y pensar en las consecuencias emocionales de esta situación en las familias que se quedan. Cuenta Hagerman que desde que acabó esa película tenía el gusanito de hablar de los que se fueron. Al final de ese documental aparece la historia de una familia yucateca del pueblito de Dzoncauich. Dos de esas niñas son las hermanas protagonistas de este capítulo de Home is Somewhere Else. “Me di cuenta de que en los diez años que separaban el momento en que terminamos la película, que es cuando la familia emigró a Estados Unidos, del momento por el que ellas pasaban ahora, había ocurrido algo que querían contar, y le propuse a Jorge hacerles una entrevista. Después de platicar cuatro horas con ellas en el sótano, nos dimos cuenta de que había una visión muy poderosa para la película. Se trata de dos adolescentes que quieren un futuro”.

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Home is Somewhere Else, Jorge Villalobos, Carlos Hagerman (2023).

Hagerman describe la fortuna de haber trabajado esta historia con el estudio Virus Mecánico, de Querétaro, con el que antes habían colaborado en algunos cortometrajes. Dice que la sensibilidad de su directora, Sara Páramo, fue fundamental. Se entrevistó a Evelyn y Elizabeth, con quienes los animadores estuvieron en contacto virtualmente mediante una sesión de Zoom: “Grabamos esa sesión para que vieran cómo Elizabeth se agarra el cabello cuando está hablando. Estás viendo a los personajes moviéndose, pero en realidad los animadores están imaginándose cómo pueden estar ellas diciendo las cosas. Trabajar con testimonios reales sensibilizó de forma especial a los artistas que normalmente trabajan con guiones para animación, que tienen personajes más o menos exagerados que ayudan a la comicidad física. Fue un reto para ellos, pero les interesó hacerlo”.

Si los cineastas tuvieron contacto con las dos primeras historias de forma casual, casi natural, fue más lento y difícil encontrar la tercera. En el camino conocieron a otras personas y escucharon otros relatos, como el de una familia salvadoreña que había atravesado México en el infame tren de carga conocido como La Bestia. No obstante, señala Villalobos, se les atravesó la pandemia y la comunicación con esas personas se dificultó. A pesar de estas adversidades, un poco después hallaron a un personaje que iba a resultar fundamental, José Eduardo Aguilar, el Deportee. “Cerraba con muchas cosas, por ejemplo, la historia comienza con una niña, sigue con dos adolescentes y termina con un adulto”, indica Villalobos.

La historia de este poeta y cineasta es la más dramática y la que concluye este tríptico animado. Hagerman la relata brevemente: “Él fue un niño de once años que, a diferencia de Jasmine, no era ciudadano estadounidense, pero sí vivía con miedo. Al terminar la preparatoria, tuvo la oportunidad de ser becado en una universidad por su participación en el equipo de lucha libre y le negaron esa posibilidad por ser indocumentado. Sabía lo que era soñar con ese futuro. Cuando pudo lograr el futuro que quería, como entrar a la universidad a estudiar cine, fue cuando lo deportaron. Tuvo que adaptar su identidad a ser un deportado”.

La producción de esta historia estuvo a cargo de Casiopea, un taller formado exclusivamente por mujeres. Al ser la historia más dura, escogieron ese estudio porque ha realizado cortometrajes de mucha intensidad. Hagerman considera que hacer este trabajo con ellas le añadió una sensibilidad que no habría tenido de otra manera.

Habiendo decidido ya cuáles eran las tres historias que exploraría Home is Somewhere Else, faltaba la columna vertebral, el pegamento que le iba a dar consistencia a los tres relatos que hasta ese momento eran piezas individuales. Para ello pensaron en buscar escritores, intelectuales o académicos que escribieran textos audaces y agudos acerca de la migración y la deportación. También consideraron acudir con actores o personalidades importantes que leyeran sus textos y que ese fuera el hilo conductor, pero se dieron cuenta de que, al hacerlo de esta manera, estarían editorializando esas historias o, más bien, estarían contándolas desde afuera. “Teníamos a Lalo (el ‘Deportee’). Pensamos que él, que es poeta y cineasta, y que es un narrador que te atrapa, es quien debería contar la historia y que con sus poemas se presentara cada una. De esta manera tienes una película en la que el cien por ciento de lo que estás oyendo es la voz de quienes han vivido esas historias y no voces externas opinando sobre lo que uno cree que se siente vivir eso”, enfatiza Villalobos.

El fruto del trabajo colaborativo y del esfuerzo conjunto ha sido esta película que ha resultado transversal en muchos sentidos, pues lo mismo es proyectada en escuelas de adolescentes que en festivales de cine documental, en eventos dedicados al cine latino que en salas dedicadas a la animación. Home is Somewhere Else ha participado en la selección oficial en competencia de los festivales de Annecy, Morelia, Guadalajara, el de Cine para Niños de Nueva York, el Animac y el de Thessaloniki, entre otros. En el Festival de Cine Latino de San Diego obtuvo el Premio de la Audiencia para Mejor Documental y el Premio a la Mejor Película de Frontera. También ganó el Premio del Jurado de Animación en el Festival de la Habana, el de Mejor Documental para Jóvenes en el Festival Internacional de Cine Documental de Ámsterdam y el de Mejor Documental Mexicano en DOCSMX.

A pesar de los éxitos cosechados, la misión de la película trasciende la esfera puramente cinematográfica y busca cambiar la mentalidad sobre los migrantes. Cuenta Villalobos que hace unos días Home is Somewhere Else se presentó en Cleveland a estudiantes de medios audiovisuales. A pesar de que el largometraje está dirigido a adolescentes de entre trece y diecisiete años, se busca llegar a todas las audiencias. Ahí, una espectadora se acercó al final y contó que ella no tenía idea de todo lo que está representado en la película. “No es la reacción de los migrantes y sus familias, sino de personas que están aprendiendo que hay familias que viven estas experiencias, que sufren estas circunstancias. Que la película abra los ojos de la gente es valiosísimo”, señala.

