La obsesión por los libros viejos

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Bernardo Esquinca regresa con una nueva entrega de la saga Casasola: “Inframundo”, donde explora las cofradías de los coleccionistas de libros viejos.

Texto de
Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de

En el prólogo de la antología de cuento de horror y leyendas Ciudad Fantasma (Editorial Almadía), editado por los escritores Bernardo Esquinca y Vicente Quirarte, la librería Inframundo, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, es el sitio neurálgico de donde surge la idea de reunir las leyendas de la capital en un volumen impreso. En Inframundo, cuarta entrega de la saga Casasola, Esquinca retoma esa librería como el punto donde convergen en tiempo y espacio dos versiones de la Ciudad de México: la del presente urbano y la de la Inquisición española.

“Es curiosa esa liga involuntaria,” cuenta el autor en entrevista con Gatopardo. “Es de algún modo parte del imaginario de Vicente y mío”. Amante de caminar por las calles del Centro Histórico, el también responsable de Carne de de ataúd (2016) y Los niños de paja (2008) tiene un afecto especial por ese local donde miles de libros antiguos aguardan en silencio a que los elija el lector adecuado. “Es mi favorita de todas las que hay en la calle de Donceles, donde viví, emblemática por sus librerías de viejo”. Por ello eligió esta librería para ser sitio clave en el desarrollo de su más reciente novela, Inframundo, en la que retoma la historia del periodista Casasola y su curiosa relación con el Consejo de Periodistas de Nota Roja Muertos.

bernardo esquinca inframundo libro, int

En esta entrega, Casasola ha encontrado una suerte de estabilidad en su vida: tiene un empleo rutinario, una relación romántica con una prostituta y una vida cada vez más alejada de lo sobrenatural. Hasta que los muertos empiezan a resucitar y caminar entre los vivos. Su abuelo Eugenio –protagonista de Carne de ataúd–, está entre los reencarnados y necesita su ayuda para devolver el orden cósmico a este mundo. En hecho misteriosamente relacionado, la desaparición de un libro maldito pone en riesgo a los integrantes de una sociedad secreta dedicada al coleccionismo de volúmenes antiguos.

* * *

Lee más sobre el horror en literatura y cine:

Vuelven: Los fantasmas de la violencia.

11 libros de horror indispensables.

La vida entre monstruos de Guillermo del Toro.

* * *

“Tenía claro que quería relacionarlos con el siglo XVIII, cuando la Inquisición estaba muy activa y que tendría que ver con libros malditos,” explica Esquinca sobre la novedad de unir dos planos temporales en su más reciente novela a través del puente creado por una librería de viejo. “No conozco un escritor que no sea un bibliómano o que no coleccione libros… También voy contando la historia de este libro maldito, el de Blas Botello que se pierde en la Noche Triste, y voy tejiendo una historia que transcurre de manera paralela en distintas épocas de la ciudad. Entonces para mí eso era lo más atractivo de Inframundo, juntar distintos tiempos para hablar de mis obsesiones desde distintas épocas y ángulos”.Aunque cada novela de la saga Casasola es autoconclusiva, existe entre ellas la liga evidente de los personajes que se mantienen y que en este volumen se encuentran gracias a las fuerzas sobrenaturales que habitan la Ciudad de México. Para este autor, la proliferación de leyendas e historias de horror en México es uno de los mayores atractivos del país. Por ello, le sorprende que apenas esté dándose un renacimiento de la fantasía y el horror en los medios mainstream. “Creo que es más tema de psiquiatras que de académicos el por qué no ha abundado la literatura fantástica y de terror en México, siendo un país tan ligado a la superstición y al pensamiento mágico”, reflexiona. “Siempre ha estado presente de algún modo y las nuevas generaciones llegan sin prejuicios y alimentadas por la cultura pop… creo que si podríamos hablar de un resurgimiento de la literatura fantástica y de terror y también en el cine y en las series de televisión,” concluye.

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En el prólogo de la antología de cuento de horror y leyendas Ciudad Fantasma (Editorial Almadía), editado por los escritores Bernardo Esquinca y Vicente Quirarte, la librería Inframundo, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, es el sitio neurálgico de donde surge la idea de reunir las leyendas de la capital en un volumen impreso. En Inframundo, cuarta entrega de la saga Casasola, Esquinca retoma esa librería como el punto donde convergen en tiempo y espacio dos versiones de la Ciudad de México: la del presente urbano y la de la Inquisición española.

