Antes de cerrar el primer trimestre de 2018, una serie española se adueñó de la conversación de los amantes de las series de televisión y streaming, se trata de La casa de papel, serial producido por Atresmedia para Antena 3 y retomado por la plataforma Netflix a finales del año pasado.
La casa de papel cuenta la historia de Álvaro Morte, alias “El Profesor”, quien reúne un equipo de ocho personas familiarizadas con el mundo del crimen y sin nada que perder, para realizar el mayor atraco de la historia. El objetivo: infiltrarse dentro de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, imprimir 2,4 billones de euros sin herir a ninguno de los sesenta y siete rehenes bajo su vigilancia, y luego escaparse. Durante cinco meses, en una casa de campo fuera de toda forma de civilización, este genio del crimen prepara a sus cómplices a la realización de su plan. Dirigidos desde el exterior por el Profesor, Tokio (Úrsula Corberó) y Berlín (Pedro Alonso), profesionales del atraco, Nairobi (Alba Flores), especialista de las falsificaciones, Helsinki (Darko Peric) y Oslo (Roberto García), antiguos soldados aficionados de las armas pesadas, Rio (Miguel Herrán) genio del informático, Moscú (Paco Tous) especialista de perforación y su hijo Denver (Jaime Lorente), intentarán llevar a cabo este ambicioso proyecto.
Una adaptación triunfal al formato serie
Tras la compra de la serie por Netflix, la compañía decidió adaptar su formato. Los 15 episodios de entre 50 y 70 minutos estrenados en Antena 3, fueron recalibrados en 22 episodios - trece componen la primera temporada y nueve la segunda - que duran entre 40 y 50 minutos. Ese formato, al cual son acostumbrados los aficionados de series, contribuye al plano internacional de la obra de Álex Pina. La existencia de una tercera temporada fue confirmada hace poco por Netflix y será estrenada en la plataforma de streaming en 2019.
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Un éxito inesperado, pero merecido
Aunque su éxito es mundial, nadie hubiera podido pronosticar esta fama. En efecto, sin celebridades en su casting ni publicidad para promoverse, la serie no tenía grandes expectativas de hacerse conocida a nivel internacional. Sin embargo, gracias a un boca a boca eficaz, se convirtió en un fenómeno visto por millones de espectadores.La casa de papel es adictiva y su uso del tiempo la hace brillar. Durante toda la historia, Pina, su director, somete al televidente a una presión constante, gracias a giros en la historia que mantienen el ritmo frenético del guión. Esa presión se acompaña de suspense e incertidumbre que impiden que el espectador se aburra. Al contrario, quedan con ganas de mirar el episodio siguiente.
Un atractivo sentido revolucionario
Una de las razones que pueden explicar el éxito internacional que conoce la serie es su sentido revolucionario, de lucha social, con el cual la gente se identifica. De hecho, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre se convierte en la representación del poder, de las instituciones bancarias, que siempre parecen decepcionar a la gente. Por eso atacandola, Álex Pina se asegura del apoyo de los espectadores que se apasionan por estos atracadores, parecidos a Robin Hood, que ponen en peligro un elemento simbólico del Estado, del poder económico, de los potentes. ¿Quién puede pretender nunca haber soñado atracar un banco para irse con el dinero al otro extremo del mundo?
Siempre estar un paso adelante
Personaje mayor de la serie, el Profesor, cerebro de la banda, fascina a los espectadores por su capacidad de estar siempre un paso delante de la policía. Y aunque algunas personas estimaran que el hecho de que el Profesor siempre consigue solucionar los problemas que conocen sus cómplices es poco realista, los modos de salirse de estas situaciones son tan bien imaginados que la mayoría del público no es decepcionada sino impresionada. De hecho la verosimilitud de la serie no es afectada por esta repetición de éxitos conseguidos por el Profesor porque sus toques de genialidad son tan imprevisibles que las dudas siempre sobreviven y hasta el último momento deja pensar que él puede fallar.