El 4 de mayo es el estreno de Home is Somewhere Else en México y podrá verse en diversas salas de cine en distintas ciudades del país, además de en cineclubes y en la Cineteca Nacional. Aún no se sabe si estará disponible en las plataformas de streaming o en la televisión. Por lo pronto, su huella cinematográfica sigue haciendo camino.

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Home is Somewhere Else, una película animada que reúne tres historias de migrantes, ha tenido un enorme éxito ante las audiencias y en festivales de cine. Una vez más Jorge Villalobos y Carlos Hagerman, sus directores, entregan una creación extraordinaria.

“Solo voy con mi pena/ Sola va mi condena/ Correr es mi destino/ Para burlar la ley// Perdido en el corazón/ De la grande Babylon/ Me dicen el clandestino/ Por no llevar papel”, escuchaba hace rato en el radio. Cuando platiqué con Jorge Villalobos y Carlos Hagerman, olvidé preguntarles por qué habían incluido esa icónica canción, “Clandestino”, de Manu Chao, en Home is Somewhere Else, la película de la cual son codirectores. Pero qué bueno que no lo recordé, pues resulta una obviedad. Este largometraje, que se estrena el próximo 4 de mayo en México, aborda el fenómeno de la migración, el dolor de las partidas, el sufrimiento de las familias rotas, las identidades que se pierden y se transforman y, sobre todo, el miedo a ser deportado o a la separación.

A diferencia de otros discursos que afrontan a la migración desde la academia o lo noticioso, este largometraje se adentra en las emociones y los pensamientos de las personas que viven este fenómeno. Carlos Hagerman, quien ha dirigido Vuelve a la vida (2010), Tres miniaturas de Eugenio (2012) y El patio de mi casa (2015), explica: “Generalmente el fenómeno de la inmigración se aborda como una crítica muy dura a lo que no funciona del sistema. Pero no se habla de lo que se siente vivir ahí y de lo que se siente vivir este fenómeno como familia y de lo enormemente difícil que es la cotidianeidad. Nos preguntamos de qué forma podíamos acercar esto a los jóvenes en el momento en que están creando su identidad social”.

Home is Somewhere Else, Jorge Villalobos, Carlos Hagerman (2023).

El largometraje, que da cuenta de tres historias, fue producido por Brinca, el pequeño estudio de animación de Villalobos y Hagerman, en Valle de Bravo. Si hacer una película resulta un trabajo titánico, que sea de animación y que se trate de una producción independiente es extraordinario, por lo que debe recurrirse a la imaginación y a estrategias eficaces para hacerlo posible. Así lo describe Villalobos: “Para nosotros, como estudio, no es una opción crecer tanto para hacer una película y enfrentarnos así a un proyecto tan grande. Porque luego cómo le haces para volver al tamaño original. No es factible. Pero sí puedes apoyarte en otros estudios similares a Brinca. Nosotros ya tenemos la experiencia de trabajar con algunos estudios. Trabajamos con Llamarada, Casiopea y Virus Mecánico que, como nosotros, son estudios pequeños enfocados a trabajos narrativos de cortometraje”.

“Jasmine’s: Pursuit Happiness”, en la que participó el estudio Llamarada, es la primera historia que recabaron los cineastas. Narra lo que ocurre con la familia de Jasmine, una niña de once años nacida en Estados Unidos, cuyos papás temen ser deportados. Villalobos, con una larga trayectoria en la animación, en la que se incluye 4 maneras de tapar un hoyo (1996), cortometraje nominado a la Palma de Oro en el Festival de Cannes, recuerda que al escuchar la historia de esta niña que, en lugar de estar preocupada por estar con sus amigos, jugando o yendo al cine, estaba pensando en el discurso que debía dar en la Casa Blanca para ayudar a su familia, supo que había algo muy poderoso en ella. Este relato fue la semilla del proyecto y Villalobos lo conoció de cerca mientras vivía en Miami: “su historia está basada en sus propios dibujos que hizo el día en que nos conocimos. Para romper el hielo y para empezar a confiar uno en el otro, la forma que encontramos fue dibujar a sus papás, sus gatos y su casa. La conjunción de estos dibujos con lo que contó creaba algo nuevo, muy poderoso, subjetivo y emocional”.

“A Tale of Two Sisters” cuenta la historia de dos hermanas, Evelyn y Elizabeth, separadas por su condición migratoria. Hagerman las había conocido en el extraordinario documental Los que se quedan, que codirigió en 2008, junto con Juan Carlos Rulfo. Dice que hacerlo le ayudó a voltear a ver el paisaje de México, entender la migración y pensar en las consecuencias emocionales de esta situación en las familias que se quedan. Cuenta Hagerman que desde que acabó esa película tenía el gusanito de hablar de los que se fueron. Al final de ese documental aparece la historia de una familia yucateca del pueblito de Dzoncauich. Dos de esas niñas son las hermanas protagonistas de este capítulo de Home is Somewhere Else. “Me di cuenta de que en los diez años que separaban el momento en que terminamos la película, que es cuando la familia emigró a Estados Unidos, del momento por el que ellas pasaban ahora, había ocurrido algo que querían contar, y le propuse a Jorge hacerles una entrevista. Después de platicar cuatro horas con ellas en el sótano, nos dimos cuenta de que había una visión muy poderosa para la película. Se trata de dos adolescentes que quieren un futuro”.

Home is Somewhere Else
Home is Somewhere Else, Jorge Villalobos, Carlos Hagerman (2023).

Hagerman describe la fortuna de haber trabajado esta historia con el estudio Virus Mecánico, de Querétaro, con el que antes habían colaborado en algunos cortometrajes. Dice que la sensibilidad de su directora, Sara Páramo, fue fundamental. Se entrevistó a Evelyn y Elizabeth, con quienes los animadores estuvieron en contacto virtualmente mediante una sesión de Zoom: “Grabamos esa sesión para que vieran cómo Elizabeth se agarra el cabello cuando está hablando. Estás viendo a los personajes moviéndose, pero en realidad los animadores están imaginándose cómo pueden estar ellas diciendo las cosas. Trabajar con testimonios reales sensibilizó de forma especial a los artistas que normalmente trabajan con guiones para animación, que tienen personajes más o menos exagerados que ayudan a la comicidad física. Fue un reto para ellos, pero les interesó hacerlo”.

