Cuando se convirtieron en sinónimo de peligro y contagio, las escuelas tuvieron que cerrar. Millones de niños y niñas no pudieron seguir la educación en línea y quedaron a la deriva. La pandemia vino a resaltar las viejas grietas de América Latina: las desigualdades sociales, las distancias económicas y la brecha digital. Pero hubo maestros que con ingenio y organización no dejaron solos a sus alumnos. Éstas son historias de heroicidad de quienes, a pesar de todo, siguieron ejerciendo su oficio: la enseñanza.