Las cinco mejores películas de Ingrid Bergman - Gatopardo

Conocer a Ingrid Bergman

Recordamos a la actriz sueca Ingrid Bergman, una de las grandes leyendas del cine internacional, con cinco de sus mejores películas.

Tiempo de lectura: 5 minutos

No sería descabellado decir que la actriz sueca Ingrid Bergman, nacida el 29 de agosto de 1915, es una de las intérpretes más importantes de la historia del cine. Sin embargo, las películas, obras de teatro y series de televisión que le ganaron 3 premios Oscar, 5 Globos de Oro, 1 Emmy y 1 Tony habrían sido protagonizadas por alguien más, si ella hubiera seguido los deseos de su tío Otto, quien quedó a su cargo tras la muerte de sus padres.

A los 16 años, Bergman debutó en el cine como extra en pequeñas producciones de su natal Suecia, pues había encontrado en la actuación el vehículo perfecto para combatir su timidez. Dos años después, fue seleccionada para audicionar por un lugar en la prestigiosa Royal Dramatic Theater School de Estocolmo, pero su tío pensaba que las aptitudes de la joven eran demasiadas como para conformarse con la actuación, así que se opuso. Ella decidió arriesgar su relación con él, y su promesa de un futuro promisorio, para apostarle todo a esa audición. El resto es historia.

Sus intenciones por convertirse en una prestigiosa actriz de teatro se vieron inmediatamente superadas por su cercanía con el cine. Tras un año en la escuela y con las habilidades de cualquier actriz consagrada, Bergman dejó los estudios para participar en su primera película: La corte de un viejo pueblo (Munkbrogreven, 1935), de los directores Edvin Adolphson y Sigurd Wallén.

Desde entonces, la actriz participó en más de cuarenta títulos en cine y televisión, filmados en sueco, inglés, francés, italiano y alemán. Además, trabajó bajo las órdenes de directores como Victor Fleming, Alfred Hitchcock, Roberto Rossellini, Jean Renoir, Sidney Lumet y el sueco Ingmar Bergman, con quien grabó una de sus películas más conocidas.

Aprovechando el 103° aniversario de su nacimiento y el 36° de su muerte, pues nació y murió en la misma fecha, enlistamos cinco películas básicas para conocer a la leyenda del cine,..

Casablanca (1942)

Después de trabajar en el cine sueco por cinco años e incluso rechazar una propuesta de Joseph Goebbels, ministro de Ilustración Pública y Propaganda de la Alemania Nazi, para participar en películas apoyadas por el Tercer Reich, Bergman debutó en el cine hollywoodense. Era 1939 y la cinta con la que arrancó fue Intermezzo: A Love Story, remake americano del filme sueco Intermezzo, originalmente dirigido por Gustaf Molander. El éxito comercial de la película le abrió camino para trabajar en otros proyectos interesantes, incluyendo una versión del clásico literario El extraño caso del Dr. Jekyll (Dr. Jekyll and Mr. Hyde), dirigida por Victor Fleming y una adaptación libre a la novela Everybody Comes to Rick’s, escrita por Murray Burnett y Joan Alison, que en la pantalla llevaría por título Casablanca (1942).

En el filme, la actriz interpreta a Ilsa Lund, una mujer parisina que llega a la ciudad de Casablanca, Marruecos, huyendo de la Francia intervenida por el ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial. Ahí, la mujer, casada con el renombrado líder de la resistencia checa Víctor Laszlo (Paul Henreid), se reencuentra con Rick Blaine (Humphrey Bogart), un viejo amante que podría ser el aliado perfecto para escapar a los Estados Unidos o un territorio neutral.

Casablanca, considerada en nuestros tiempos como una de las más grandes películas del cine clásico, ganó tres Premios de la Academia, incluyendo Mejor Película, e impulsó la carrera de Bergman, quien después consiguió su propia nominación al Oscar a Mejor Actriz con la cinta Por quién doblan las campanas (For Whom the Bell Tolls), dirigida por Sam Wood.

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La luz que agoniza (1944)

Dos años después de su irrupción en el star-system con Casablanca, Bergman regresó a las pantallas para reclamar su primer premio Oscar con la cinta La luz que agoniza (Gaslight, 1944), dirigida por George Cukor, responsable de películas como Nace una estrella (A Star is Born) y Las aventuras de Tom Sawyer (The Adventures of Tom Sawyer).

En la cinta, basada en la obra homónima escrita por Patrick Hamilton, Bergman encarnaba a una mujer que, tras mudarse a la casa de una tía recientemente fallecida, comenzaba a perder la cabeza y el control de su matrimonio gracias a una serie de ruidos extraños provenientes de su ático, que noche a noche la aterrorizaban.