Si los cineastas tuvieron contacto con las dos primeras historias de forma casual, casi natural, fue más lento y difícil encontrar la tercera. En el camino conocieron a otras personas y escucharon otros relatos, como el de una familia salvadoreña que había atravesado México en el infame tren de carga conocido como La Bestia. No obstante, señala Villalobos, se les atravesó la pandemia y la comunicación con esas personas se dificultó. A pesar de estas adversidades, un poco después hallaron a un personaje que iba a resultar fundamental, José Eduardo Aguilar, el Deportee. “Cerraba con muchas cosas, por ejemplo, la historia comienza con una niña, sigue con dos adolescentes y termina con un adulto”, indica Villalobos.

La historia de este poeta y cineasta es la más dramática y la que concluye este tríptico animado. Hagerman la relata brevemente: “Él fue un niño de once años que, a diferencia de Jasmine, no era ciudadano estadounidense, pero sí vivía con miedo. Al terminar la preparatoria, tuvo la oportunidad de ser becado en una universidad por su participación en el equipo de lucha libre y le negaron esa posibilidad por ser indocumentado. Sabía lo que era soñar con ese futuro. Cuando pudo lograr el futuro que quería, como entrar a la universidad a estudiar cine, fue cuando lo deportaron. Tuvo que adaptar su identidad a ser un deportado”.

La producción de esta historia estuvo a cargo de Casiopea, un taller formado exclusivamente por mujeres. Al ser la historia más dura, escogieron ese estudio porque ha realizado cortometrajes de mucha intensidad. Hagerman considera que hacer este trabajo con ellas le añadió una sensibilidad que no habría tenido de otra manera.

Habiendo decidido ya cuáles eran las tres historias que exploraría Home is Somewhere Else, faltaba la columna vertebral, el pegamento que le iba a dar consistencia a los tres relatos que hasta ese momento eran piezas individuales. Para ello pensaron en buscar escritores, intelectuales o académicos que escribieran textos audaces y agudos acerca de la migración y la deportación. También consideraron acudir con actores o personalidades importantes que leyeran sus textos y que ese fuera el hilo conductor, pero se dieron cuenta de que, al hacerlo de esta manera, estarían editorializando esas historias o, más bien, estarían contándolas desde afuera. “Teníamos a Lalo (el ‘Deportee’). Pensamos que él, que es poeta y cineasta, y que es un narrador que te atrapa, es quien debería contar la historia y que con sus poemas se presentara cada una. De esta manera tienes una película en la que el cien por ciento de lo que estás oyendo es la voz de quienes han vivido esas historias y no voces externas opinando sobre lo que uno cree que se siente vivir eso”, enfatiza Villalobos.

El fruto del trabajo colaborativo y del esfuerzo conjunto ha sido esta película que ha resultado transversal en muchos sentidos, pues lo mismo es proyectada en escuelas de adolescentes que en festivales de cine documental, en eventos dedicados al cine latino que en salas dedicadas a la animación. Home is Somewhere Else ha participado en la selección oficial en competencia de los festivales de Annecy, Morelia, Guadalajara, el de Cine para Niños de Nueva York, el Animac y el de Thessaloniki, entre otros. En el Festival de Cine Latino de San Diego obtuvo el Premio de la Audiencia para Mejor Documental y el Premio a la Mejor Película de Frontera. También ganó el Premio del Jurado de Animación en el Festival de la Habana, el de Mejor Documental para Jóvenes en el Festival Internacional de Cine Documental de Ámsterdam y el de Mejor Documental Mexicano en DOCSMX.

A pesar de los éxitos cosechados, la misión de la película trasciende la esfera puramente cinematográfica y busca cambiar la mentalidad sobre los migrantes. Cuenta Villalobos que hace unos días Home is Somewhere Else se presentó en Cleveland a estudiantes de medios audiovisuales. A pesar de que el largometraje está dirigido a adolescentes de entre trece y diecisiete años, se busca llegar a todas las audiencias. Ahí, una espectadora se acercó al final y contó que ella no tenía idea de todo lo que está representado en la película. “No es la reacción de los migrantes y sus familias, sino de personas que están aprendiendo que hay familias que viven estas experiencias, que sufren estas circunstancias. Que la película abra los ojos de la gente es valiosísimo”, señala.

El 4 de mayo es el estreno de Home is Somewhere Else en México y podrá verse en diversas salas de cine en distintas ciudades del país, además de en cineclubes y en la Cineteca Nacional. Aún no se sabe si estará disponible en las plataformas de streaming o en la televisión. Por lo pronto, su huella cinematográfica sigue haciendo camino.

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Home is Somewhere Else, una película animada que reúne tres historias de migrantes, ha tenido un enorme éxito ante las audiencias y en festivales de cine. Una vez más Jorge Villalobos y Carlos Hagerman, sus directores, entregan una creación extraordinaria.

“Solo voy con mi pena/ Sola va mi condena/ Correr es mi destino/ Para burlar la ley// Perdido en el corazón/ De la grande Babylon/ Me dicen el clandestino/ Por no llevar papel”, escuchaba hace rato en el radio. Cuando platiqué con Jorge Villalobos y Carlos Hagerman, olvidé preguntarles por qué habían incluido esa icónica canción, “Clandestino”, de Manu Chao, en Home is Somewhere Else, la película de la cual son codirectores. Pero qué bueno que no lo recordé, pues resulta una obviedad. Este largometraje, que se estrena el próximo 4 de mayo en México, aborda el fenómeno de la migración, el dolor de las partidas, el sufrimiento de las familias rotas, las identidades que se pierden y se transforman y, sobre todo, el miedo a ser deportado o a la separación.

A diferencia de otros discursos que afrontan a la migración desde la academia o lo noticioso, este largometraje se adentra en las emociones y los pensamientos de las personas que viven este fenómeno. Carlos Hagerman, quien ha dirigido Vuelve a la vida (2010), Tres miniaturas de Eugenio (2012) y El patio de mi casa (2015), explica: “Generalmente el fenómeno de la inmigración se aborda como una crítica muy dura a lo que no funciona del sistema. Pero no se habla de lo que se siente vivir ahí y de lo que se siente vivir este fenómeno como familia y de lo enormemente difícil que es la cotidianeidad. Nos preguntamos de qué forma podíamos acercar esto a los jóvenes en el momento en que están creando su identidad social”.

