El cuicateco está en riesgo de desaparición y él quiere evitarlo a través de sus canciones.
Yune vá, le dicen todos. “En el vahá es donde lleva el acento y así se pronuncia”, explica Yune Va’a o Alfredo Díaz Nabor, un rapero mexicano, sobre el significado de su nombre artístico en idioma cuicateco. “Pero siempre se distorsiona”, aclara Alfredo sin preocupar demasiado a sus interlocutores.
“Yune” significa viento o aire en español y “va’a” significa casa. Alfredo rapea la lengua indígena que se habla primordialmente en Cuicatlán, región cañada de Oaxaca. “En todo caso sería como casa del viento. inicialmente me hacía llamar ‘demos’ qué significa pueblo en griego, pero cómo hago rap en cuicateco decidí cambiarlo”.
Desde los ocho años de edad Alfredo escucha rap gracias a un primo que se lo enseñó. A los 11 años el joven músico salió de su comunidad de Santa María Pápalo para estudiar la secundaria en la capital de Oaxaca. Durante las primeras semanas en su nueva escuela no entendía muy bien lo que hablaban sus compañeros de clase y tampoco se sentía cómodo para socializar con ellos porque venía de un lugar diferente.
Sin embargo, el rap lo ayudó a hacer amigos que aún conserva. “Uno de mis compañeros me mostró unas canciones que tocaban sus hermanos y ahí empezó a interesarme. Hacíamos rap a conciencia, lo llamamos así porque me gustó el rap que habla de derechos humanos, como Molotov en ese entonces”, dice Yune Va’a en entrevista con Gatopardo.
En la secundaria, Alfredo escuchaba a otros raperos mexicanos como Cártel de Santa, primordialmente por su estilo, pero no retomó sus temáticas porque no se identificaba con ellas.
“Este mensaje de pandillas me gustaba, pero mi estilo de vida es muy paralelo a eso”, dice Yune Va’a, de 23 años de edad, quien eventualmente se mudó a la Ciudad de México para estudiar la ingeniería en Recursos Naturales Renovables y esto lo llevó a hacer trabajo en entornos rurales.
A los 20 años de edad comenzó a escribir canciones sobre sus experiencias en el campo y las familias que lo trabajan, pero en su lengua materna. “Cada vez hablo menos cuicateco, solo cuando estoy en casa con mi familia, en vacaciones. Sobre todo con mi mamá es con quien lo hablo, aunque a veces se nos olvida y cambiamos al español”, cuenta Yune Va’a, quien ríe al evocar esos momentos.
Reconoce que ya no habla el cuicateco al “cien por ciento”, pues ya perdió el acento con el que hablan en su comunidad, al estar tantos años fuera de su casa. Es por ello que cuando tiene que escribir canciones prefiere hacerlo ahí, en Santa María Pápalo, o en contacto con su madre, para quitarse dudas sobre las usanzas del idioma.
El rapero se ha presentado en el Zócalo de la Ciudad de México y en otros recintos como el Museo del Chopo, aunque tiene mejor respuesta en su comunidad. “Hay pocos espacios, pero me emociona estar en el escenario. Yune Va’a es para mí es un personaje a través del que transmito una intención de rescatar la lengua y extender esa identidad hacia mi público, para que vaya a sus raíces”, dice.
Sus canciones, como “En busca del rescate”, llaman conservar el cuicateco, una lengua considerada en mediano riesgo de desaparición, pues tiene poco más de 13 mil hablantes.
Otras de sus canciones hablan de los recursos naturales, la violencia de género o la migración interna que él mismo vivió y que miles mexicanos viven a diario.
Inspirado en otros raperos como Mac Miller y Kendrick Lamar, Yune Va’a también escucha música clásica, trova o hasta el canto cardenche, que descubrió mientras viajaba por Coahuila.
Él ve en el rap una forma de reforzar su identidad y recuerda que los orígenes de este género musical se relacionan con la lucha social de los afrodescendientes en Estados Unidos. Fue gracias a la música que pudo hacer amigos cuando salió de Santa María Pápalo y Yune Va’a sigue estando seguro de que el rap es un factor de cohesión.
Recomendaciones Gatopardo
Más historias que podrían interesarte.