“Es curiosa esa liga involuntaria,” cuenta el autor en entrevista con Gatopardo. “Es de algún modo parte del imaginario de Vicente y mío”. Amante de caminar por las calles del Centro Histórico, el también responsable de Carne de de ataúd (2016) y Los niños de paja (2008) tiene un afecto especial por ese local donde miles de libros antiguos aguardan en silencio a que los elija el lector adecuado. “Es mi favorita de todas las que hay en la calle de Donceles, donde viví, emblemática por sus librerías de viejo”. Por ello eligió esta librería para ser sitio clave en el desarrollo de su más reciente novela, Inframundo, en la que retoma la historia del periodista Casasola y su curiosa relación con el Consejo de Periodistas de Nota Roja Muertos.

bernardo esquinca inframundo libro, int

En esta entrega, Casasola ha encontrado una suerte de estabilidad en su vida: tiene un empleo rutinario, una relación romántica con una prostituta y una vida cada vez más alejada de lo sobrenatural. Hasta que los muertos empiezan a resucitar y caminar entre los vivos. Su abuelo Eugenio –protagonista de Carne de ataúd–, está entre los reencarnados y necesita su ayuda para devolver el orden cósmico a este mundo. En hecho misteriosamente relacionado, la desaparición de un libro maldito pone en riesgo a los integrantes de una sociedad secreta dedicada al coleccionismo de volúmenes antiguos.

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Lee más sobre el horror en literatura y cine:

Vuelven: Los fantasmas de la violencia.

11 libros de horror indispensables.

La vida entre monstruos de Guillermo del Toro.

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“Tenía claro que quería relacionarlos con el siglo XVIII, cuando la Inquisición estaba muy activa y que tendría que ver con libros malditos,” explica Esquinca sobre la novedad de unir dos planos temporales en su más reciente novela a través del puente creado por una librería de viejo. “No conozco un escritor que no sea un bibliómano o que no coleccione libros… También voy contando la historia de este libro maldito, el de Blas Botello que se pierde en la Noche Triste, y voy tejiendo una historia que transcurre de manera paralela en distintas épocas de la ciudad. Entonces para mí eso era lo más atractivo de Inframundo, juntar distintos tiempos para hablar de mis obsesiones desde distintas épocas y ángulos”.Aunque cada novela de la saga Casasola es autoconclusiva, existe entre ellas la liga evidente de los personajes que se mantienen y que en este volumen se encuentran gracias a las fuerzas sobrenaturales que habitan la Ciudad de México. Para este autor, la proliferación de leyendas e historias de horror en México es uno de los mayores atractivos del país. Por ello, le sorprende que apenas esté dándose un renacimiento de la fantasía y el horror en los medios mainstream. “Creo que es más tema de psiquiatras que de académicos el por qué no ha abundado la literatura fantástica y de terror en México, siendo un país tan ligado a la superstición y al pensamiento mágico”, reflexiona. “Siempre ha estado presente de algún modo y las nuevas generaciones llegan sin prejuicios y alimentadas por la cultura pop… creo que si podríamos hablar de un resurgimiento de la literatura fantástica y de terror y también en el cine y en las series de televisión,” concluye.

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“Es curiosa esa liga involuntaria,” cuenta el autor en entrevista con Gatopardo. “Es de algún modo parte del imaginario de Vicente y mío”. Amante de caminar por las calles del Centro Histórico, el también responsable de Carne de de ataúd (2016) y Los niños de paja (2008) tiene un afecto especial por ese local donde miles de libros antiguos aguardan en silencio a que los elija el lector adecuado. “Es mi favorita de todas las que hay en la calle de Donceles, donde viví, emblemática por sus librerías de viejo”. Por ello eligió esta librería para ser sitio clave en el desarrollo de su más reciente novela, Inframundo, en la que retoma la historia del periodista Casasola y su curiosa relación con el Consejo de Periodistas de Nota Roja Muertos.

