“No queremos ir solos”, dice el padre Jorge Atilano González, coordinador de programas sociales de los jesuitas. Desde el asesinato de dos sacerdotes en Cerocahui, Chihuahua, las agresiones que viven los miembros de la iglesia en México han pasado a la primera plana.
Los jesuitas que fueron asesinados este lunes, Javier Campos y Joaquín César Mora, eran reconocidos y apreciados por la comunidad de Cerocahui debido a sus labores en defensa de la cultura rarámuri. Los habitantes resienten estos homicidios y están atemorizados.