Una puesta en escena de alta calidad
Si el escenario de la serie es sin duda un éxito, la puesta en escena es también un punto fuerte. Lugares como la fachada del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, localizada al centro de Madrid, que fue utilizada para funcionar como la de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, son muy bonitos y la reproducción que hicieron del interior del edificio también cae muy bien. Pero lo que más tuvo éxito con los televidentes fueron los monos rojos y máscaras de Dalí que llevan los atracadores. Estos disfraces tuvieron tanto éxito que fueron vistos en muchas ocasiones como carnavales en Brasil o fiestas de peoples, contribuyendo al plano internacional de la serie. Cautivadora, estresante, bien hecha, realista, y con personajes formidables, La casa de papel, siguiendo los pasos de Prison Break o de las películas Ocean’s Eleven, posee todos los requisitos de una buena serie, y sin duda merece el éxito que ha cosechado.
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Estrenada por primera vez en España en 2017, “La casa de papel” se convirtió en un año en la serie de habla no inglesa más vista de Netflix.
Antes de cerrar el primer trimestre de 2018, una serie española se adueñó de la conversación de los amantes de las series de televisión y streaming, se trata de La casa de papel, serial producido por Atresmedia para Antena 3 y retomado por la plataforma Netflix a finales del año pasado.
La casa de papel cuenta la historia de Álvaro Morte, alias “El Profesor”, quien reúne un equipo de ocho personas familiarizadas con el mundo del crimen y sin nada que perder, para realizar el mayor atraco de la historia. El objetivo: infiltrarse dentro de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, imprimir 2,4 billones de euros sin herir a ninguno de los sesenta y siete rehenes bajo su vigilancia, y luego escaparse. Durante cinco meses, en una casa de campo fuera de toda forma de civilización, este genio del crimen prepara a sus cómplices a la realización de su plan. Dirigidos desde el exterior por el Profesor, Tokio (Úrsula Corberó) y Berlín (Pedro Alonso), profesionales del atraco, Nairobi (Alba Flores), especialista de las falsificaciones, Helsinki (Darko Peric) y Oslo (Roberto García), antiguos soldados aficionados de las armas pesadas, Rio (Miguel Herrán) genio del informático, Moscú (Paco Tous) especialista de perforación y su hijo Denver (Jaime Lorente), intentarán llevar a cabo este ambicioso proyecto.
Una adaptación triunfal al formato serie
Tras la compra de la serie por Netflix, la compañía decidió adaptar su formato. Los 15 episodios de entre 50 y 70 minutos estrenados en Antena 3, fueron recalibrados en 22 episodios - trece componen la primera temporada y nueve la segunda - que duran entre 40 y 50 minutos. Ese formato, al cual son acostumbrados los aficionados de series, contribuye al plano internacional de la obra de Álex Pina. La existencia de una tercera temporada fue confirmada hace poco por Netflix y será estrenada en la plataforma de streaming en 2019.
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Un atractivo sentido revolucionario
Una de las razones que pueden explicar el éxito internacional que conoce la serie es su sentido revolucionario, de lucha social, con el cual la gente se identifica. De hecho, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre se convierte en la representación del poder, de las instituciones bancarias, que siempre parecen decepcionar a la gente. Por eso atacandola, Álex Pina se asegura del apoyo de los espectadores que se apasionan por estos atracadores, parecidos a Robin Hood, que ponen en peligro un elemento simbólico del Estado, del poder económico, de los potentes. ¿Quién puede pretender nunca haber soñado atracar un banco para irse con el dinero al otro extremo del mundo?
Siempre estar un paso adelante
Personaje mayor de la serie, el Profesor, cerebro de la banda, fascina a los espectadores por su capacidad de estar siempre un paso delante de la policía. Y aunque algunas personas estimaran que el hecho de que el Profesor siempre consigue solucionar los problemas que conocen sus cómplices es poco realista, los modos de salirse de estas situaciones son tan bien imaginados que la mayoría del público no es decepcionada sino impresionada. De hecho la verosimilitud de la serie no es afectada por esta repetición de éxitos conseguidos por el Profesor porque sus toques de genialidad son tan imprevisibles que las dudas siempre sobreviven y hasta el último momento deja pensar que él puede fallar.