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En esta entrega, Casasola ha encontrado una suerte de estabilidad en su vida: tiene un empleo rutinario, una relación romántica con una prostituta y una vida cada vez más alejada de lo sobrenatural. Hasta que los muertos empiezan a resucitar y caminar entre los vivos. Su abuelo Eugenio –protagonista de Carne de ataúd–, está entre los reencarnados y necesita su ayuda para devolver el orden cósmico a este mundo. En hecho misteriosamente relacionado, la desaparición de un libro maldito pone en riesgo a los integrantes de una sociedad secreta dedicada al coleccionismo de volúmenes antiguos.

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“Es curiosa esa liga involuntaria,” cuenta el autor en entrevista con Gatopardo. “Es de algún modo parte del imaginario de Vicente y mío”. Amante de caminar por las calles del Centro Histórico, el también responsable de Carne de de ataúd (2016) y Los niños de paja (2008) tiene un afecto especial por ese local donde miles de libros antiguos aguardan en silencio a que los elija el lector adecuado. “Es mi favorita de todas las que hay en la calle de Donceles, donde viví, emblemática por sus librerías de viejo”. Por ello eligió esta librería para ser sitio clave en el desarrollo de su más reciente novela, Inframundo, en la que retoma la historia del periodista Casasola y su curiosa relación con el Consejo de Periodistas de Nota Roja Muertos.

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“Es curiosa esa liga involuntaria,” cuenta el autor en entrevista con Gatopardo. “Es de algún modo parte del imaginario de Vicente y mío”. Amante de caminar por las calles del Centro Histórico, el también responsable de Carne de de ataúd (2016) y Los niños de paja (2008) tiene un afecto especial por ese local donde miles de libros antiguos aguardan en silencio a que los elija el lector adecuado. “Es mi favorita de todas las que hay en la calle de Donceles, donde viví, emblemática por sus librerías de viejo”. Por ello eligió esta librería para ser sitio clave en el desarrollo de su más reciente novela, Inframundo, en la que retoma la historia del periodista Casasola y su curiosa relación con el Consejo de Periodistas de Nota Roja Muertos.

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En esta entrega, Casasola ha encontrado una suerte de estabilidad en su vida: tiene un empleo rutinario, una relación romántica con una prostituta y una vida cada vez más alejada de lo sobrenatural. Hasta que los muertos empiezan a resucitar y caminar entre los vivos. Su abuelo Eugenio –protagonista de Carne de ataúd–, está entre los reencarnados y necesita su ayuda para devolver el orden cósmico a este mundo. En hecho misteriosamente relacionado, la desaparición de un libro maldito pone en riesgo a los integrantes de una sociedad secreta dedicada al coleccionismo de volúmenes antiguos.

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“Tenía claro que quería relacionarlos con el siglo XVIII, cuando la Inquisición estaba muy activa y que tendría que ver con libros malditos,” explica Esquinca sobre la novedad de unir dos planos temporales en su más reciente novela a través del puente creado por una librería de viejo. “No conozco un escritor que no sea un bibliómano o que no coleccione libros… También voy contando la historia de este libro maldito, el de Blas Botello que se pierde en la Noche Triste, y voy tejiendo una historia que transcurre de manera paralela en distintas épocas de la ciudad. Entonces para mí eso era lo más atractivo de Inframundo, juntar distintos tiempos para hablar de mis obsesiones desde distintas épocas y ángulos”.Aunque cada novela de la saga Casasola es autoconclusiva, existe entre ellas la liga evidente de los personajes que se mantienen y que en este volumen se encuentran gracias a las fuerzas sobrenaturales que habitan la Ciudad de México. Para este autor, la proliferación de leyendas e historias de horror en México es uno de los mayores atractivos del país. Por ello, le sorprende que apenas esté dándose un renacimiento de la fantasía y el horror en los medios mainstream. “Creo que es más tema de psiquiatras que de académicos el por qué no ha abundado la literatura fantástica y de terror en México, siendo un país tan ligado a la superstición y al pensamiento mágico”, reflexiona. “Siempre ha estado presente de algún modo y las nuevas generaciones llegan sin prejuicios y alimentadas por la cultura pop… creo que si podríamos hablar de un resurgimiento de la literatura fantástica y de terror y también en el cine y en las series de televisión,” concluye.