Charles Boyer, Joseph Cotten y una joven Angela Lansbury complementaban el reparto del filme, nominado a 7 premios Oscar. Bergman recibió el Oscar a Mejor Actriz y el Globo de Oro a Mejor Actriz en una película por su interpretación como Paula Alquist Anton.

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Las campanas de Santa María (1945)

Bergman continuaría con su afortunada racha de proyectos en 1945 con Cuéntame tu vida (Spellbound) de Alfred Hitchcock, La exótica (Saratoga Trunk) de Sam Wood y Las campanas de Santa María (The Bells of St. Mary’s), comedia de Leo McCarey en la que Bergman pudo demostrar sus dotes musicales.

El filme, secuela de la cinta Going my Way (1944), presentaba a la actriz en un papel cálido, como una religiosa encargada de llevar las riendas del colegio de monjas de Santa María, en el centro de la ciudad de Nueva York. Durante su labor, la hermana Benedicta, se encuentra con el desastroso padre O’Malley (interpretado por el popular músico Bing Crosby), recién llegado a la parroquia del lugar.

La actuación de Bergman fue reconocida por el Círculo de Críticos de Nueva York, una de las asociaciones más importantes de los Estados Unidos y la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood (HFPA), quienes le entregaron a Bergman el Globo de Oro a Mejor Actriz.

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Anastasia (1956)

Tras participar en cintas como Notorious (1946), de Alfred Hitchcock y Juana de Arco (Joan of Arc, 1948) de Victor Fleming, Bergman viajó a Europa para trabajar bajo las órdenes del director Roberto Rossellini, cuya primera colaboración, Te querré siempre (Viaggio in Italia, 1954) no solo marcó el inicio de una breve estancia en Europa, sino de una serie de problemas, guiados por el conservadurismo de ciertos elementos de poder en los Estados Unidos.

La actriz se enfrentó a la iglesia católica estadounidense y luterana en Suecia, además de la dirección de Códigos de Producción de América, gracias a su relación con el cineasta italiano. Llegó incluso a ser declarada persona non grata en el territorio estadounidense. Esto orilló a la actriz a refugiarse en el cine italiano y francés, trabajando bajo las órdenes de Rossellini y Jean Renoir. Sin embargo, ninguna de sus películas fue tan importante como la cinta Anastasia, producción británica en la que Bergman interpretó a una mujer con amnesia que se hacía pasar por Anastasia, única heredera del Zar Nicolás II de Rusia.

Paradójicamente, el filme, estrenado en 1956, tuvo un inusitado éxito en suelo americano, otorgándole a Bergman un segundo Oscar a Mejor Actriz. Como era de esperarse, no fue ella quien subió al escenario a recoger el premio –en su lugar lo hizo su amigo, el también actor Cary Grant–,  y el hecho significó el primer paso en la reconciliación entre Bergman y la comunidad cinematográfica de los Estados Unidos.

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Sonata de otoño (1978)

Ya con la gracia de la industria hollywoodense, Bergman separó sus proyectos entre EU y Europa, participando en filmes como Flor de cactus (Cactus Flower, 1969), dirigida por Gene Saks y Asesinato en el Orient Express (Murder on the Orient Express, 1974), adaptación de la novela de Agatha Christie a cargo de Sidney Lumet, por el que la actriz sueca recibió su tercer premio Oscar, en este caso a la Mejor Actriz de Reparto.

Su último trabajo en pantalla, quizá como una premonición poética, fue la brillante película Sonata de otoño (Höstsonaten, 1978), dirigida por su compatriota, el director Ingmar Bergman. En el filme, la actriz interpretó a Charlotte Andergast, una afamada pianista que decide retomar el contacto con su hija, Eva, una abnegada mujer casada con un pastor protestante. Aunque la mujer visita a su hija y familia con intenciones cuestionables, el encuentro terminará aún peor, convirtiéndose en un tenso duelo entre madre e hija.

Su actuación le ganó a Bergman una última nominación al Oscar y el reconocimiento de la crítica y el público internacional. Desafortunadamente, un violento cáncer de mama impidió que su talento pudiera seguir desarrollándose en la pantalla grande. Durante sus últimos meses de vida, la actriz sueca trabajó en la producción de la miniserie Una mujer llamada Golda (A Women Called Golda, 1982), en la que interpretó a la primer ministra israelí Golda Meir, una película que pudo terminar días antes de su muerte, 29 de agosto de 1982.

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