Una puesta en escena de alta calidad
Si el escenario de la serie es sin duda un éxito, la puesta en escena es también un punto fuerte. Lugares como la fachada del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, localizada al centro de Madrid, que fue utilizada para funcionar como la de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, son muy bonitos y la reproducción que hicieron del interior del edificio también cae muy bien. Pero lo que más tuvo éxito con los televidentes fueron los monos rojos y máscaras de Dalí que llevan los atracadores. Estos disfraces tuvieron tanto éxito que fueron vistos en muchas ocasiones como carnavales en Brasil o fiestas de peoples, contribuyendo al plano internacional de la serie. Cautivadora, estresante, bien hecha, realista, y con personajes formidables, La casa de papel, siguiendo los pasos de Prison Break o de las películas Ocean’s Eleven, posee todos los requisitos de una buena serie, y sin duda merece el éxito que ha cosechado.
Estrenada por primera vez en España en 2017, “La casa de papel” se convirtió en un año en la serie de habla no inglesa más vista de Netflix.
Antes de cerrar el primer trimestre de 2018, una serie española se adueñó de la conversación de los amantes de las series de televisión y streaming, se trata de La casa de papel, serial producido por Atresmedia para Antena 3 y retomado por la plataforma Netflix a finales del año pasado.
La casa de papel cuenta la historia de Álvaro Morte, alias “El Profesor”, quien reúne un equipo de ocho personas familiarizadas con el mundo del crimen y sin nada que perder, para realizar el mayor atraco de la historia. El objetivo: infiltrarse dentro de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, imprimir 2,4 billones de euros sin herir a ninguno de los sesenta y siete rehenes bajo su vigilancia, y luego escaparse. Durante cinco meses, en una casa de campo fuera de toda forma de civilización, este genio del crimen prepara a sus cómplices a la realización de su plan. Dirigidos desde el exterior por el Profesor, Tokio (Úrsula Corberó) y Berlín (Pedro Alonso), profesionales del atraco, Nairobi (Alba Flores), especialista de las falsificaciones, Helsinki (Darko Peric) y Oslo (Roberto García), antiguos soldados aficionados de las armas pesadas, Rio (Miguel Herrán) genio del informático, Moscú (Paco Tous) especialista de perforación y su hijo Denver (Jaime Lorente), intentarán llevar a cabo este ambicioso proyecto.
Una adaptación triunfal al formato serie
Tras la compra de la serie por Netflix, la compañía decidió adaptar su formato. Los 15 episodios de entre 50 y 70 minutos estrenados en Antena 3, fueron recalibrados en 22 episodios - trece componen la primera temporada y nueve la segunda - que duran entre 40 y 50 minutos. Ese formato, al cual son acostumbrados los aficionados de series, contribuye al plano internacional de la obra de Álex Pina. La existencia de una tercera temporada fue confirmada hace poco por Netflix y será estrenada en la plataforma de streaming en 2019.
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Un atractivo sentido revolucionario
Una de las razones que pueden explicar el éxito internacional que conoce la serie es su sentido revolucionario, de lucha social, con el cual la gente se identifica. De hecho, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre se convierte en la representación del poder, de las instituciones bancarias, que siempre parecen decepcionar a la gente. Por eso atacandola, Álex Pina se asegura del apoyo de los espectadores que se apasionan por estos atracadores, parecidos a Robin Hood, que ponen en peligro un elemento simbólico del Estado, del poder económico, de los potentes. ¿Quién puede pretender nunca haber soñado atracar un banco para irse con el dinero al otro extremo del mundo?
