En 2019, durante el estallido social de Chile, el finado expresidente Sebastián Piñera intentó controlar las manifestaciones con un despliegue de veinte mil carabineros y armas “no letales”: la policía disparó contra la población civil con balines antidisturbios y bombas lacrimógenas. Hubo más de 400 víctimas con mutilaciones en el rostro y traumas oculares. Este artículo, publicado originalmente en noviembre de 2022, es uno de los ejemplos más dramáticos de violencia policial en Chile.