Home is Somewhere Else, Jorge Villalobos, Carlos Hagerman (2023).

El largometraje, que da cuenta de tres historias, fue producido por Brinca, el pequeño estudio de animación de Villalobos y Hagerman, en Valle de Bravo. Si hacer una película resulta un trabajo titánico, que sea de animación y que se trate de una producción independiente es extraordinario, por lo que debe recurrirse a la imaginación y a estrategias eficaces para hacerlo posible. Así lo describe Villalobos: “Para nosotros, como estudio, no es una opción crecer tanto para hacer una película y enfrentarnos así a un proyecto tan grande. Porque luego cómo le haces para volver al tamaño original. No es factible. Pero sí puedes apoyarte en otros estudios similares a Brinca. Nosotros ya tenemos la experiencia de trabajar con algunos estudios. Trabajamos con Llamarada, Casiopea y Virus Mecánico que, como nosotros, son estudios pequeños enfocados a trabajos narrativos de cortometraje”.

“Jasmine’s: Pursuit Happiness”, en la que participó el estudio Llamarada, es la primera historia que recabaron los cineastas. Narra lo que ocurre con la familia de Jasmine, una niña de once años nacida en Estados Unidos, cuyos papás temen ser deportados. Villalobos, con una larga trayectoria en la animación, en la que se incluye 4 maneras de tapar un hoyo (1996), cortometraje nominado a la Palma de Oro en el Festival de Cannes, recuerda que al escuchar la historia de esta niña que, en lugar de estar preocupada por estar con sus amigos, jugando o yendo al cine, estaba pensando en el discurso que debía dar en la Casa Blanca para ayudar a su familia, supo que había algo muy poderoso en ella. Este relato fue la semilla del proyecto y Villalobos lo conoció de cerca mientras vivía en Miami: “su historia está basada en sus propios dibujos que hizo el día en que nos conocimos. Para romper el hielo y para empezar a confiar uno en el otro, la forma que encontramos fue dibujar a sus papás, sus gatos y su casa. La conjunción de estos dibujos con lo que contó creaba algo nuevo, muy poderoso, subjetivo y emocional”.

“A Tale of Two Sisters” cuenta la historia de dos hermanas, Evelyn y Elizabeth, separadas por su condición migratoria. Hagerman las había conocido en el extraordinario documental Los que se quedan, que codirigió en 2008, junto con Juan Carlos Rulfo. Dice que hacerlo le ayudó a voltear a ver el paisaje de México, entender la migración y pensar en las consecuencias emocionales de esta situación en las familias que se quedan. Cuenta Hagerman que desde que acabó esa película tenía el gusanito de hablar de los que se fueron. Al final de ese documental aparece la historia de una familia yucateca del pueblito de Dzoncauich. Dos de esas niñas son las hermanas protagonistas de este capítulo de Home is Somewhere Else. “Me di cuenta de que en los diez años que separaban el momento en que terminamos la película, que es cuando la familia emigró a Estados Unidos, del momento por el que ellas pasaban ahora, había ocurrido algo que querían contar, y le propuse a Jorge hacerles una entrevista. Después de platicar cuatro horas con ellas en el sótano, nos dimos cuenta de que había una visión muy poderosa para la película. Se trata de dos adolescentes que quieren un futuro”.

Home is Somewhere Else
Home is Somewhere Else, Jorge Villalobos, Carlos Hagerman (2023).

Hagerman describe la fortuna de haber trabajado esta historia con el estudio Virus Mecánico, de Querétaro, con el que antes habían colaborado en algunos cortometrajes. Dice que la sensibilidad de su directora, Sara Páramo, fue fundamental. Se entrevistó a Evelyn y Elizabeth, con quienes los animadores estuvieron en contacto virtualmente mediante una sesión de Zoom: “Grabamos esa sesión para que vieran cómo Elizabeth se agarra el cabello cuando está hablando. Estás viendo a los personajes moviéndose, pero en realidad los animadores están imaginándose cómo pueden estar ellas diciendo las cosas. Trabajar con testimonios reales sensibilizó de forma especial a los artistas que normalmente trabajan con guiones para animación, que tienen personajes más o menos exagerados que ayudan a la comicidad física. Fue un reto para ellos, pero les interesó hacerlo”.

Si los cineastas tuvieron contacto con las dos primeras historias de forma casual, casi natural, fue más lento y difícil encontrar la tercera. En el camino conocieron a otras personas y escucharon otros relatos, como el de una familia salvadoreña que había atravesado México en el infame tren de carga conocido como La Bestia. No obstante, señala Villalobos, se les atravesó la pandemia y la comunicación con esas personas se dificultó. A pesar de estas adversidades, un poco después hallaron a un personaje que iba a resultar fundamental, José Eduardo Aguilar, el Deportee. “Cerraba con muchas cosas, por ejemplo, la historia comienza con una niña, sigue con dos adolescentes y termina con un adulto”, indica Villalobos.

La historia de este poeta y cineasta es la más dramática y la que concluye este tríptico animado. Hagerman la relata brevemente: “Él fue un niño de once años que, a diferencia de Jasmine, no era ciudadano estadounidense, pero sí vivía con miedo. Al terminar la preparatoria, tuvo la oportunidad de ser becado en una universidad por su participación en el equipo de lucha libre y le negaron esa posibilidad por ser indocumentado. Sabía lo que era soñar con ese futuro. Cuando pudo lograr el futuro que quería, como entrar a la universidad a estudiar cine, fue cuando lo deportaron. Tuvo que adaptar su identidad a ser un deportado”.

La producción de esta historia estuvo a cargo de Casiopea, un taller formado exclusivamente por mujeres. Al ser la historia más dura, escogieron ese estudio porque ha realizado cortometrajes de mucha intensidad. Hagerman considera que hacer este trabajo con ellas le añadió una sensibilidad que no habría tenido de otra manera.