Siempre estar un paso adelante
Personaje mayor de la serie, el Profesor, cerebro de la banda, fascina a los espectadores por su capacidad de estar siempre un paso delante de la policía. Y aunque algunas personas estimaran que el hecho de que el Profesor siempre consigue solucionar los problemas que conocen sus cómplices es poco realista, los modos de salirse de estas situaciones son tan bien imaginados que la mayoría del público no es decepcionada sino impresionada. De hecho la verosimilitud de la serie no es afectada por esta repetición de éxitos conseguidos por el Profesor porque sus toques de genialidad son tan imprevisibles que las dudas siempre sobreviven y hasta el último momento deja pensar que él puede fallar.
Una puesta en escena de alta calidad
Si el escenario de la serie es sin duda un éxito, la puesta en escena es también un punto fuerte. Lugares como la fachada del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, localizada al centro de Madrid, que fue utilizada para funcionar como la de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, son muy bonitos y la reproducción que hicieron del interior del edificio también cae muy bien. Pero lo que más tuvo éxito con los televidentes fueron los monos rojos y máscaras de Dalí que llevan los atracadores. Estos disfraces tuvieron tanto éxito que fueron vistos en muchas ocasiones como carnavales en Brasil o fiestas de peoples, contribuyendo al plano internacional de la serie. Cautivadora, estresante, bien hecha, realista, y con personajes formidables, La casa de papel, siguiendo los pasos de Prison Break o de las películas Ocean’s Eleven, posee todos los requisitos de una buena serie, y sin duda merece el éxito que ha cosechado.
Estrenada por primera vez en España en 2017, “La casa de papel” se convirtió en un año en la serie de habla no inglesa más vista de Netflix.
Antes de cerrar el primer trimestre de 2018, una serie española se adueñó de la conversación de los amantes de las series de televisión y streaming, se trata de La casa de papel, serial producido por Atresmedia para Antena 3 y retomado por la plataforma Netflix a finales del año pasado.
La casa de papel cuenta la historia de Álvaro Morte, alias “El Profesor”, quien reúne un equipo de ocho personas familiarizadas con el mundo del crimen y sin nada que perder, para realizar el mayor atraco de la historia. El objetivo: infiltrarse dentro de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, imprimir 2,4 billones de euros sin herir a ninguno de los sesenta y siete rehenes bajo su vigilancia, y luego escaparse. Durante cinco meses, en una casa de campo fuera de toda forma de civilización, este genio del crimen prepara a sus cómplices a la realización de su plan. Dirigidos desde el exterior por el Profesor, Tokio (Úrsula Corberó) y Berlín (Pedro Alonso), profesionales del atraco, Nairobi (Alba Flores), especialista de las falsificaciones, Helsinki (Darko Peric) y Oslo (Roberto García), antiguos soldados aficionados de las armas pesadas, Rio (Miguel Herrán) genio del informático, Moscú (Paco Tous) especialista de perforación y su hijo Denver (Jaime Lorente), intentarán llevar a cabo este ambicioso proyecto.
Una adaptación triunfal al formato serie
Tras la compra de la serie por Netflix, la compañía decidió adaptar su formato. Los 15 episodios de entre 50 y 70 minutos estrenados en Antena 3, fueron recalibrados en 22 episodios - trece componen la primera temporada y nueve la segunda - que duran entre 40 y 50 minutos. Ese formato, al cual son acostumbrados los aficionados de series, contribuye al plano internacional de la obra de Álex Pina. La existencia de una tercera temporada fue confirmada hace poco por Netflix y será estrenada en la plataforma de streaming en 2019.
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Una de las razones que pueden explicar el éxito internacional que conoce la serie es su sentido revolucionario, de lucha social, con el cual la gente se identifica. De hecho, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre se convierte en la representación del poder, de las instituciones bancarias, que siempre parecen decepcionar a la gente. Por eso atacandola, Álex Pina se asegura del apoyo de los espectadores que se apasionan por estos atracadores, parecidos a Robin Hood, que ponen en peligro un elemento simbólico del Estado, del poder económico, de los potentes. ¿Quién puede pretender nunca haber soñado atracar un banco para irse con el dinero al otro extremo del mundo?