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En el prólogo de la antología de cuento de horror y leyendas Ciudad Fantasma (Editorial Almadía), editado por los escritores Bernardo Esquinca y Vicente Quirarte, la librería Inframundo, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, es el sitio neurálgico de donde surge la idea de reunir las leyendas de la capital en un volumen impreso. En Inframundo, cuarta entrega de la saga Casasola, Esquinca retoma esa librería como el punto donde convergen en tiempo y espacio dos versiones de la Ciudad de México: la del presente urbano y la de la Inquisición española.

“Es curiosa esa liga involuntaria,” cuenta el autor en entrevista con Gatopardo. “Es de algún modo parte del imaginario de Vicente y mío”. Amante de caminar por las calles del Centro Histórico, el también responsable de Carne de de ataúd (2016) y Los niños de paja (2008) tiene un afecto especial por ese local donde miles de libros antiguos aguardan en silencio a que los elija el lector adecuado. “Es mi favorita de todas las que hay en la calle de Donceles, donde viví, emblemática por sus librerías de viejo”. Por ello eligió esta librería para ser sitio clave en el desarrollo de su más reciente novela, Inframundo, en la que retoma la historia del periodista Casasola y su curiosa relación con el Consejo de Periodistas de Nota Roja Muertos.

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En el prólogo de la antología de cuento de horror y leyendas Ciudad Fantasma (Editorial Almadía), editado por los escritores Bernardo Esquinca y Vicente Quirarte, la librería Inframundo, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, es el sitio neurálgico de donde surge la idea de reunir las leyendas de la capital en un volumen impreso. En Inframundo, cuarta entrega de la saga Casasola, Esquinca retoma esa librería como el punto donde convergen en tiempo y espacio dos versiones de la Ciudad de México: la del presente urbano y la de la Inquisición española.

“Es curiosa esa liga involuntaria,” cuenta el autor en entrevista con Gatopardo. “Es de algún modo parte del imaginario de Vicente y mío”. Amante de caminar por las calles del Centro Histórico, el también responsable de Carne de de ataúd (2016) y Los niños de paja (2008) tiene un afecto especial por ese local donde miles de libros antiguos aguardan en silencio a que los elija el lector adecuado. “Es mi favorita de todas las que hay en la calle de Donceles, donde viví, emblemática por sus librerías de viejo”. Por ello eligió esta librería para ser sitio clave en el desarrollo de su más reciente novela, Inframundo, en la que retoma la historia del periodista Casasola y su curiosa relación con el Consejo de Periodistas de Nota Roja Muertos.

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En esta entrega, Casasola ha encontrado una suerte de estabilidad en su vida: tiene un empleo rutinario, una relación romántica con una prostituta y una vida cada vez más alejada de lo sobrenatural. Hasta que los muertos empiezan a resucitar y caminar entre los vivos. Su abuelo Eugenio –protagonista de Carne de ataúd–, está entre los reencarnados y necesita su ayuda para devolver el orden cósmico a este mundo. En hecho misteriosamente relacionado, la desaparición de un libro maldito pone en riesgo a los integrantes de una sociedad secreta dedicada al coleccionismo de volúmenes antiguos.

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“Tenía claro que quería relacionarlos con el siglo XVIII, cuando la Inquisición estaba muy activa y que tendría que ver con libros malditos,” explica Esquinca sobre la novedad de unir dos planos temporales en su más reciente novela a través del puente creado por una librería de viejo. “No conozco un escritor que no sea un bibliómano o que no coleccione libros… También voy contando la historia de este libro maldito, el de Blas Botello que se pierde en la Noche Triste, y voy tejiendo una historia que transcurre de manera paralela en distintas épocas de la ciudad. Entonces para mí eso era lo más atractivo de Inframundo, juntar distintos tiempos para hablar de mis obsesiones desde distintas épocas y ángulos”.Aunque cada novela de la saga Casasola es autoconclusiva, existe entre ellas la liga evidente de los personajes que se mantienen y que en este volumen se encuentran gracias a las fuerzas sobrenaturales que habitan la Ciudad de México. Para este autor, la proliferación de leyendas e historias de horror en México es uno de los mayores atractivos del país. Por ello, le sorprende que apenas esté dándose un renacimiento de la fantasía y el horror en los medios mainstream. “Creo que es más tema de psiquiatras que de académicos el por qué no ha abundado la literatura fantástica y de terror en México, siendo un país tan ligado a la superstición y al pensamiento mágico”, reflexiona. “Siempre ha estado presente de algún modo y las nuevas generaciones llegan sin prejuicios y alimentadas por la cultura pop… creo que si podríamos hablar de un resurgimiento de la literatura fantástica y de terror y también en el cine y en las series de televisión,” concluye.