Habiendo decidido ya cuáles eran las tres historias que exploraría Home is Somewhere Else, faltaba la columna vertebral, el pegamento que le iba a dar consistencia a los tres relatos que hasta ese momento eran piezas individuales. Para ello pensaron en buscar escritores, intelectuales o académicos que escribieran textos audaces y agudos acerca de la migración y la deportación. También consideraron acudir con actores o personalidades importantes que leyeran sus textos y que ese fuera el hilo conductor, pero se dieron cuenta de que, al hacerlo de esta manera, estarían editorializando esas historias o, más bien, estarían contándolas desde afuera. “Teníamos a Lalo (el ‘Deportee’). Pensamos que él, que es poeta y cineasta, y que es un narrador que te atrapa, es quien debería contar la historia y que con sus poemas se presentara cada una. De esta manera tienes una película en la que el cien por ciento de lo que estás oyendo es la voz de quienes han vivido esas historias y no voces externas opinando sobre lo que uno cree que se siente vivir eso”, enfatiza Villalobos.

El fruto del trabajo colaborativo y del esfuerzo conjunto ha sido esta película que ha resultado transversal en muchos sentidos, pues lo mismo es proyectada en escuelas de adolescentes que en festivales de cine documental, en eventos dedicados al cine latino que en salas dedicadas a la animación. Home is Somewhere Else ha participado en la selección oficial en competencia de los festivales de Annecy, Morelia, Guadalajara, el de Cine para Niños de Nueva York, el Animac y el de Thessaloniki, entre otros. En el Festival de Cine Latino de San Diego obtuvo el Premio de la Audiencia para Mejor Documental y el Premio a la Mejor Película de Frontera. También ganó el Premio del Jurado de Animación en el Festival de la Habana, el de Mejor Documental para Jóvenes en el Festival Internacional de Cine Documental de Ámsterdam y el de Mejor Documental Mexicano en DOCSMX.

A pesar de los éxitos cosechados, la misión de la película trasciende la esfera puramente cinematográfica y busca cambiar la mentalidad sobre los migrantes. Cuenta Villalobos que hace unos días Home is Somewhere Else se presentó en Cleveland a estudiantes de medios audiovisuales. A pesar de que el largometraje está dirigido a adolescentes de entre trece y diecisiete años, se busca llegar a todas las audiencias. Ahí, una espectadora se acercó al final y contó que ella no tenía idea de todo lo que está representado en la película. “No es la reacción de los migrantes y sus familias, sino de personas que están aprendiendo que hay familias que viven estas experiencias, que sufren estas circunstancias. Que la película abra los ojos de la gente es valiosísimo”, señala.

El 4 de mayo es el estreno de Home is Somewhere Else en México y podrá verse en diversas salas de cine en distintas ciudades del país, además de en cineclubes y en la Cineteca Nacional. Aún no se sabe si estará disponible en las plataformas de streaming o en la televisión. Por lo pronto, su huella cinematográfica sigue haciendo camino.

Home is Somewhere Else
Home is Somewhere Else, Jorge Villalobos, Carlos Hagerman (2023).
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El éxito de la película animada Home is Somewhere Else

El éxito de la película animada Home is Somewhere Else

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05
.
23
2023
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Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de
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Home is Somewhere Else, una película animada que reúne tres historias de migrantes, ha tenido un enorme éxito ante las audiencias y en festivales de cine. Una vez más Jorge Villalobos y Carlos Hagerman, sus directores, entregan una creación extraordinaria.

“Solo voy con mi pena/ Sola va mi condena/ Correr es mi destino/ Para burlar la ley// Perdido en el corazón/ De la grande Babylon/ Me dicen el clandestino/ Por no llevar papel”, escuchaba hace rato en el radio. Cuando platiqué con Jorge Villalobos y Carlos Hagerman, olvidé preguntarles por qué habían incluido esa icónica canción, “Clandestino”, de Manu Chao, en Home is Somewhere Else, la película de la cual son codirectores. Pero qué bueno que no lo recordé, pues resulta una obviedad. Este largometraje, que se estrena el próximo 4 de mayo en México, aborda el fenómeno de la migración, el dolor de las partidas, el sufrimiento de las familias rotas, las identidades que se pierden y se transforman y, sobre todo, el miedo a ser deportado o a la separación.

A diferencia de otros discursos que afrontan a la migración desde la academia o lo noticioso, este largometraje se adentra en las emociones y los pensamientos de las personas que viven este fenómeno. Carlos Hagerman, quien ha dirigido Vuelve a la vida (2010), Tres miniaturas de Eugenio (2012) y El patio de mi casa (2015), explica: “Generalmente el fenómeno de la inmigración se aborda como una crítica muy dura a lo que no funciona del sistema. Pero no se habla de lo que se siente vivir ahí y de lo que se siente vivir este fenómeno como familia y de lo enormemente difícil que es la cotidianeidad. Nos preguntamos de qué forma podíamos acercar esto a los jóvenes en el momento en que están creando su identidad social”.

Home is Somewhere Else, Jorge Villalobos, Carlos Hagerman (2023).

El largometraje, que da cuenta de tres historias, fue producido por Brinca, el pequeño estudio de animación de Villalobos y Hagerman, en Valle de Bravo. Si hacer una película resulta un trabajo titánico, que sea de animación y que se trate de una producción independiente es extraordinario, por lo que debe recurrirse a la imaginación y a estrategias eficaces para hacerlo posible. Así lo describe Villalobos: “Para nosotros, como estudio, no es una opción crecer tanto para hacer una película y enfrentarnos así a un proyecto tan grande. Porque luego cómo le haces para volver al tamaño original. No es factible. Pero sí puedes apoyarte en otros estudios similares a Brinca. Nosotros ya tenemos la experiencia de trabajar con algunos estudios. Trabajamos con Llamarada, Casiopea y Virus Mecánico que, como nosotros, son estudios pequeños enfocados a trabajos narrativos de cortometraje”.