Siempre estar un paso adelante
Personaje mayor de la serie, el Profesor, cerebro de la banda, fascina a los espectadores por su capacidad de estar siempre un paso delante de la policía. Y aunque algunas personas estimaran que el hecho de que el Profesor siempre consigue solucionar los problemas que conocen sus cómplices es poco realista, los modos de salirse de estas situaciones son tan bien imaginados que la mayoría del público no es decepcionada sino impresionada. De hecho la verosimilitud de la serie no es afectada por esta repetición de éxitos conseguidos por el Profesor porque sus toques de genialidad son tan imprevisibles que las dudas siempre sobreviven y hasta el último momento deja pensar que él puede fallar.
Una puesta en escena de alta calidad
Si el escenario de la serie es sin duda un éxito, la puesta en escena es también un punto fuerte. Lugares como la fachada del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, localizada al centro de Madrid, que fue utilizada para funcionar como la de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, son muy bonitos y la reproducción que hicieron del interior del edificio también cae muy bien. Pero lo que más tuvo éxito con los televidentes fueron los monos rojos y máscaras de Dalí que llevan los atracadores. Estos disfraces tuvieron tanto éxito que fueron vistos en muchas ocasiones como carnavales en Brasil o fiestas de peoples, contribuyendo al plano internacional de la serie. Cautivadora, estresante, bien hecha, realista, y con personajes formidables, La casa de papel, siguiendo los pasos de Prison Break o de las películas Ocean’s Eleven, posee todos los requisitos de una buena serie, y sin duda merece el éxito que ha cosechado.
Estrenada por primera vez en España en 2017, “La casa de papel” se convirtió en un año en la serie de habla no inglesa más vista de Netflix.
Antes de cerrar el primer trimestre de 2018, una serie española se adueñó de la conversación de los amantes de las series de televisión y streaming, se trata de La casa de papel, serial producido por Atresmedia para Antena 3 y retomado por la plataforma Netflix a finales del año pasado.
La casa de papel cuenta la historia de Álvaro Morte, alias “El Profesor”, quien reúne un equipo de ocho personas familiarizadas con el mundo del crimen y sin nada que perder, para realizar el mayor atraco de la historia. El objetivo: infiltrarse dentro de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, imprimir 2,4 billones de euros sin herir a ninguno de los sesenta y siete rehenes bajo su vigilancia, y luego escaparse. Durante cinco meses, en una casa de campo fuera de toda forma de civilización, este genio del crimen prepara a sus cómplices a la realización de su plan. Dirigidos desde el exterior por el Profesor, Tokio (Úrsula Corberó) y Berlín (Pedro Alonso), profesionales del atraco, Nairobi (Alba Flores), especialista de las falsificaciones, Helsinki (Darko Peric) y Oslo (Roberto García), antiguos soldados aficionados de las armas pesadas, Rio (Miguel Herrán) genio del informático, Moscú (Paco Tous) especialista de perforación y su hijo Denver (Jaime Lorente), intentarán llevar a cabo este ambicioso proyecto.
Una adaptación triunfal al formato serie
Tras la compra de la serie por Netflix, la compañía decidió adaptar su formato. Los 15 episodios de entre 50 y 70 minutos estrenados en Antena 3, fueron recalibrados en 22 episodios - trece componen la primera temporada y nueve la segunda - que duran entre 40 y 50 minutos. Ese formato, al cual son acostumbrados los aficionados de series, contribuye al plano internacional de la obra de Álex Pina. La existencia de una tercera temporada fue confirmada hace poco por Netflix y será estrenada en la plataforma de streaming en 2019.
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Un atractivo sentido revolucionario
Una de las razones que pueden explicar el éxito internacional que conoce la serie es su sentido revolucionario, de lucha social, con el cual la gente se identifica. De hecho, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre se convierte en la representación del poder, de las instituciones bancarias, que siempre parecen decepcionar a la gente. Por eso atacandola, Álex Pina se asegura del apoyo de los espectadores que se apasionan por estos atracadores, parecidos a Robin Hood, que ponen en peligro un elemento simbólico del Estado, del poder económico, de los potentes. ¿Quién puede pretender nunca haber soñado atracar un banco para irse con el dinero al otro extremo del mundo?
