Ha sido la tormenta perfecta. Ante el gradual aumento de consumo de fentanilo en el norte de México, los casos de sobredosis se han vuelto una crisis ignorada por gobernantes, pero que se vive en carne propia en las calles de las ciudades fronterizas. La situación ha desnudado una falta de coordinación entre autoridades sanitarias y ministeriales para identificar y registrar los casos de muertes por sobredosis. Lo que apunta a un peligroso subregistro de víctimas. Esta es la historia que viven médicos, forenses y rescatistas.