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“Es curiosa esa liga involuntaria,” cuenta el autor en entrevista con Gatopardo. “Es de algún modo parte del imaginario de Vicente y mío”. Amante de caminar por las calles del Centro Histórico, el también responsable de Carne de de ataúd (2016) y Los niños de paja (2008) tiene un afecto especial por ese local donde miles de libros antiguos aguardan en silencio a que los elija el lector adecuado. “Es mi favorita de todas las que hay en la calle de Donceles, donde viví, emblemática por sus librerías de viejo”. Por ello eligió esta librería para ser sitio clave en el desarrollo de su más reciente novela, Inframundo, en la que retoma la historia del periodista Casasola y su curiosa relación con el Consejo de Periodistas de Nota Roja Muertos.

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Bernardo Esquinca regresa con una nueva entrega de la saga Casasola: “Inframundo”, donde explora las cofradías de los coleccionistas de libros viejos.

En el prólogo de la antología de cuento de horror y leyendas Ciudad Fantasma (Editorial Almadía), editado por los escritores Bernardo Esquinca y Vicente Quirarte, la librería Inframundo, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, es el sitio neurálgico de donde surge la idea de reunir las leyendas de la capital en un volumen impreso. En Inframundo, cuarta entrega de la saga Casasola, Esquinca retoma esa librería como el punto donde convergen en tiempo y espacio dos versiones de la Ciudad de México: la del presente urbano y la de la Inquisición española.

“Es curiosa esa liga involuntaria,” cuenta el autor en entrevista con Gatopardo. “Es de algún modo parte del imaginario de Vicente y mío”. Amante de caminar por las calles del Centro Histórico, el también responsable de Carne de de ataúd (2016) y Los niños de paja (2008) tiene un afecto especial por ese local donde miles de libros antiguos aguardan en silencio a que los elija el lector adecuado. “Es mi favorita de todas las que hay en la calle de Donceles, donde viví, emblemática por sus librerías de viejo”. Por ello eligió esta librería para ser sitio clave en el desarrollo de su más reciente novela, Inframundo, en la que retoma la historia del periodista Casasola y su curiosa relación con el Consejo de Periodistas de Nota Roja Muertos.

bernardo esquinca inframundo libro, int

En esta entrega, Casasola ha encontrado una suerte de estabilidad en su vida: tiene un empleo rutinario, una relación romántica con una prostituta y una vida cada vez más alejada de lo sobrenatural. Hasta que los muertos empiezan a resucitar y caminar entre los vivos. Su abuelo Eugenio –protagonista de Carne de ataúd–, está entre los reencarnados y necesita su ayuda para devolver el orden cósmico a este mundo. En hecho misteriosamente relacionado, la desaparición de un libro maldito pone en riesgo a los integrantes de una sociedad secreta dedicada al coleccionismo de volúmenes antiguos.

* * *

Lee más sobre el horror en literatura y cine:

Vuelven: Los fantasmas de la violencia.

11 libros de horror indispensables.

La vida entre monstruos de Guillermo del Toro.

* * *

“Tenía claro que quería relacionarlos con el siglo XVIII, cuando la Inquisición estaba muy activa y que tendría que ver con libros malditos,” explica Esquinca sobre la novedad de unir dos planos temporales en su más reciente novela a través del puente creado por una librería de viejo. “No conozco un escritor que no sea un bibliómano o que no coleccione libros… También voy contando la historia de este libro maldito, el de Blas Botello que se pierde en la Noche Triste, y voy tejiendo una historia que transcurre de manera paralela en distintas épocas de la ciudad. Entonces para mí eso era lo más atractivo de Inframundo, juntar distintos tiempos para hablar de mis obsesiones desde distintas épocas y ángulos”.Aunque cada novela de la saga Casasola es autoconclusiva, existe entre ellas la liga evidente de los personajes que se mantienen y que en este volumen se encuentran gracias a las fuerzas sobrenaturales que habitan la Ciudad de México. Para este autor, la proliferación de leyendas e historias de horror en México es uno de los mayores atractivos del país. Por ello, le sorprende que apenas esté dándose un renacimiento de la fantasía y el horror en los medios mainstream. “Creo que es más tema de psiquiatras que de académicos el por qué no ha abundado la literatura fantástica y de terror en México, siendo un país tan ligado a la superstición y al pensamiento mágico”, reflexiona. “Siempre ha estado presente de algún modo y las nuevas generaciones llegan sin prejuicios y alimentadas por la cultura pop… creo que si podríamos hablar de un resurgimiento de la literatura fantástica y de terror y también en el cine y en las series de televisión,” concluye.

