La energía finita de Nicholas Mangan
Alejandra González Romo
Fotografía de Diego Berruecos
Nicholas Mangan diseñó una pieza compuesta por dos videos y paneles solares, que exploran la relación de la luz con la vida en las ciudades, en la galería LABOR hasta el 11 de junio.
Bajo los marcos de ventanas de viejos edificios de Londres, persisten letreros con la leyenda “ancient lights”, así escrita en mayúsculas. La insignia es consecuencia de una antigua ley de 1832 que garantizaba el derecho a la luz. Bajo esta norma, toda persona que hubiera recibido luz natural a través de las ventanas de su propiedad durante 20 años ininterrumpidos, tenía derecho a prohibir cualquier construcción que la bloqueara. El artista visual australiano Nicholas Mangan descubrió estos letreros cuando trabajaba en una comisión para la Chisenhale Gallery de Londres que involucraba, precisamente, un análisis de la multiplicidad de efectos que tiene la luz solar en la Tierra.
La pieza resultante titulada Ancient Lights está formada por dos videos interrelacionados, que se exhiben actualmente en la galería LABOR, hasta el próximo 11 de junio. Para hacer uno de ellos, Mangan viajó a la Ciudad de México para grabar el movimiento del Sol, en una especie de tributo al dios mexica Tonatiuh. Sin embargo, encontró en la moneda de diez pesos un símbolo igualmente poderoso, que además de la Piedra del Sol, lleva al reverso el escudo nacional. El resultado es un estudio escultórico de la moneda girando en cámara lenta, en un video filmado con una cámara Phantom a 2,500 cuadros por segundo. Cuando parece perder fuerza y estar a punto de caer, la moneda retoma de pronto el impulso para no detenerse jamás. Lo que inicialmente interesó a Mangan de la relación que los mexicas tenían con el Sol, era su creencia de que el astro no era nada menos que divino, y que no tendría por qué trabajar eternamente sin recibir nada a cambio. Le ofrecían sacrificios para agradecerle la vida y reducir las posibilidades de que un mal día no apareciera más. Desde entonces, quizás, los mexicas sabían algo que nosotros tendemos a olvidar: el Sol, como todo en el universo, tiene un ciclo de vida, y eventualmente se apagará.
El segundo video reúne imágenes de los espejos concéntricos de una planta termosolar al sur de España, y tomas hechas en la Universidad de Arizona, donde un laboratorio investiga los anillos que se forman con el tiempo en los troncos de los árboles, y la relación que podrían tener con los ciclos solares. El video incluye también imágenes del Observatorio Heliosférico y Solar de la NASA que monitorea la posibilidad de que radiaciones súbitas afecten gravemente a la Tierra. Mangan, influenciado por el cine estructuralista, ha basado parte de su investigación en el trabajo del científico Alexander Chizhevsky, quien vincula la radiación solar con el comportamiento social. “Él creía que la actividad revolucionaria era más prominente durante los periodos de mayor actividad solar, porque su radiación afecta la psique humana”, explica Mangan. “El concepto de ‘General Economy’, de George Bataille, contempla que la energía del sol está relacionada con todos los sistemas de vida, y que así como afecta las cosechas, afecta también los ciclos económicos”, afirma. El sonido que acompaña este video tiene momentos de angustiosa estridencia, y algunos más donde el espectador está ante el verdadero sonido del Sol.
Ancient Lights funciona mediante paneles solares, en un circuito cerrado que transforma la luz del sol en la luz que lanzan los proyectores hacia las pantallas. Su reflexión genera un eco expansivo en torno a temas como el calentamiento global, el suministro de energía, contaminación, seguridad alimentaria, fenómenos meteorológicos extremos, y muchas otras atroces consecuencias de esta necia era antropocéntrica.
«Ancient Lights» de Nicholas Mangan
Hasta el 11 de junio.
LABOR
labor.org.mx
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