“Jasmine’s: Pursuit Happiness”, en la que participó el estudio Llamarada, es la primera historia que recabaron los cineastas. Narra lo que ocurre con la familia de Jasmine, una niña de once años nacida en Estados Unidos, cuyos papás temen ser deportados. Villalobos, con una larga trayectoria en la animación, en la que se incluye 4 maneras de tapar un hoyo (1996), cortometraje nominado a la Palma de Oro en el Festival de Cannes, recuerda que al escuchar la historia de esta niña que, en lugar de estar preocupada por estar con sus amigos, jugando o yendo al cine, estaba pensando en el discurso que debía dar en la Casa Blanca para ayudar a su familia, supo que había algo muy poderoso en ella. Este relato fue la semilla del proyecto y Villalobos lo conoció de cerca mientras vivía en Miami: “su historia está basada en sus propios dibujos que hizo el día en que nos conocimos. Para romper el hielo y para empezar a confiar uno en el otro, la forma que encontramos fue dibujar a sus papás, sus gatos y su casa. La conjunción de estos dibujos con lo que contó creaba algo nuevo, muy poderoso, subjetivo y emocional”.

“A Tale of Two Sisters” cuenta la historia de dos hermanas, Evelyn y Elizabeth, separadas por su condición migratoria. Hagerman las había conocido en el extraordinario documental Los que se quedan, que codirigió en 2008, junto con Juan Carlos Rulfo. Dice que hacerlo le ayudó a voltear a ver el paisaje de México, entender la migración y pensar en las consecuencias emocionales de esta situación en las familias que se quedan. Cuenta Hagerman que desde que acabó esa película tenía el gusanito de hablar de los que se fueron. Al final de ese documental aparece la historia de una familia yucateca del pueblito de Dzoncauich. Dos de esas niñas son las hermanas protagonistas de este capítulo de Home is Somewhere Else. “Me di cuenta de que en los diez años que separaban el momento en que terminamos la película, que es cuando la familia emigró a Estados Unidos, del momento por el que ellas pasaban ahora, había ocurrido algo que querían contar, y le propuse a Jorge hacerles una entrevista. Después de platicar cuatro horas con ellas en el sótano, nos dimos cuenta de que había una visión muy poderosa para la película. Se trata de dos adolescentes que quieren un futuro”.

Home is Somewhere Else
Home is Somewhere Else, Jorge Villalobos, Carlos Hagerman (2023).

Hagerman describe la fortuna de haber trabajado esta historia con el estudio Virus Mecánico, de Querétaro, con el que antes habían colaborado en algunos cortometrajes. Dice que la sensibilidad de su directora, Sara Páramo, fue fundamental. Se entrevistó a Evelyn y Elizabeth, con quienes los animadores estuvieron en contacto virtualmente mediante una sesión de Zoom: “Grabamos esa sesión para que vieran cómo Elizabeth se agarra el cabello cuando está hablando. Estás viendo a los personajes moviéndose, pero en realidad los animadores están imaginándose cómo pueden estar ellas diciendo las cosas. Trabajar con testimonios reales sensibilizó de forma especial a los artistas que normalmente trabajan con guiones para animación, que tienen personajes más o menos exagerados que ayudan a la comicidad física. Fue un reto para ellos, pero les interesó hacerlo”.

Si los cineastas tuvieron contacto con las dos primeras historias de forma casual, casi natural, fue más lento y difícil encontrar la tercera. En el camino conocieron a otras personas y escucharon otros relatos, como el de una familia salvadoreña que había atravesado México en el infame tren de carga conocido como La Bestia. No obstante, señala Villalobos, se les atravesó la pandemia y la comunicación con esas personas se dificultó. A pesar de estas adversidades, un poco después hallaron a un personaje que iba a resultar fundamental, José Eduardo Aguilar, el Deportee. “Cerraba con muchas cosas, por ejemplo, la historia comienza con una niña, sigue con dos adolescentes y termina con un adulto”, indica Villalobos.

La historia de este poeta y cineasta es la más dramática y la que concluye este tríptico animado. Hagerman la relata brevemente: “Él fue un niño de once años que, a diferencia de Jasmine, no era ciudadano estadounidense, pero sí vivía con miedo. Al terminar la preparatoria, tuvo la oportunidad de ser becado en una universidad por su participación en el equipo de lucha libre y le negaron esa posibilidad por ser indocumentado. Sabía lo que era soñar con ese futuro. Cuando pudo lograr el futuro que quería, como entrar a la universidad a estudiar cine, fue cuando lo deportaron. Tuvo que adaptar su identidad a ser un deportado”.

La producción de esta historia estuvo a cargo de Casiopea, un taller formado exclusivamente por mujeres. Al ser la historia más dura, escogieron ese estudio porque ha realizado cortometrajes de mucha intensidad. Hagerman considera que hacer este trabajo con ellas le añadió una sensibilidad que no habría tenido de otra manera.

Habiendo decidido ya cuáles eran las tres historias que exploraría Home is Somewhere Else, faltaba la columna vertebral, el pegamento que le iba a dar consistencia a los tres relatos que hasta ese momento eran piezas individuales. Para ello pensaron en buscar escritores, intelectuales o académicos que escribieran textos audaces y agudos acerca de la migración y la deportación. También consideraron acudir con actores o personalidades importantes que leyeran sus textos y que ese fuera el hilo conductor, pero se dieron cuenta de que, al hacerlo de esta manera, estarían editorializando esas historias o, más bien, estarían contándolas desde afuera. “Teníamos a Lalo (el ‘Deportee’). Pensamos que él, que es poeta y cineasta, y que es un narrador que te atrapa, es quien debería contar la historia y que con sus poemas se presentara cada una. De esta manera tienes una película en la que el cien por ciento de lo que estás oyendo es la voz de quienes han vivido esas historias y no voces externas opinando sobre lo que uno cree que se siente vivir eso”, enfatiza Villalobos.

El fruto del trabajo colaborativo y del esfuerzo conjunto ha sido esta película que ha resultado transversal en muchos sentidos, pues lo mismo es proyectada en escuelas de adolescentes que en festivales de cine documental, en eventos dedicados al cine latino que en salas dedicadas a la animación. Home is Somewhere Else ha participado en la selección oficial en competencia de los festivales de Annecy, Morelia, Guadalajara, el de Cine para Niños de Nueva York, el Animac y el de Thessaloniki, entre otros. En el Festival de Cine Latino de San Diego obtuvo el Premio de la Audiencia para Mejor Documental y el Premio a la Mejor Película de Frontera. También ganó el Premio del Jurado de Animación en el Festival de la Habana, el de Mejor Documental para Jóvenes en el Festival Internacional de Cine Documental de Ámsterdam y el de Mejor Documental Mexicano en DOCSMX.