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La obsesión por los libros viejos

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Bernardo Esquinca regresa con una nueva entrega de la saga Casasola: “Inframundo”, donde explora las cofradías de los coleccionistas de libros viejos.

En el prólogo de la antología de cuento de horror y leyendas Ciudad Fantasma (Editorial Almadía), editado por los escritores Bernardo Esquinca y Vicente Quirarte, la librería Inframundo, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, es el sitio neurálgico de donde surge la idea de reunir las leyendas de la capital en un volumen impreso. En Inframundo, cuarta entrega de la saga Casasola, Esquinca retoma esa librería como el punto donde convergen en tiempo y espacio dos versiones de la Ciudad de México: la del presente urbano y la de la Inquisición española.

“Es curiosa esa liga involuntaria,” cuenta el autor en entrevista con Gatopardo. “Es de algún modo parte del imaginario de Vicente y mío”. Amante de caminar por las calles del Centro Histórico, el también responsable de Carne de de ataúd (2016) y Los niños de paja (2008) tiene un afecto especial por ese local donde miles de libros antiguos aguardan en silencio a que los elija el lector adecuado. “Es mi favorita de todas las que hay en la calle de Donceles, donde viví, emblemática por sus librerías de viejo”. Por ello eligió esta librería para ser sitio clave en el desarrollo de su más reciente novela, Inframundo, en la que retoma la historia del periodista Casasola y su curiosa relación con el Consejo de Periodistas de Nota Roja Muertos.

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En esta entrega, Casasola ha encontrado una suerte de estabilidad en su vida: tiene un empleo rutinario, una relación romántica con una prostituta y una vida cada vez más alejada de lo sobrenatural. Hasta que los muertos empiezan a resucitar y caminar entre los vivos. Su abuelo Eugenio –protagonista de Carne de ataúd–, está entre los reencarnados y necesita su ayuda para devolver el orden cósmico a este mundo. En hecho misteriosamente relacionado, la desaparición de un libro maldito pone en riesgo a los integrantes de una sociedad secreta dedicada al coleccionismo de volúmenes antiguos.

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Lee más sobre el horror en literatura y cine:

Vuelven: Los fantasmas de la violencia.

11 libros de horror indispensables.

La vida entre monstruos de Guillermo del Toro.

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“Tenía claro que quería relacionarlos con el siglo XVIII, cuando la Inquisición estaba muy activa y que tendría que ver con libros malditos,” explica Esquinca sobre la novedad de unir dos planos temporales en su más reciente novela a través del puente creado por una librería de viejo. “No conozco un escritor que no sea un bibliómano o que no coleccione libros… También voy contando la historia de este libro maldito, el de Blas Botello que se pierde en la Noche Triste, y voy tejiendo una historia que transcurre de manera paralela en distintas épocas de la ciudad. Entonces para mí eso era lo más atractivo de Inframundo, juntar distintos tiempos para hablar de mis obsesiones desde distintas épocas y ángulos”.Aunque cada novela de la saga Casasola es autoconclusiva, existe entre ellas la liga evidente de los personajes que se mantienen y que en este volumen se encuentran gracias a las fuerzas sobrenaturales que habitan la Ciudad de México. Para este autor, la proliferación de leyendas e historias de horror en México es uno de los mayores atractivos del país. Por ello, le sorprende que apenas esté dándose un renacimiento de la fantasía y el horror en los medios mainstream. “Creo que es más tema de psiquiatras que de académicos el por qué no ha abundado la literatura fantástica y de terror en México, siendo un país tan ligado a la superstición y al pensamiento mágico”, reflexiona. “Siempre ha estado presente de algún modo y las nuevas generaciones llegan sin prejuicios y alimentadas por la cultura pop… creo que si podríamos hablar de un resurgimiento de la literatura fantástica y de terror y también en el cine y en las series de televisión,” concluye.

