¿Cuántos Méxicos caben dentro de cuatro paredes?
La película antológica “La habitación” es una narración alegórica sobre las heridas y cicatrices de México en el siglo XX.
Las paredes oyen. Los muros y pisos de una habitación pueden contar decenas de historias tan sólo leyéndolas en su desgaste, en las capas de pintura o de papel tapiz, en las esquinas rotas y las marcas de grasa por donde pasan constantes las manos o las mascotas. Las paredes recuerdan. Bajo esta premisa, ocho directores mexicanos exploraron la arquitectura emocional del México del siglo XX en la película antológica La habitación (2017), nacida del encuentro de los productores Edher Campos y Luis Salinas con un guión de María Diego Hernández.
Partiendo de los últimos días del Porfiriato y los albores de la Revolución Mexicana, las historias que transcurren al interior de la habitación que da título a la cinta recorren puntos clave del pasado nacional en una alegórica reflexión sobre las heridas y cicatrices que este país conserva al día de hoy. Integrada por ocho episodios que más que cortometrajes se sienten como extensiones de la misma trama, La habitación une el talento de ocho directores mexicanos: Carlos Carrera (El crimen del padre Amaro), Daniel Giménez Cacho (Crónica de castas), Carlos Bolado (Colosio: El asesinato), Ernesto Contreras (Sueño en otro idioma), Alfonso Pineda Ulloa (Hasta que te conocí), Alejandro Valle (Historias del desencanto), Iván Ávila Dueñas (El peluquero romántico) y Natalia Beristáin (No quiero dormir sola).
“Hay que entender la delicadeza de que es una sola historia”, cuenta en entrevista Edher Campos, quien también ha producido películas como La jaula de oro (2013) y Año bisiesto (2010). “[Los ocho directores] van llevando al espectador por este recorrido en tiempo y espacio, casi metafísico, donde un mismo sitio va cambiando y cómo la gente se adapta a eso”. Cada director fue elegido por su filmografía y sus respectivas sensibilidades para tratar temas como el genocidio chino en México en las primeras décadas del siglo, la masacre de Tlatelolco en 1968, el terremoto de 1985 e incluso la violencia del crimen organizado en el cambio de siglo.
Para Carlos Carrera, quien dirigió el primer fragmento de la película titulado “El sueño”, participar en La habitación era una forma de explorar temas que se viven todavía en el México contemporáneo. “Quería plantear un poquito cómo era México en esa época, cómo era un sistema de castas, cómo funcionaba el racismo porque sigue siendo igual, ¿no?”, explica en entrevista con Gatopardo. “O sea, no han cambiado mucho las cosas desde 1910 a la fecha y por eso me interesó”. “El sueño” cuenta con las actuaciones de Paulette Hernández (Ángela), Mauricio García Lozano (Alfredo), Kristyan Ferrer (Hilario) y la excelente Ari Albarrán (Guadalupe), quienes introducen a la audiencia en la habitación principal de una casona de principios del siglo XX, enorme y decadente en su esplendor. “Es la primera vez que nos asomamos a este espacio, a esta casa, y me tocó describirlo y la gente que vive en él”, agrega Carrera, quien estrenará pronto su cinta animada Ana y Bruno.
Al elenco mexicano lo complementan histriones extranjeros como la francesa Irène Jacob (La doble vida de Verónica), a quien dirigió Ernesto Contreras, nuevo presidente de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas. “[Me invitaron] y dije ‘¡Por supuesto que quiero hacer esto!’ Iréne Jacob ya estaba confirmada para protagonizar el episodio ‘El erotismo’ y dije ‘Ya ni me manden el guión’”, cuenta en entrevista. “Fue un regalo”. Este episodio transcurre a mediados del siglo y explora el reencuentro entre dos personajes que no se han visto en décadas. A Jacob la acompaña el mexicano Dagoberto Gama (El violín), con quien entabla un delicioso cortejo que desafía las convenciones de su época. “Queríamos que tuviera sabor de esas películas de los años cuarenta,” agrega el director. “Nos aferramos mucho a ese momento de un México distinto que estaba a punto de transformarse en lo que somos ahora. Quería ese sabor de un México que ya no está aquí, un México que se ha transformado”.
La película puede dividirse en dos secciones narrativas: los primeros cinco episodios, dedicados a un México en transformación; y los últimos tres, más cercanos a nuestro día a día. La fotografía de La habitación es un elemento fundamental para apreciar sus sutilezas en el paso del tiempo. Este excelente trabajo es responsabilidad de los cinefotógrafos Guillermo Granillo –encargado de la primera sección– y del polaco Bogumil Godfrejow –encargado de la última–.
Para cerrar la cinta, la cineasta y directora de casting Natalia Beristáin muestra en el último episodio –»La evocación»– la vida de un grupo de voluntarios que manejan un albergue para desplazados por la violencia en México. Este cierre, más que ser un final esperanzador, es un corte de caja que nos muestra al país tal como se encuentra: herido, golpeado, pero resiliente. “No había otra manera de cerrar una metáfora como la que hace La Habitación sobre el país que somos, más que a partir de lo que se está viviendo hoy día,” dice en entrevista Beristáin. “Conlleva una responsabilidad grande porque justo no queríamos caer en cursilerías ni en utopías inalcanzables, sino hacer un retrato honesto y a nuestro parecer verídico de lo que se vive en México en la actualidad y que además es un resultado de la historia reciente de nuestro país. Creo que eso es importante”.
La habitación llega a cines mexicanos el 20 de octubre de 2017.
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