Tiempo de lectura: 3 minutosEn principio el whisky se divide a partir del grano que utiliza para su producción. Hay whiskies de maíz (como el Bourbon americano), de centeno, de trigo y de cebada, el más común. La cebada, también utilizada para hacer cerveza, tiene un protagonismo particular en los single malt. A diferencia de los blended, mezcla de distintos granos, estos whiskies están hechos únicamente a base de cebada malteada, lo que les da un sabor y aroma más intenso.
Glenfiddich, por su sabor e historia, es el primer gran single malt whisky del mundo y el más vendido. El nombre de la marca –fundada por William Grant y sus hijos en 1886 en Dufftown, Escocia– viene de glen, que significa valle, y fiddich, que significa ciervo. “El whisky de malta, hasta 1961, era solo consumido en Escocia. Los escoceses, que eran los únicos que lo conocían, sabían que su olor y sabor era más potente, y que tenía un carácter y untuosidad más fuerte por utilizar barriles de primer y segundo uso. Casi un siglo después de la fundación de Glenfiddich, en 1963, Alexander Grant y Charles Gordon, tercera generación de la familia, lanzaron la marca al mundo. Nuestro primer cliente global fue el hotel Waldorf Astoria en Nueva York, ahí se creó la categoría de los single malts como se conocen hoy en día”, explica el brasileño Christiano Protti, embajador de la marca.
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Whisky Glenfiddich 12 años.
Glenfiddich, al tener una historia tan larga, ha pasado por varios cambios. Este año la marca lanzó dos nuevas botellas para sus whiskies de 12 y 15 años. Este cambio no es el primero por el que ha pasado la botella, pero sí uno de los más importantes. Con el objetivo de hacer un homenaje a sus raíces, la nueva botella destaca sus rasgos más singulares: su fisonomía triangular –lo que Protti explica como una visualización de los tres ingredientes esenciales para hacer whisky: agua pura, cebada malteada y levadura–, una etiqueta más grande y blanca –en donde es posible ver la cantidad de años que lleva el whisky en barrica–, y sobre todo la imagen de un ciervo que hace alusión al lugar en donde todo comenzó.
Para elegir un buen whisky, primero es importante conocer nuestro propio paladar: ¿Qué queremos? ¿Un whisky fresco, o uno más fuerte y dulce? ¿Un blended, un single malt o un bourbon? Para esto la botella es importante; ahí se puede obtener toda la información necesaria para hacer la mejor compra. “Yo siempre digo que hay que poner atención a las etiquetas. Glenfiddich lo tiene todo escrito ahí, hasta cómo está elaborado. Puede decir que está hecho en barricas de jerez, por ejemplo. El jerez es un vino, y el vino está hecho de uva, entonces cuando tú sacas tu destilado de 12 años vas a sacar un whisky con aromas y sabores frutales”, explica Protti.
Lo mismo sucede cuando el whisky se añeja en barriles de Bourbon americano, o en barricas de roble. Por ejemplo, el Glenfiddich 12 años tiene sabores acaramelados por su doble añejamiento en barricas de jerez y bourbon. Por otro lado, el Glenfiddich 15 años utiliza el sistema de crianza solera, o sea que hay una mezcla entre whiskies añejos y líquido nuevo para darle sabores más complejos. Al añejarse en barricas de jerez, bourbon y nuevas barricas de roble. Con este sistema se logra crear un whisky armonioso con capas profundas de especias cálidas, miel y fruta.
Es posible elegir un gran whisky, y Glenfiddich, que en su portafolio tiene botellas de 12, 15, 18 y hasta 50 años, sigue siendo uno de los mejores del mundo.
Otro punto para elegir un whisky, y probablemente el más importante, es cómo se va a tomar. Los más puristas dirían que el whisky se debe de tomar solo. Así se toma en Escocia, pero las diferencias culturales juegan un papel importante. En muchos lugares se puede servir con agua, o en un cóctel. “Yo siempre comento: ‘Mira, el whisky es mío, yo lo compré y yo lo tomo como quiero’. […] Aquí en México y en Brasil estamos un poco fuera de la curva, porque nosotros tenemos destilados locales. Entonces los mexicanos toman tequila puro y los brasileños toman cachaza pura”, dice Protti.
Al final del día, una bebida tan icónica como el whisky viene con algunas preconcepciones. En los medios, la bebida se ha retratado como una bebida varonil y lujosa, pero en realidad es una bebida de muchos matices. Es posible elegir un gran whisky, y Glenfiddich, que en su portafolio tiene botellas de 12, 15, 18 y hasta 50 años, sigue siendo uno de los mejores del mundo. “Es un trago que es para compartir y disfrutar”, finaliza Protti.