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Bernardo Esquinca regresa con una nueva entrega de la saga Casasola: “Inframundo”, donde explora las cofradías de los coleccionistas de libros viejos.

En el prólogo de la antología de cuento de horror y leyendas Ciudad Fantasma (Editorial Almadía), editado por los escritores Bernardo Esquinca y Vicente Quirarte, la librería Inframundo, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, es el sitio neurálgico de donde surge la idea de reunir las leyendas de la capital en un volumen impreso. En Inframundo, cuarta entrega de la saga Casasola, Esquinca retoma esa librería como el punto donde convergen en tiempo y espacio dos versiones de la Ciudad de México: la del presente urbano y la de la Inquisición española.

“Es curiosa esa liga involuntaria,” cuenta el autor en entrevista con Gatopardo. “Es de algún modo parte del imaginario de Vicente y mío”. Amante de caminar por las calles del Centro Histórico, el también responsable de Carne de de ataúd (2016) y Los niños de paja (2008) tiene un afecto especial por ese local donde miles de libros antiguos aguardan en silencio a que los elija el lector adecuado. “Es mi favorita de todas las que hay en la calle de Donceles, donde viví, emblemática por sus librerías de viejo”. Por ello eligió esta librería para ser sitio clave en el desarrollo de su más reciente novela, Inframundo, en la que retoma la historia del periodista Casasola y su curiosa relación con el Consejo de Periodistas de Nota Roja Muertos.

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En esta entrega, Casasola ha encontrado una suerte de estabilidad en su vida: tiene un empleo rutinario, una relación romántica con una prostituta y una vida cada vez más alejada de lo sobrenatural. Hasta que los muertos empiezan a resucitar y caminar entre los vivos. Su abuelo Eugenio –protagonista de Carne de ataúd–, está entre los reencarnados y necesita su ayuda para devolver el orden cósmico a este mundo. En hecho misteriosamente relacionado, la desaparición de un libro maldito pone en riesgo a los integrantes de una sociedad secreta dedicada al coleccionismo de volúmenes antiguos.

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En el prólogo de la antología de cuento de horror y leyendas Ciudad Fantasma (Editorial Almadía), editado por los escritores Bernardo Esquinca y Vicente Quirarte, la librería Inframundo, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, es el sitio neurálgico de donde surge la idea de reunir las leyendas de la capital en un volumen impreso. En Inframundo, cuarta entrega de la saga Casasola, Esquinca retoma esa librería como el punto donde convergen en tiempo y espacio dos versiones de la Ciudad de México: la del presente urbano y la de la Inquisición española.

“Es curiosa esa liga involuntaria,” cuenta el autor en entrevista con Gatopardo. “Es de algún modo parte del imaginario de Vicente y mío”. Amante de caminar por las calles del Centro Histórico, el también responsable de Carne de de ataúd (2016) y Los niños de paja (2008) tiene un afecto especial por ese local donde miles de libros antiguos aguardan en silencio a que los elija el lector adecuado. “Es mi favorita de todas las que hay en la calle de Donceles, donde viví, emblemática por sus librerías de viejo”. Por ello eligió esta librería para ser sitio clave en el desarrollo de su más reciente novela, Inframundo, en la que retoma la historia del periodista Casasola y su curiosa relación con el Consejo de Periodistas de Nota Roja Muertos.

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En esta entrega, Casasola ha encontrado una suerte de estabilidad en su vida: tiene un empleo rutinario, una relación romántica con una prostituta y una vida cada vez más alejada de lo sobrenatural. Hasta que los muertos empiezan a resucitar y caminar entre los vivos. Su abuelo Eugenio –protagonista de Carne de ataúd–, está entre los reencarnados y necesita su ayuda para devolver el orden cósmico a este mundo. En hecho misteriosamente relacionado, la desaparición de un libro maldito pone en riesgo a los integrantes de una sociedad secreta dedicada al coleccionismo de volúmenes antiguos.

