Sin órdenes de aprehensión ni apego a los derechos humanos, hace 18 años detuvieron a seis hombres inocentes bajo la acusación de secuestro, delitos contra la salud y delincuencia organizada. Su detención se presentó como un éxito de la procuración de justicia en México. En un sistema judicial fallido, su suerte estaba echada. La batalla judicial de los presuntos Kempes sigue en curso. Sus familiares ya no solo claman por la libertad, sino porque se haga justicia.
Seis hombres con trabajos y vidas comunes comparten una misma historia: un funcionario, un empleado de la Comisión Nacional del Agua, un asesor de afores y tarjetas de crédito, un demostrador en un supermercado y dos actores en ciernes que se ganan la vida como extras en la televisión. La policía del estado de Tlaxcala, en México, los detiene a todos ellos, acusados de conformar una banda de secuestradores.
Para las autoridades de impartición de justicia de Tlaxcala, estos seis hombres eran culpables de delitos contra la salud, delincuencia organizada y privación ilegal de la libertad; y los presentaron como la banda de secuestradores “Los Kempes”. Oswaldo pasó 14 años en la cárcel; Hugo, ocho meses privado de su libertad; José María murió en 2013 durante su encarcelamiento; y el resto (Sergio, Jorge y Ricardo) continúa en prisión: ninguno de ellos ha tenido oportunidad de defenderse, mientras sus familias luchan por su libertad.
Esta es una historia colaborativa contada por los Alumnos del Taller de Periodismo Jurídico (que imparten Carlos Puig y José Antonio Caballero) en la Maestría de Periodismo sobre Políticas Públicas del CIDE (2019–2021).
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