Simon Lavoie y el horror canadiense contemporáneo
Simon Lavoie estrena “The Little Girl Who Was Too Fond of Matches”, un acercamiento valioso a los subtextos políticos del Quebec contemporáneo.
En años recientes, el cine de horror ha visto un sano resurgimiento gracias a historias ricas que van más allá del susto fácil. Películas como la australiana The Babadook (2014) y la estadounidense The Witch (2015) destacan en este movimiento que también ha podido verse en México con cintas de Jorge Michel Grau (Somos lo que hay), Isaac Ezban (Los parecidos) y la multipremiada Issa López (Vuelven). Canadá no se queda atrás y este año estrena The Little Girl Who Was Too Fond of Matches, del director quebequense Simon Lavoie.
Basada en la novela homónima best-seller de Gaètan Soucy, esta película tuvo su premier en el Festival Internacional de Cine de Toronto y formó parte de la Selección Oficial en Competencia de la sexta edición del Festival Internacional de Cine de Los Cabos. En The Little Girl Who Was Too Fond of Matches, Lavoie cuenta la historia de Ali, una niña que fue criada fuera de la sociedad canadiense por un padre estricto y manipulador. Sin recibir educación sobre su propio género y sujeta a los deseos de su padre y su hermano, Ali debe aprender a valerse por sí misma tras la inesperada muerte del primero. Su vida poco convencional y los peligrosos secretos que su familia oculta del resto del mundo la harán un blanco complejo para las comunidades aledañas.
Con una bella fotografía en blanco y negro –responsabilidad de Nicolas Canniccioni– y la potente actuación de Marine Johnson como Ali, The Little Girl Show Was Too Fond of Matches es una parábola inteligente sobre la madurez social, cultural y política de un segmento de la población canadiense. Conversamos con Simon Lavoie sobre la elección de adaptar esta exitosa novela acerca de una época complicada de la historia reciente de Quebec y los oscuros secretos que pueden ocultarse tras la hipocresía del conservadurismo social.
Gatopardo: The Little Girl Show Was Too Fond of Matches es por sí misma una historia impactante. ¿Por qué elegiste adaptar esta novela?
Simon Lavoie: Puede que sea un cliché decirlo, pero no elegí hacerlo. Leí la novela cuando era un estudiante en la Universidad de Quebec en Montreal en 1998, justo cuando la publicaron. Todavía estaba encontrándome como artista y este texto me conmovió. Ayudó a forjar mi universo como creador, mi estética. Así que adaptarlo al cine es como volver a donde todo comenzó.
G: En años recientes hemos visto una evolución del cine de horror, y de tu película se ha dicho que “subvierte,critica y reinventa” el horror canadiense. ¿Por qué te acercaste al género y cuáles fueron tus inspiraciones detrás de ello?
SL: Nunca he sido tan fan del cine de horror, pero noté que en los últimos tres o cuatro años había visto bastantes películas consideradas como lo que los estadounidenses llaman “horror elevado”. Pero cuando filmaba The Little Girl… no estaba tan consciente de su relación con el horror. Para mí eran elementos fantásticos o poéticos. Ya en la edición me fueron más evidentes sus aspectos del género de horror. No podíamos luchar contra ellos así que los dejamos florecer, pero mi intención original no era hacer una película de género.
G: Tu trabajo previo –el largometraje Those Who Make Revolution Halfway Dig Their Own Graves (2016)– Lidia con el sentido de identidad, descubrimiento personal y revolución, tanto interna como social. Esta cinta trata esos temas desde una perspectiva individual con una niña que rompe la estructura patriarcal en la que vive para encontrarse a sí misma. ¿Era tu intención reflejar los movimientos feministas occidentales recientes?
SL: Desde luego que había una reflexión sobre las dificultades inherentes a ser una mujer. Pero también queríamos conectarlo con otros tópicos que enfrentan las sociedades contemporáneas para que esta “película de época” fuera vigente. Quería generar vínculos con la interpretación radical de la religión, con esta protagonista criada en un oscurantismo religioso del cual intenta emanciparse a través de la lectura. Otro aspecto era político, pues es una historia de liberación de un poder externo, y en Quebec es difícil evitar similitudes con nuestra situación actual, nuestra incapacidad de emanciparnos y lograr nuestra independencia.
G: Has dicho sobre tu película que es un drama poético sobre la vida antes de la Revolución Silenciosa. ¿Podría decirse que Ali y su hermano son avatares de la vida sociopolítica y cultural previa a la secularización de esa región? Cómo quebequense, ¿qué significa para ti contar una historia como ésta?
SL: Si queremos llevar la metáfora al extremo, tanto Ali cómo su hermano cristalizan una vívida imagen de las dos posturas políticas principales del Quebec de los últimos 70 años. Por un lado tienes a alguien –el hermano– que vive con miedo: sigue todas las reglas, se cree todas las mentiras de su líder y termina imitándolo, como los quebequenses más profundamente colonizados. Por el otro, tienes a otra persona –Ali– que intenta hacerse su propio lugar en la vida y ponerse al corriente con el resto del mundo; alguien que piensa por sí misma y que quiere romper sus cadenas.
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