Ningún adjetivo parece desproporcionado a la hora de describir lo que sucede cada año en este lugar de la provincia de Chubut, en la costa atlántica de la Patagonia argentina. Es un paraje inhóspito, alejado de todo, mundialmente célebre por la migración de cientos de miles de pingüinos de Magallanes que llegan aquí a reproducirse. Pero las hipérboles apenas alcanzaron a nombrar lo ocurrido allí en 2021, cuando maquinaria pesada destruyó a pichones y nidos de pingüino.
Luego de las elecciones primarias en Argentina, Sergio Massa, ministro de Economía y candidato oficialista, repartió beneficios, puso en marcha ayudas fiscales, participó en actos de campaña, dio entrevistas y, como si no fuera parte del gobierno ni estuviera a cargo de una economía en crisis, prometió un futuro mejor, la recuperación del salario, la defensa de la industria nacional, y más. Está más de seis puntos arriba del que será su rival el próximo 19 de noviembre: Javier Milei. Desde entonces habla como si ya hubiera ganado.
Vaca Muerta era una tierra de oportunidades, el primer desarrollo de fracking en América Latina. Una veintena de empresas llegaron a perforar el suelo y fracturarlo día y noche. Debajo yacía una promesa descomunal: millones de metros cúbicos de gas, millones de barriles de petróleo, miles de millones de dólares. Cerca de ahí, en Sauzal Bonito, las oportunidades se convirtieron en un tembladeral. Sus habitantes sufren enjambres sísmicos que no tienen explicación.