La mañana que Ray Loriga supo que había ganado el Premio Alfaguara 2017 sintió cómo desaparecía un peso de encima. Días antes, le habían comunicado que su novela Rendición estaba entre las finalistas. “No voy a negar que estaba nervioso. La última noche me costó muchísimo”, dice en entrevista. Y así, ese miércoles 5 de abril, cuando los medios anunciaban al ganador de la vigésima edición del prestigioso premio, Loriga tomaba un par de cervezas en casa. “Más que felicidad eufórica, fue íntima, como un alivio”, recuerda. “Es como si fueras subiendo una pendiente, y de pronto hay un rellano de descanso.” Con 50 años de edad y 25 de carrera —como guionista, director de cine y escritor, con novelas imperdibles como Tokio ya no nos quiere (1999) o Héroes (1994)—, Loriga se corona como uno de los grandes nombres de la literatura hispanoamericana.Rendición nació como una idea vaga hace más de ocho años. Sin planteárselo, una tarde se sentó y escribió las primeras líneas que construyeron la voz de su personaje y narrador, que no quiso abandonar jamás. Su escritura ocurrió a la par que la de Zaza, emperador de Ibiza (2014), una sátira sobre la felicidad, tema que retoma, aunque con acercamientos estilísticos diferentes. “Hacerlo así me permitió proteger esa voz que me interesaba tanto. Todo mi libro está basado en creer en ella, desde el principio hasta el final”, detalla.Rendición recuerda a novelas icónicas como 1984, de George Orwell, o Fahrenheit 451, de Ray Bradbury, por la descripción de una realidad distópica de espacios que son vigilados. El autor explora en la ingenuidad de su protagonista la sumisión de un hombre cuando es despojado de los elementos más básicos para ejercer su libertad. Así, en medio de una guerra que no tiene nombre y es atemporal, el personaje no tiene más remedio que dejar su voluntad en manos de otros —aquellos que aparentemente ostentan el “control” de la situación— y abandonar su hogar junto con su mujer y un niño que había adoptado como suyo. La narración sigue su camino hacia la tierra prometida, la del exilio y refugio de la guerra. La Ciudad Transparente es un sitio sin secretos en donde la felicidad está garantizada. Pero, una vez allí, descubrirá que no todo es así.[caption id="attachment_35544" align="aligncenter" width="715"]
"Rendición" es la más reciente novela del escritor español, ganadora del Premio Alfaguara 2017.[/caption]Loriga recuerda que, como inspiración, pensó en la novela de Jonathan Swift Los viajes de Gulliver, cuyo personaje viaja a lugares remotos donde de pronto es gigante o enano, según la percepción de sus habitantes y, por tanto, juzgado por esa condición. “Esa situación era la que me interesaba contar”, comenta. “Una persona que es obligada a dejar sus raíces y cómo se adapta a esas circunstancias.”Y es que para el autor los seres humanos jugamos un papel similar al de Gulliver cuando nuestra identidad se define —y ahora más que nunca— por la percepción de nuestros pares, amigos y desconocidos mediante el uso de herramientas tecnológicas. Las redes sociales, dice, se han convertido en un mecanismo peligroso de aprobación. “Se trata de esa necesidad de validación, la obsesión por el aprecio de los conocidos y el miedo por el desprecio de desconocidos.” Parece ser que nuestra realidad se ha convertido en esa Ciudad Transparente.Pero ¿qué es la felicidad? Ante esa pregunta, Loriga toma un respiro para después relacionarla con la calma y no precisamente con la euforia. “Me refiero a una tranquilidad sensata, no fingida. Consciente de tus frustraciones.” Rendirse, en todo caso, es aceptar las reglas de convivencia, reconocerse como parte de un colectivo, pero a sabiendas de nuestro derecho a la individualidad y la libertad. “No hay que olvidar que el mundo, y todo en él, es un engaño. El asunto de vivir es un engaño”, remata.