Siempre estar un paso adelante
Personaje mayor de la serie, el Profesor, cerebro de la banda, fascina a los espectadores por su capacidad de estar siempre un paso delante de la policía. Y aunque algunas personas estimaran que el hecho de que el Profesor siempre consigue solucionar los problemas que conocen sus cómplices es poco realista, los modos de salirse de estas situaciones son tan bien imaginados que la mayoría del público no es decepcionada sino impresionada. De hecho la verosimilitud de la serie no es afectada por esta repetición de éxitos conseguidos por el Profesor porque sus toques de genialidad son tan imprevisibles que las dudas siempre sobreviven y hasta el último momento deja pensar que él puede fallar.
Una puesta en escena de alta calidad
Si el escenario de la serie es sin duda un éxito, la puesta en escena es también un punto fuerte. Lugares como la fachada del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, localizada al centro de Madrid, que fue utilizada para funcionar como la de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, son muy bonitos y la reproducción que hicieron del interior del edificio también cae muy bien. Pero lo que más tuvo éxito con los televidentes fueron los monos rojos y máscaras de Dalí que llevan los atracadores. Estos disfraces tuvieron tanto éxito que fueron vistos en muchas ocasiones como carnavales en Brasil o fiestas de peoples, contribuyendo al plano internacional de la serie. Cautivadora, estresante, bien hecha, realista, y con personajes formidables, La casa de papel, siguiendo los pasos de Prison Break o de las películas Ocean’s Eleven, posee todos los requisitos de una buena serie, y sin duda merece el éxito que ha cosechado.
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Una adaptación triunfal al formato serie
Tras la compra de la serie por Netflix, la compañía decidió adaptar su formato. Los 15 episodios de entre 50 y 70 minutos estrenados en Antena 3, fueron recalibrados en 22 episodios - trece componen la primera temporada y nueve la segunda - que duran entre 40 y 50 minutos. Ese formato, al cual son acostumbrados los aficionados de series, contribuye al plano internacional de la obra de Álex Pina. La existencia de una tercera temporada fue confirmada hace poco por Netflix y será estrenada en la plataforma de streaming en 2019.
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Personaje mayor de la serie, el Profesor, cerebro de la banda, fascina a los espectadores por su capacidad de estar siempre un paso delante de la policía. Y aunque algunas personas estimaran que el hecho de que el Profesor siempre consigue solucionar los problemas que conocen sus cómplices es poco realista, los modos de salirse de estas situaciones son tan bien imaginados que la mayoría del público no es decepcionada sino impresionada. De hecho la verosimilitud de la serie no es afectada por esta repetición de éxitos conseguidos por el Profesor porque sus toques de genialidad son tan imprevisibles que las dudas siempre sobreviven y hasta el último momento deja pensar que él puede fallar.
Una puesta en escena de alta calidad
Si el escenario de la serie es sin duda un éxito, la puesta en escena es también un punto fuerte. Lugares como la fachada del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, localizada al centro de Madrid, que fue utilizada para funcionar como la de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, son muy bonitos y la reproducción que hicieron del interior del edificio también cae muy bien. Pero lo que más tuvo éxito con los televidentes fueron los monos rojos y máscaras de Dalí que llevan los atracadores. Estos disfraces tuvieron tanto éxito que fueron vistos en muchas ocasiones como carnavales en Brasil o fiestas de peoples, contribuyendo al plano internacional de la serie. Cautivadora, estresante, bien hecha, realista, y con personajes formidables, La casa de papel, siguiendo los pasos de Prison Break o de las películas Ocean’s Eleven, posee todos los requisitos de una buena serie, y sin duda merece el éxito que ha cosechado.
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