La culpa no es de Yoko Ono

La culpa no es de Yoko Ono

La artista conceptual japonesa Yoko Ono y su veta contestataria y feminista.

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Vestida de negro y con gafas para el sol, la artista conceptual japonesa Yoko Ono (Tokio, 1933) recibió a un grupo de periodistas mexicanos en una sala del Museo Memoria y Tolerancia, una mañana de febrero de 2016. Era una mesa redonda previa a la inauguración de su exhibición retrospectiva en México, “Tierra de esperanza”, compuesta por 30 piezas actualizadas al contexto mexicano. A todos los reporteros, se les prohibió previamente hacer mención a John Lennon.

“Estoy consternada porque este mundo se ha vuelto cada vez más violento, porque no hay una total y suficiente comunicación entre hombres y mujeres”, expresó durante la conversación con medios nacionales. “Estoy preocupada e involucrada por encontrar la manera en la que podamos detener esto. Y la única forma en que esto puede ocurrir es con el poder de la mujer”, dijo en entrevista. El empoderamiento femenino ha sido justo un tema recurrente en su obra, desde la década de los sesenta cuando con el performance Cut Piece (1964), criticó la violencia a la que estaba sujeta la mujer, además de la objetificación de su cuerpo.

Asombro, (Amaze, 1971). Laberinto de cristal que reflexiona sobre el rumbo de la vida.

Asombro, (Amaze, 1971). Laberinto de cristal que reflexiona sobre el rumbo de la vida.

En 1973, con el lanzamiento de su álbum Feeling the Space —que grabó con su banda Plastic Ono Band—, Ono expuso su concepto de feminismo al público fuera del mundo del arte. Canciones como “Woman Power” y “Angry Young Woman” expresaban su veta contestataria: “Every woman has a song to sing / Every woman has a story to tell / Make no mistake about it, brothers / We women have the power to move mountains”. Estas ideas se mantienen en piezas como Arising para la que Ono invitó a mujeres de todo el mundo a contribuir con una fotografía de sus ojos y una historia sobre el daño que han vivido por el hecho de ser mujeres. Estas fotografías están colgadas cubriendo un muro del museo en la Ciudad de México.

“Nosotras tenemos nuestro propio poder para dar, sin la necesidad de tomarlo de los hombres. El poder de la mujer es el que nosotras otorgamos”, explicó la artista.

Parte fundamental de “Tierra de esperanza” son las piezas que Ono realizó durante los años sesenta y setenta, cuando estaba enfocada en el movimiento Fluxus y compartía su energía creativa con John Lennon: el poster War is over! (If you want it), el laberinto interactivo Asombro (Amaze) —con un teléfono al centro, del que sólo Ono tiene el número y estará llamando sin aviso previo—, entre muchas otras. Obras como éstas han sido adaptadas al clima de violencia y guerra de las últimas décadas en el mundo; pero su origen sirve como recordatorio de que no necesariamente todo tiempo pasado fue mejor. “No quiero que se malentienda lo que voy a decir, pero los años sesenta son un mito. Lo que pasó, un sueño. Ahora tenemos que olvidar el pasado porque nada de lo que pasó fue tan bueno. Ahora tenemos esta sociedad tan complicada que tenemos que lidiar con ella”, sugirió Ono.

De acuerdo con la artista, lo único que queda hacer es seguir adelante y dejar ir esos tiempos, como muestra su pieza Memoria horizontal, actualizada para presentarse en esta exhibición: en el suelo, a lo largo de un pasillo, han sido colocadas fotografías de personas marginadas, olvidadas, gente que vivió hace tiempo y sobre la que el espectador debe pasar para llegar al otro lado. “No es que uno quiera pisarlas a propósito, pero a veces sólo te queda moverte hacia delante. Podemos olvidar el pasado y pensar en lo que podemos hacer en el presente”, afirmó.

La guerra ha terminado (War is over, 1969). Póster que cuestiona la guerra, realizada en conjunto con John Lennon.

La guerra ha terminado (War is over, 1969). Póster que cuestiona la guerra, realizada en conjunto con John Lennon.

Con más de 60 años rompiendo paradigmas —en 1952, Ono se convirtió en la primera mujer en estudiar filosofía en la Universidad de Gakushuin en Tokio—, la artista todavía encuentra alegría vital y compromiso en su trabajo multidisciplinario. “Sigo haciendo las cosas en las que creo y eso es lo más importante.” En seguida comparó las acciones humanas con una piedra que cae al centro de un océano y genera ondas que se convierten en una ola poderosa al llegar a la orilla. “Los artistas pueden cambiar a la sociedad porque su poder es humilde. Cada pequeña cosa que haces, puede hacer una gran diferencia en la sociedad. Quiero cambiar a toda la sociedad.”

Ejemplo de esta filosofía de cómo las pequeñas acciones —e incluso los pensamientos— pueden generar un cambio es la pieza Imagina la paz, pieza de mapas, dos muros convergentes tapizados con mapas de la república mexicana y de sus regiones más inseguras y violentas. Esta pieza, que se ha presentado anteriormente en Inglaterra, India y Estados Unidos con planos alusivos a distintos conflictos internacionales, depende también de la participación del espectador. Ono invita al visitante a estampar un mensaje de paz en el sitio que desee, uniendo cada sello en una oración conjunta para alcanzar el cambio. “Me gustaría ver a una sociedad pacífica, ver a todos sonriendo, amando y divirtiéndose”, concluyó.

 

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