Philip Glass y el camino de la música
Philip Glass es uno de los compositores más aclamados de los últimos tiempos.
Philip Glass empezó a escuchar música clásica y de cámara de pequeño, sentado a media escalera en su casa, en Baltimore, Maryland. Su papá, dueño de una tienda de discos en la zona judía de la ciudad, llevaba a casa los que menos se vendían para descubrir qué fallaba y no volver a equivocarse a la hora de comprarlos. Los escuchaba por la noche, cuando supuestamente sus tres hijos ya se habían ido a la cama, pero Philip, escondido, comenzaba a llenar su repertorio de inspiración musical. “Para mí, aquellos años están impregnados de los magníficos quintetos de cuerda de Schubert, los cuartetos de la Opus 59 de Beethoven, de música de piano de todo tipo, así como de bastantes composiciones ‘modernas’, sobre todo de Shostakóvich y Bartók”, escribe Glass en su autobiografía Palabras sin música, editada en español por Malpaso.
De ahí en adelante, todo fue música: Aprendió a tocar el violín a los seis años, la flauta y el piano a los ocho y a componer a los quince. Estudió en la Universidad de Chicago, y en las noches se iba a los bares de jazz, muchas veces a escuchar desde afuera porque era demasiado joven para entrar.
Después fue a la Escuela de Música Juilliard, en Nueva York, y aprendió sobre técnica y estructura. Fue taxista, fontanero y trabajó en una fábrica de clavos, pues no empezó a ganarse la vida gracias a la música sino hasta los 41, cuando la Netherlands Opera le pidió la composición de Satyagraha, una de sus óperas más famosas.
Sus composiciones son consideradas minimalistas, pero su cantidad de producción musical es antónima a ese adjetivo: en su repertorio hay 20 óperas, largas y breves; once sinfonías, tres conciertos para piano, y conciertos para violín, piano, timbales, saxofón y orquesta. Pero por lo que es más conocido es por las piezas que ha compuesto para musicalizar largometrajes y documentales; hizo la música de cintas como A Brief History of Time (1991), The Truman Show (1998), The Hours (2002), Notes on a Scandal (2006) y No reservations (2007), entre otras producciones. Además ha sido nominado al Oscar por Mejor Banda Sonora en tres ocasiones.
El compositor ya circula los 80 años con comodidad –nació el 31 de enero de 1937– pero eso no ha detenido su carrera: para conmemorar el aniversario luctuoso de David Bowie hizo un tributo junto con el director de orquesta John Adams en uno de los escenarios más famosos de Los Ángeles. En su cumpleaños octagenario empezó una gira que empezó en Estados Unidos y recorrió cientos de ciudades y teatros, entre ellos, Bellas Artes en la Ciudad de México. Ahora sigue colaborando con proyectos y presenta conciertos de manera habitual.
Philip Glass siempre supo que lo suyo era la música y recorrió el mundo siguiendo su talento. “Desde que era muy pequeño me había sentido atraído por la música, conectado a ella, sabía que ese era mi camino”, reza el prólogo de su libro de memorias. Desde las escaleras de la casa de sus padres hasta los escenarios más reconocidos en el mundo, el camino del compositor lo ha llevado a revolucionar la percepción de la música clásica.
*Nota originalmente publicada el 9 de mayo del 2018.
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