A pesar de los éxitos cosechados, la misión de la película trasciende la esfera puramente cinematográfica y busca cambiar la mentalidad sobre los migrantes. Cuenta Villalobos que hace unos días Home is Somewhere Else se presentó en Cleveland a estudiantes de medios audiovisuales. A pesar de que el largometraje está dirigido a adolescentes de entre trece y diecisiete años, se busca llegar a todas las audiencias. Ahí, una espectadora se acercó al final y contó que ella no tenía idea de todo lo que está representado en la película. “No es la reacción de los migrantes y sus familias, sino de personas que están aprendiendo que hay familias que viven estas experiencias, que sufren estas circunstancias. Que la película abra los ojos de la gente es valiosísimo”, señala.

El 4 de mayo es el estreno de Home is Somewhere Else en México y podrá verse en diversas salas de cine en distintas ciudades del país, además de en cineclubes y en la Cineteca Nacional. Aún no se sabe si estará disponible en las plataformas de streaming o en la televisión. Por lo pronto, su huella cinematográfica sigue haciendo camino.

Home is Somewhere Else
Home is Somewhere Else, Jorge Villalobos, Carlos Hagerman (2023).
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El éxito de la película animada Home is Somewhere Else

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AAAA
Tiempo de Lectura: 00 min

Home is Somewhere Else, una película animada que reúne tres historias de migrantes, ha tenido un enorme éxito ante las audiencias y en festivales de cine. Una vez más Jorge Villalobos y Carlos Hagerman, sus directores, entregan una creación extraordinaria.

Texto de
Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de

“Solo voy con mi pena/ Sola va mi condena/ Correr es mi destino/ Para burlar la ley// Perdido en el corazón/ De la grande Babylon/ Me dicen el clandestino/ Por no llevar papel”, escuchaba hace rato en el radio. Cuando platiqué con Jorge Villalobos y Carlos Hagerman, olvidé preguntarles por qué habían incluido esa icónica canción, “Clandestino”, de Manu Chao, en Home is Somewhere Else, la película de la cual son codirectores. Pero qué bueno que no lo recordé, pues resulta una obviedad. Este largometraje, que se estrena el próximo 4 de mayo en México, aborda el fenómeno de la migración, el dolor de las partidas, el sufrimiento de las familias rotas, las identidades que se pierden y se transforman y, sobre todo, el miedo a ser deportado o a la separación.

A diferencia de otros discursos que afrontan a la migración desde la academia o lo noticioso, este largometraje se adentra en las emociones y los pensamientos de las personas que viven este fenómeno. Carlos Hagerman, quien ha dirigido Vuelve a la vida (2010), Tres miniaturas de Eugenio (2012) y El patio de mi casa (2015), explica: “Generalmente el fenómeno de la inmigración se aborda como una crítica muy dura a lo que no funciona del sistema. Pero no se habla de lo que se siente vivir ahí y de lo que se siente vivir este fenómeno como familia y de lo enormemente difícil que es la cotidianeidad. Nos preguntamos de qué forma podíamos acercar esto a los jóvenes en el momento en que están creando su identidad social”.

Home is Somewhere Else, Jorge Villalobos, Carlos Hagerman (2023).

El largometraje, que da cuenta de tres historias, fue producido por Brinca, el pequeño estudio de animación de Villalobos y Hagerman, en Valle de Bravo. Si hacer una película resulta un trabajo titánico, que sea de animación y que se trate de una producción independiente es extraordinario, por lo que debe recurrirse a la imaginación y a estrategias eficaces para hacerlo posible. Así lo describe Villalobos: “Para nosotros, como estudio, no es una opción crecer tanto para hacer una película y enfrentarnos así a un proyecto tan grande. Porque luego cómo le haces para volver al tamaño original. No es factible. Pero sí puedes apoyarte en otros estudios similares a Brinca. Nosotros ya tenemos la experiencia de trabajar con algunos estudios. Trabajamos con Llamarada, Casiopea y Virus Mecánico que, como nosotros, son estudios pequeños enfocados a trabajos narrativos de cortometraje”.

“Jasmine’s: Pursuit Happiness”, en la que participó el estudio Llamarada, es la primera historia que recabaron los cineastas. Narra lo que ocurre con la familia de Jasmine, una niña de once años nacida en Estados Unidos, cuyos papás temen ser deportados. Villalobos, con una larga trayectoria en la animación, en la que se incluye 4 maneras de tapar un hoyo (1996), cortometraje nominado a la Palma de Oro en el Festival de Cannes, recuerda que al escuchar la historia de esta niña que, en lugar de estar preocupada por estar con sus amigos, jugando o yendo al cine, estaba pensando en el discurso que debía dar en la Casa Blanca para ayudar a su familia, supo que había algo muy poderoso en ella. Este relato fue la semilla del proyecto y Villalobos lo conoció de cerca mientras vivía en Miami: “su historia está basada en sus propios dibujos que hizo el día en que nos conocimos. Para romper el hielo y para empezar a confiar uno en el otro, la forma que encontramos fue dibujar a sus papás, sus gatos y su casa. La conjunción de estos dibujos con lo que contó creaba algo nuevo, muy poderoso, subjetivo y emocional”.

