Que la muerte accidental de Francisco Blake Mora, secretario de Gobernación de Felipe Calderón, haya provocado tal pesquisa de agentes judiciales sobre un par de tuiteros con mala suerte, solo se explica por dos hechos: eran tiempos convulsos y Twitter representaba un universo aparte.
Te presentamos un repaso de las páginas del expediente que la policía de inteligencia mexicana (DFS) tuvo sobre avistamientos de ovnis en México, desde testimonios en Guerrero hasta lo visto en Ciudad Pemex.
Como respuesta a la impotencia de los familiares de desaparecidos, prospera una ola de videntes que en redes sociales venden falsa esperanza. Es uno de los últimos signos de la descomposición social en el país.
El rescate de la memoria de las víctimas de la Guerra Sucia corre paralelo a la voluntad de obstruir, ocultar e incluso destruir los archivos que lo permiten. A pocas semanas de que la Comisión de la Verdad rinda su informe final, presentamos testimonios de primera mano de los efectos —transexenales— de tal contrasentido, y voces del recuerdo que de cualquier forma se abre paso.
Tres décadas después del asesinato de Luis Donaldo Colosio, toca mirar con lupa el expediente mediante el cual se inventó a un asesino, en el que proliferaron confesiones y testimonios “fuera de proceso” (o directamente paranormales), el que sostuvo con pinzas una teoría de complot, el que muestra las huellas del fiscal Chapa Bezanilla. No queda de otra: es el expediente sobre el que trabaja la Fiscalía que hoy, como en un ritual cíclico, tiene la misión de esclarecer el trauma nacional.
Uno de los casos judiciales más escandalosos se ha destapado por completo. Miles de documentos revelan la red que el multimillonario Jeffrey Epstein logró tejer para abusar y traficar a decenas de mujeres. Hombres poderosos están involucrados en el caso, pero no tantos como se ha dado a conocer.
Una imagen sacudió al país en 1994. La del secretario general del PRI, José Francisco Ruiz Massieu, asesinado una mañana de septiembre. Era el tercer crimen de un sexenio complejo. Las autoridades señalaron como responsable a un político asignado a cargos menores, Manuel Muñoz Rocha, pero cercano al hermano del entonces presidente de México. La fiscalía armó un caso que se enredaba en una trama de traiciones. Una bruja se convertiría en pieza fundamental y en un festín amarillista para la prensa.
Un hospital privado de Ciudad Juárez compró una unidad de radioterapia con una fuente de cobalto-60, sin cumplir una sola norma internacional de radiactividad. Se mantuvo en desuso hasta que fue robada, desmantelada y vendida como chatarra en 1983. Acabó fundida en miles de varillas que fueron enviadas por México y Estados Unidos. El expediente del caso es desclasificado para reconstruir el peor accidente nuclear de América Latina, señalar las consecuencias y, sobre todo, las omisiones de las autoridades.