Poleana, un juego de mesa que nació en la cárcel de Lecumberri

Poleana: el juego de mesa que nació en la cárcel

La poleana llegó a las calles cuando los exconvictos lo introdujeron a la comunidad.

Tiempo de lectura: 2 minutos

La poleana es un juego de mesa que se inventó en la cárcel. Sus orígenes exactos son un misterio, algunos dicen que nació en las entrañas de la cárcel de Lecumberri, ahí donde José Revueltas escribió la novela El Apando y David Alfaro Siqueiros pintó mientras cumplía su condena un mural que aún se conserva.

Otros, aseguran que fue en la penitenciaría de Santa Martha Acatitla donde nació la poleana y comenzó a ser popular tanto entre los reos como los policías que en sus tiempos de esparcimiento lo jugaban para pasar el rato. La verdad es que nadie sabe dónde, cómo ni cuándo exactamente fue inventado pero se tiene la certeza de que este juego de policías y ladrones nació en la cárcel.

Poleana, int2

La poleana llegó a las calles cuando los convictos salían de la cárcel y lo introducían a sus círculos más cercanos. Poco a poco este juego de tablero cuadrado con un boquete en el centro dejó de ser un pasatiempo para los reos y comenzó a popularizarse en la Ciudad de México.

El juego consiste en un avanzar el mayor número de casillas sin caer en manos de la policía quien puede hacer retroceder al ladrón. Cada uno de los jugadores se distingue por un color y debe dar una vuelta completa. Si uno de los cuatro jugadores cae en una casilla ocupada por la pieza de otro jugador éste debe regresar al inicio del tablero sin importar cuánto haya avanzado.

La poleana o poliana es un juego de mesa más callejero. Es común encontrarse con personas jugándolo en parques públicos y solitarias meseas que en principio se destinaron al ajedrez. Arriba de las mesas un tablero hecho de madera con un tamaño que puede variar. Y aunque uno puede encontrarse con un tablero más casero (con las casillas marcadas con pluma) hay otras que se venden en más de mil pesos.

Poleana, int1

La gente se reúne alrededor de las mesas y pocas sillas que hay y disfruta de una amistosa partida de poleana. Y aunque las reglas varían entre las personas que lo juegan lo habitual es que cada partida dura máximo tres horas. Entre ese lapso de tiempo uno puede observar a uno que otro curioso acercarse. Muchos de ellos conocen el juego y otros preguntan de dónde salió o qué es ese tan extraño tablero hecho de madera.

Hay que observar con atención la siguiente vez que uno vea a alguien jugar algo sobre las mesas públicas, quién sabe quizá corra con suerte y se encuentre una partida o torneo de poleana, uno de los pasatiempos que se pueden encontrar entre el caos de esta enorme ciudad.

Texto publicado originalmente en Local.mx

COMPARTE
Lo más leído en Gatopardo
  • Recomendaciones Gatopardo

    Más historias que podrían interesarte.