El monopolio de la monogamia
Sofía Viramontes
Fotografía de Javier Azuara
Mañana tendremos otros nombres, la nueva novela del escritor argentino Patricio Pron
Patricio Pron toma toda la distancia posible de sus libros. Busca, aún sin respuesta, qué puede hacer para emanciparse de ellos, para no afectarlos con lo que él llama sus torpezas y vacilaciones como autor. “Si son buenos, serán siempre mucho más inteligentes que quienes los hemos escrito”, así lo dice bajo una sombrilla que lo protege del detestable sol de verano en la Ciudad de México, durante la gira de promoción de Mañana tendremos otros nombres, ganadora del Premio Alfaguara de Novela 2019.
Confiesa que le avergüenza un poco el espectáculo del autor reconocido, pues no se identifica con ese papel y menciona dos estereotipos: la figura de pontífice que predica desde un trono del privilegio y la del escritor frívolo que es “en primer lugar y sobre todas las cosas, un influencer”. El escritor argentino se deslinda y prefiere mejor estas figuras como objeto de estudio y ser observador que observado. Y aunque asevera que ambas posturas están implícitas en la carrera de un escritor (por lo menos uno exitoso), él goza más de esa instancia un poco solitaria, en la que se queda en su casa a escribir. “Me parece que todo escritor es en primer lugar un observador; alguien con una gran curiosidad por el mundo y más específicamente, en mi caso, por la relación entre las palabras y el mundo”, dice Pron
en entrevista con Gatopardo.
Los inicios de su carrera profesional no prescindieron de la observación. Empezó como periodista, graduado en comunicación social por la Universidad Nacional de Rosario, en Argentina. Sus primeros trabajos fueron en la prensa local, y en sus tempranos veintes fue corresponsal del diario La Capital. Pero la ficción también le constituyó desde joven: su primera novela, Formas de morir, la publicó en 1998, a los 23 años. Ahora tiene 43, seis libros de relatos, ocho novelas y un libro de ensayo. Con éstos ha ganado, además del Alfaguara, premios como el Juan Rulfo de Relato en 2004 o el Jaén de Novela en 2008 por El comienzo de la primavera, considerada por la Fundación José Manuel Lara como una de las cinco mejores obras de aquel año. En 2010, la revista inglesa Granta lo enlistó dentro de los 22 mejores escritores jóvenes en español.
Ahora con Mañana tendremos otros nombres, Pron construye un mundo de personajes complejos, Él y Ella, quienes tras una ruptura se sumergen en la incertidumbre más icónica de estos tiempos. A través de datos y estadísticas que muestran el caos del mundo, una inminente desarticulación de costumbres y normas sociales, y la teoría de que la pareja no constituye un amparo sino un “campo de batalla ampliado”, Pron explora, no el acabose de la monogamia, sino el final de su monopolio, que se traduce en la posibilidad de “pensar cómo amamos y cómo deseamos ser amados”.
Para esta publicación, enfocada en las relaciones de pareja, el autor presenció tres situaciones que lo motivaron a escribir. Un día en el metro de Madrid (donde reside desde 2008) vio que las cinco o seis personas que lo rodeaban en el vagón estaban todas en Tinder, deslizando a derecha o izquierda sus gustos y rechazos. Coincidió, también, con que amigos suyos estaban pasando por recientes rupturas amorosas —como sucede con los protagonistas de la novela—, dejados a la deriva en las artes del coqueteo, pues la tecnología había transformado en cinco años la manera en que nos relacionamos.
La tercera observación que lo invitó a comenzar su octava novela fue encontrarse con datos sobre los algoritmos de las redes sociales y servicios de citas, los cuales le dieron la impresión de que uno es partícipe de experimentos sociales sin tenerlo del todo claro. “Y la suma de esas cosas, más decenas de libros leídos, más la convicción de que afortunadamente la idea del amor romántico ya no es la única que existe, y la celebración de una cierta diversidad y de las luchas que las mujeres han abanderado en los últimos años en las calles por la recuperación de la soberanía sobre sus vidas, me pareció que apuntaban hacia una posible novela”, dijo Pron.
Ésta es una ingeniosa historia, escrita con humor negro de primer orden, que ensaya sobre los cambios que sobrevienen a las formas de relaciones amorosas, que surgen de transformaciones globales a un montón de establecimientos sociales que ya no funcionan ni un poco.
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