“A Tale of Two Sisters” cuenta la historia de dos hermanas, Evelyn y Elizabeth, separadas por su condición migratoria. Hagerman las había conocido en el extraordinario documental Los que se quedan, que codirigió en 2008, junto con Juan Carlos Rulfo. Dice que hacerlo le ayudó a voltear a ver el paisaje de México, entender la migración y pensar en las consecuencias emocionales de esta situación en las familias que se quedan. Cuenta Hagerman que desde que acabó esa película tenía el gusanito de hablar de los que se fueron. Al final de ese documental aparece la historia de una familia yucateca del pueblito de Dzoncauich. Dos de esas niñas son las hermanas protagonistas de este capítulo de Home is Somewhere Else. “Me di cuenta de que en los diez años que separaban el momento en que terminamos la película, que es cuando la familia emigró a Estados Unidos, del momento por el que ellas pasaban ahora, había ocurrido algo que querían contar, y le propuse a Jorge hacerles una entrevista. Después de platicar cuatro horas con ellas en el sótano, nos dimos cuenta de que había una visión muy poderosa para la película. Se trata de dos adolescentes que quieren un futuro”.

Home is Somewhere Else
Home is Somewhere Else, Jorge Villalobos, Carlos Hagerman (2023).

Hagerman describe la fortuna de haber trabajado esta historia con el estudio Virus Mecánico, de Querétaro, con el que antes habían colaborado en algunos cortometrajes. Dice que la sensibilidad de su directora, Sara Páramo, fue fundamental. Se entrevistó a Evelyn y Elizabeth, con quienes los animadores estuvieron en contacto virtualmente mediante una sesión de Zoom: “Grabamos esa sesión para que vieran cómo Elizabeth se agarra el cabello cuando está hablando. Estás viendo a los personajes moviéndose, pero en realidad los animadores están imaginándose cómo pueden estar ellas diciendo las cosas. Trabajar con testimonios reales sensibilizó de forma especial a los artistas que normalmente trabajan con guiones para animación, que tienen personajes más o menos exagerados que ayudan a la comicidad física. Fue un reto para ellos, pero les interesó hacerlo”.

Si los cineastas tuvieron contacto con las dos primeras historias de forma casual, casi natural, fue más lento y difícil encontrar la tercera. En el camino conocieron a otras personas y escucharon otros relatos, como el de una familia salvadoreña que había atravesado México en el infame tren de carga conocido como La Bestia. No obstante, señala Villalobos, se les atravesó la pandemia y la comunicación con esas personas se dificultó. A pesar de estas adversidades, un poco después hallaron a un personaje que iba a resultar fundamental, José Eduardo Aguilar, el Deportee. “Cerraba con muchas cosas, por ejemplo, la historia comienza con una niña, sigue con dos adolescentes y termina con un adulto”, indica Villalobos.

La historia de este poeta y cineasta es la más dramática y la que concluye este tríptico animado. Hagerman la relata brevemente: “Él fue un niño de once años que, a diferencia de Jasmine, no era ciudadano estadounidense, pero sí vivía con miedo. Al terminar la preparatoria, tuvo la oportunidad de ser becado en una universidad por su participación en el equipo de lucha libre y le negaron esa posibilidad por ser indocumentado. Sabía lo que era soñar con ese futuro. Cuando pudo lograr el futuro que quería, como entrar a la universidad a estudiar cine, fue cuando lo deportaron. Tuvo que adaptar su identidad a ser un deportado”.

La producción de esta historia estuvo a cargo de Casiopea, un taller formado exclusivamente por mujeres. Al ser la historia más dura, escogieron ese estudio porque ha realizado cortometrajes de mucha intensidad. Hagerman considera que hacer este trabajo con ellas le añadió una sensibilidad que no habría tenido de otra manera.

Habiendo decidido ya cuáles eran las tres historias que exploraría Home is Somewhere Else, faltaba la columna vertebral, el pegamento que le iba a dar consistencia a los tres relatos que hasta ese momento eran piezas individuales. Para ello pensaron en buscar escritores, intelectuales o académicos que escribieran textos audaces y agudos acerca de la migración y la deportación. También consideraron acudir con actores o personalidades importantes que leyeran sus textos y que ese fuera el hilo conductor, pero se dieron cuenta de que, al hacerlo de esta manera, estarían editorializando esas historias o, más bien, estarían contándolas desde afuera. “Teníamos a Lalo (el ‘Deportee’). Pensamos que él, que es poeta y cineasta, y que es un narrador que te atrapa, es quien debería contar la historia y que con sus poemas se presentara cada una. De esta manera tienes una película en la que el cien por ciento de lo que estás oyendo es la voz de quienes han vivido esas historias y no voces externas opinando sobre lo que uno cree que se siente vivir eso”, enfatiza Villalobos.

El fruto del trabajo colaborativo y del esfuerzo conjunto ha sido esta película que ha resultado transversal en muchos sentidos, pues lo mismo es proyectada en escuelas de adolescentes que en festivales de cine documental, en eventos dedicados al cine latino que en salas dedicadas a la animación. Home is Somewhere Else ha participado en la selección oficial en competencia de los festivales de Annecy, Morelia, Guadalajara, el de Cine para Niños de Nueva York, el Animac y el de Thessaloniki, entre otros. En el Festival de Cine Latino de San Diego obtuvo el Premio de la Audiencia para Mejor Documental y el Premio a la Mejor Película de Frontera. También ganó el Premio del Jurado de Animación en el Festival de la Habana, el de Mejor Documental para Jóvenes en el Festival Internacional de Cine Documental de Ámsterdam y el de Mejor Documental Mexicano en DOCSMX.

A pesar de los éxitos cosechados, la misión de la película trasciende la esfera puramente cinematográfica y busca cambiar la mentalidad sobre los migrantes. Cuenta Villalobos que hace unos días Home is Somewhere Else se presentó en Cleveland a estudiantes de medios audiovisuales. A pesar de que el largometraje está dirigido a adolescentes de entre trece y diecisiete años, se busca llegar a todas las audiencias. Ahí, una espectadora se acercó al final y contó que ella no tenía idea de todo lo que está representado en la película. “No es la reacción de los migrantes y sus familias, sino de personas que están aprendiendo que hay familias que viven estas experiencias, que sufren estas circunstancias. Que la película abra los ojos de la gente es valiosísimo”, señala.

El 4 de mayo es el estreno de Home is Somewhere Else en México y podrá verse en diversas salas de cine en distintas ciudades del país, además de en cineclubes y en la Cineteca Nacional. Aún no se sabe si estará disponible en las plataformas de streaming o en la televisión. Por lo pronto, su huella cinematográfica sigue haciendo camino.

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