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“Tenía claro que quería relacionarlos con el siglo XVIII, cuando la Inquisición estaba muy activa y que tendría que ver con libros malditos,” explica Esquinca sobre la novedad de unir dos planos temporales en su más reciente novela a través del puente creado por una librería de viejo. “No conozco un escritor que no sea un bibliómano o que no coleccione libros… También voy contando la historia de este libro maldito, el de Blas Botello que se pierde en la Noche Triste, y voy tejiendo una historia que transcurre de manera paralela en distintas épocas de la ciudad. Entonces para mí eso era lo más atractivo de Inframundo, juntar distintos tiempos para hablar de mis obsesiones desde distintas épocas y ángulos”.Aunque cada novela de la saga Casasola es autoconclusiva, existe entre ellas la liga evidente de los personajes que se mantienen y que en este volumen se encuentran gracias a las fuerzas sobrenaturales que habitan la Ciudad de México. Para este autor, la proliferación de leyendas e historias de horror en México es uno de los mayores atractivos del país. Por ello, le sorprende que apenas esté dándose un renacimiento de la fantasía y el horror en los medios mainstream. “Creo que es más tema de psiquiatras que de académicos el por qué no ha abundado la literatura fantástica y de terror en México, siendo un país tan ligado a la superstición y al pensamiento mágico”, reflexiona. “Siempre ha estado presente de algún modo y las nuevas generaciones llegan sin prejuicios y alimentadas por la cultura pop… creo que si podríamos hablar de un resurgimiento de la literatura fantástica y de terror y también en el cine y en las series de televisión,” concluye.

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“Es curiosa esa liga involuntaria,” cuenta el autor en entrevista con Gatopardo. “Es de algún modo parte del imaginario de Vicente y mío”. Amante de caminar por las calles del Centro Histórico, el también responsable de Carne de de ataúd (2016) y Los niños de paja (2008) tiene un afecto especial por ese local donde miles de libros antiguos aguardan en silencio a que los elija el lector adecuado. “Es mi favorita de todas las que hay en la calle de Donceles, donde viví, emblemática por sus librerías de viejo”. Por ello eligió esta librería para ser sitio clave en el desarrollo de su más reciente novela, Inframundo, en la que retoma la historia del periodista Casasola y su curiosa relación con el Consejo de Periodistas de Nota Roja Muertos.

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En esta entrega, Casasola ha encontrado una suerte de estabilidad en su vida: tiene un empleo rutinario, una relación romántica con una prostituta y una vida cada vez más alejada de lo sobrenatural. Hasta que los muertos empiezan a resucitar y caminar entre los vivos. Su abuelo Eugenio –protagonista de Carne de ataúd–, está entre los reencarnados y necesita su ayuda para devolver el orden cósmico a este mundo. En hecho misteriosamente relacionado, la desaparición de un libro maldito pone en riesgo a los integrantes de una sociedad secreta dedicada al coleccionismo de volúmenes antiguos.

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“Tenía claro que quería relacionarlos con el siglo XVIII, cuando la Inquisición estaba muy activa y que tendría que ver con libros malditos,” explica Esquinca sobre la novedad de unir dos planos temporales en su más reciente novela a través del puente creado por una librería de viejo. “No conozco un escritor que no sea un bibliómano o que no coleccione libros… También voy contando la historia de este libro maldito, el de Blas Botello que se pierde en la Noche Triste, y voy tejiendo una historia que transcurre de manera paralela en distintas épocas de la ciudad. Entonces para mí eso era lo más atractivo de Inframundo, juntar distintos tiempos para hablar de mis obsesiones desde distintas épocas y ángulos”.Aunque cada novela de la saga Casasola es autoconclusiva, existe entre ellas la liga evidente de los personajes que se mantienen y que en este volumen se encuentran gracias a las fuerzas sobrenaturales que habitan la Ciudad de México. Para este autor, la proliferación de leyendas e historias de horror en México es uno de los mayores atractivos del país. Por ello, le sorprende que apenas esté dándose un renacimiento de la fantasía y el horror en los medios mainstream. “Creo que es más tema de psiquiatras que de académicos el por qué no ha abundado la literatura fantástica y de terror en México, siendo un país tan ligado a la superstición y al pensamiento mágico”, reflexiona. “Siempre ha estado presente de algún modo y las nuevas generaciones llegan sin prejuicios y alimentadas por la cultura pop… creo que si podríamos hablar de un resurgimiento de la literatura fantástica y de terror y también en el cine y en las series de televisión,” concluye.

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